El presidente José Jerí inicia su gobierno con una popularidad del 58% a nivel nacional, según la última encuesta de Datum Internacional para El Comercio. Esta es la primera medición de su desempeño tras cumplirse su primer mes desde que asumió la Presidencia de la República, el pasado 10 de octubre. La cifra contrasta significativamente con el escaso 3% que registró la exmandataria Dina Boluarte antes de ser vacada por el Congreso, pero además constituye el nivel de aprobación más alto alcanzado por un gobernante en los últimos cinco años.
De acuerdo con el estudio a escala nacional, la desaprobación de Jerí es del 30%, en tanto un 12% no precisó su posición. Su popularidad es más alta en el norte del país y en Lima/Callao, donde alcanza el 63% y 62%, respectivamente. En el sur, su aprobación es de 46%, mientras que su desaprobación asciende al 36%. Esta última es la región donde menos apoyo obtiene y, a su vez, donde más lo desaprueban con comparación con el resto del país. Sin embargo, incluso allí, su nivel de aprobación sigue siendo mayor.
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Y, aunque su popularidad es transversal, se aprecia una ligera mayor incidencia entre la población de 18 hasta los 44 años, donde el apoyo oscila entre el 59% y el 61%. En cuanto al género, su aprobación es prácticamente similar entre hombres (58%) y mujeres (59%).




Sin embargo, el respaldo que hoy obtiene Jerí —quien antes de asumir el cargo registraba un 83% de desaprobación como presidente del Congreso— no se extiende al resto del Ejecutivo. El jefe del Gabinete Ministerial, Ernesto Álvarez, cuenta con un 49% de rechazo y solo un 23% de aprobación. Además, el 71% de la ciudadanía considera que el estado de emergencia —una de las principales medidas adoptadas para enfrentar la inseguridad— no viene dando resultados.
Por otro lado, la aprobación del Parlamento subió siete puntos porcentuales respecto a la última medición, ubicándose ahora en 15%, la más alta de los últimos cuatro años. Su desaprobación pasó del 88% al 79%.
Además, Renzo Reggiardo, quien asumió las riendas de la Alcaldía de Lima tras la salida de Rafael López Aliaga para su postulación, empieza su gestión edil con un 44% de aprobación.

Análisis…
La verdadera prueba, por Urpi Torrado*
José Jerí inicia su gestión presidencial con una aprobación del 58%, una cifra importante si se considera el desgaste institucional que atraviesa el país y si se compara con gestiones anteriores. Desde el año 2000, el Perú ha experimentado cinco renuncias o vacancias presidenciales. Comparar esta popularidad inicial con la de mandatarios elegidos por voto popular puede resultar tentador, pero sería impreciso. Las circunstancias no son las mismas. No es lo mismo llegar al poder por elección directa que asumirlo tras una crisis o una salida abrupta del antecesor. En este caso, cabe resaltar que es la segunda popularidad más alta, luego de Valentín Paniagua.
Aun así, los primeros días de Jerí han despertado expectativas. Si bien la mayoría de peruanos aún no percibe grandes cambios, las medidas anunciadas y los gestos políticos del nuevo presidente han sorprendido a la ciudadanía y han marcado distancia respecto a la gestión de Dina Boluarte. Sus primeras decisiones generan una sensación inmediata de movimiento y renovación. En un país acostumbrado a la parálisis, esa diferencia no pasa desapercibida.
El efecto también se ha sentido en el Congreso, cuya aprobación sube de 8% a 15% tras la decisión de declarar la vacancia y permitir la sucesión presidencial. Aunque el incremento es significativo, no alcanza para revertir la percepción negativa que predomina sobre el Parlamento. La ciudadanía reconoce la medida como necesaria, pero considera que llegó tarde. La demora en actuar ha pasado factura, y la mejora en los índices de aprobación aún no se traduce en legitimidad.
Esta es, en definitiva, la foto de inicio del nuevo gobierno. La verdadera prueba será la consistencia. Mantener la popularidad inicial requiere más que gestos o anuncios, demanda resultados visibles, una gestión eficiente y una narrativa de cambio que conecte con las expectativas de la población. Las próximas mediciones mostrarán si el apoyo se consolida o si, como ha ocurrido tantas veces, el entusiasmo inicial se diluye en la rutina política. Aunque la bancada de Somos Perú es pequeña, Jerí tiene a su favor el apoyo ciudadano, un capital valioso para realizar reformas.
*Urpi Torrado es CEO de Datum Internacional.

Puntos de vista
A opinión del analista político Enrique Castillo, son cuatro los factores que le han permitido a Jerí obtener esa popularidad: su estilo personal y la imagen “dinámica” que proyecta al mostrarse activo fuera de Palacio; la visibilidad de sus acciones contra la inseguridad (como visitas a penales y operativos de madrugada); su trato directo con la prensa y la ciudadanía (a pesar de que aún no concede una entrevista); y la percepción de que se mantiene alejado de cuotas partidarias.
Sin embargo, Castillo advierte que la estrategia está centrada en fortalecer la imagen del propio Jerí y no la del Gobierno en su conjunto. “Esos dos indicadores, la desaprobación del primer ministro y el descontento con el estado de emergencia, te muestra que hay una diferencia muy grande entre las acciones y los ministros del Gobierno; y José Jerí”, remarcó.
Por ello, el analista político sostiene que una popularidad basada en el personaje —y no en una administración gubernamental— difícilmente podrá sostenerse si no viene acompañada de resultados concretos.
“La alta popularidad no es sostenible si no se condice con éxitos en la gestión o decisiones audaces. Es un capital que Jerí ha acumulado en su primer mes. Sin embargo, es un capital que puede perder muy rápidamente, si es que la gente empieza a exigirle resultados. Y hasta ahora no tiene resultados”, aseveró Castillo.
Por su parte, la analista política Daniela Ibáñez comentó que, si bien al asumir el poder Jerí era una figura mayormente desconocida, su estrategia comunicacional le permitió una oportunidad para que gran parte de la ciudadanía forme una “primera impresión”. Así, las denuncias en su contra “se vieron opacadas por una imagen Bukelizada al llegar al poder, mostrando intencionalidad desde los primeros días en combatir la inseguridad”.
En el plano psicológico y comunicacional, Ibáñez señaló que su constante exposición mediática, proyectando liderazgo y energía, reforzó una asociación emocional positiva en la ciudadanía. “Cuanta más exposición positiva, mayor simpatía y aprobación”, dijo. Añadió que, al tratarse de un gobierno de corto plazo, “la ciudadanía evalúa más la intencionalidad que los resultados concretos”.
