Una intervención policial en Comas permitió capturar a dos delincuentes que integraban una red dedicada a extorsionar a mototaxistas y comerciantes de Lima Norte. La detención ocurrió cuando los sospechosos retiraban una fuerte suma de dinero en un agente bancario. Ambos quedaron en manos de la División de Investigación de Extorsiones para determinar su nivel de participación en la organización criminal.
La captura se produjo en el momento exacto en que los intervenidos salían del establecimiento con 7 500 soles, monto que habría sido exigido a diversas víctimas mediante amenazas. Los agentes actuaron tras un seguimiento que habría detectado movimientos reiterados vinculados al cobro de cupos.
La mujer implicada, identificada como Fiorella Esther Galarza Basilio, fue ubicada dentro de un vehículo cerca de una botica. Desde allí habría coordinado el retiro, indicando que, debido a un reciente parto, pidió a un taxista que realizara la transacción por ella. También afirmó que recibía una ganancia por cada operación.
Raúl Félix Serrano Ayala fue interceptado al salir del agente bancario con el dinero guardado en una bolsa. Señaló que solo cumplió con hacer el retiro siguiendo las indicaciones de la mujer, quien le entregó los datos necesarios para la operación.

Hallazgo de evidencias
Durante el registro al vehículo donde se encontraba la intervenida, los policías incautaron diez celulares, tres tarjetas bancarias del BCP y una serie de vouchers de retiro, elementos que, de acuerdo con la Policía, respaldan la existencia de una estructura dedicada al cobro de cupos en varios puntos de Comas.
Las primeras indagaciones apuntan a que, además de mototaxistas, la banda habría exigido pagos semanales a negocios como ferreterías, licorerías y boticas. Los montos oscilaban entre 8 y 10 mil soles, bajo amenaza de ataques o daños contra los trabajadores.
Ambos detenidos fueron trasladados a la sede central de la Dirincri, donde permanecen en calidad de investigados. Los agentes buscan identificar a otros integrantes de la red, incluidos quienes entregaban las tarjetas usadas en los retiros.
Según declaraciones de los mandos policiales a cargo, este tipo de organizaciones operan con métodos violentos y generan un clima de temor permanente entre sus víctimas, que temen agresiones o incendios si se niegan a pagar los cupos.


