MIRA: Prolima propone remodelar la Plaza Mayor de Lima: Así puedes dar tu opinión sobre el proyecto
Con 71 votos a favor, los parlamentarios reviven un tema que ya se había descartado en el pasado. En 1987, durante el primer gobierno aprista, la Cámara de Diputados propuso reflotar la nave, pero el Servicio de Salvamento junto a la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra declararon “técnicamente imposible” la labor. En el 2010, el entonces comandante general del Ejército, Otto Guibovich, mostró el mismo interés aunque el tema no prosperó. Once años después, sería el ministro de Cultura Ciro Gálvez quien declarase sus intenciones de “recuperar” la goleta hundida el 13 de setiembre de 1880 frente a las costas de Chancay, recibiendo como respuesta un recordatorio sobre el veredicto de 1987.
Newsletter Buenos días


En las últimas décadas se ha planteado más de una vez el reflote de la goleta Covadonga, hundida durante la Guerra del Pacífico, pese a que la labor se considera “técnicamente imposible” desde finales de los ochenta.
/
“La idea de diseñar un proyecto de arqueología marina, aunque difícil y costosa no es descabellada, en el caso de la Covadonga es un disparate”, aseguraba a El Comercio el historiador Héctor López Martínez sobre la iniciativa de Gálvez.
Sin embargo, la Covadonga no es la única joya histórica que descansa sobre el fondo marino peruano. A falta de un inventario nacional sobre patrimonio submarino, historiadores navales y arqueólogos subacuáticos han estimado que en el mar peruano existirían por lo menos 200 pecios, correspondientes sobre todo a la época colonial, los primeros años de la República, la Guerra del Pacífico y la fiebre del guano.
“A lo largo de la costa hay una serie de buques hundidos en distintas épocas, la importancia de un buque reside en la información que te da sobre la sociedad en la que fue construido. Cuando un buque se hunde, se hunde con todo lo que lleva y refleja un momento determinado de la sociedad de origen”, comenta a El Comercio el historiador y docente en el departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, Jorge Ortiz Sotelo.

El 8 de agosto de 1868, un terremoto de gran intensidad seguido de un tsunami terminó hundiendo la corbeta América frente a las costas de Arica.
/
– Testigos de época –
Ortiz Sotelo, quien además posee un doctorado en Historia Marítima por la Universidad de Saint Andrews de Escocia y es profesor principal en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, conoce de primera mano la labor detrás de la búsqueda por estos tesoros. Hace más de 10 años lideró una investigación subacuática financiada por la National Geographic frente a las costas de Cerro Azul en busca del galeón Santa Ana. “En 1615 se hundieron un galeón y un patache tras un combate con una escuadra neerlandesa. No hemos podido ubicar el buque pero alguna aproximación hay. Era un buque enorme que transportaba a cerca de 400 personas y debe tener restos que permitirían conocer un poco más a la sociedad de esa época. Tomando en cuenta que los buques que navegaban en el Pacífico eran construidos en el Pacífico, reflejaban una tecnología desarrollada en gran medida localmente”, asegura.
Otro periodo destacado por el experto es la fiebre del guano que vivió el país en el siglo XIX y sobre la que el Ministerio de Cultura mostró especial interés este año al declarar a las embarcaciones Chincha Norte y Chincha Sur como patrimonio cultural de la nación.
El académico explica que la primera inmersión que se debe realizar para este trabajo es en los archivos históricos, para posteriormente “hacerle preguntas a los restos que la arqueología debe tratar de responder”. En ese sentido, Ortiz asegura que “en arqueología subacuática no necesariamente sacas cosas. Primero prospectas, después inspeccionas, fotografías, registras, pero no necesariamente sacas porque, además, lo más costoso es después preservar las piezas en la superficie”.
Otra fotografía invaluable sobre nuestro pasado, resalta el historiador, se encuentra cerca a las costas del Callao. “En 1580 (el corsario inglés) Francis Drake incendió y hundió un montón de buques en el Callao. El 90% del comercio que hubo en la costa del Pacífico estuvo basado en el Callao, pero el terremoto y maremoto de 1746 desapareció todo. Entonces, la única forma de respondernos preguntas sobre la sociedad anterior a ello es a través de la arqueología subacuática”, resalta, aunque admite que es una labor costosa, de larga duración y para la que aún se necesitan más especialistas nacionales.
Actualmente tenemos dos o tres arqueólogos subacuáticos en el país”, explica. Ante este vacío, señala Ortiz, “normalmente los que encuentran los restos son los pescadores y se pasan la voz, todo el mundo quiere tener un poco y lo que se da es el huaqueo”.
RELATOS HISTÓRICOS
Los naufragios de los vapores Rímac y Colombia fueron documentados a detalle. El primero por Ricardo Palma, quien iba a bordo; y el segundo por El Comercio, que pudo conversar con los pasajeros tras su rescate.
– Análisis obligatorio –
Sin duda uno de los periodos que más hundimientos registraron en nuestras costas fue la Guerra del Pacífico. Además de la Covadonga, hundida gracias a una brillante estrategia nacional que camufló explosivos en un pequeño bote, en el lecho marino existen otros testigos de la resistencia peruana durante el conflicto.
“El autohundimiento de naves era una práctica muy usual. En Arica hundimos al Manco Cápac, del cual también los chilenos sacaron cosas. Acá en el Callao hundimos al Unión, al Atahualpa y bastantes transportes que teníamos para que no hubiese oportunidad de que siguieran operando”, resalta el historiador.

El 7 de junio de 1880, en el marco de guerra con Chile, el monitor Manco Capac fue hundido por su propia tripulación tres kilómetros al oeste de la desembocadura del río San José para evitar que cayera en manos del enemigo.
/
En el caso puntual de la Covadonga, Ortiz recuerda que ya “hemos sacado cosas de ahí, le hemos metido dinamita, le hemos metido draga, hemos hecho barbaridad y media”, pero también aclara que hablar sobre un reflote implica varios factores a tomar en cuenta.
“En primer lugar se debe analizar la parte legal porque es un buque de Estado, perteneció a Chile, se hundió con su bandera y por consiguiente debemos ver si el derecho internacional aún lo reconoce como buque chileno. Hubo casos como el de la fragata Mercedes en los que la justicia ha reconocido que un buque hundido en 1804 sigue siendo español. En cuanto a lo real, de la Covadonga sacaríamos probablemente trozos de madera, pero tendríamos que pensar en armar el enorme rompecabezas sumergido por 140 años y el proceso que demanda mantener una madera que ha cambiado su composición. Para eso se deberá pedir opinión a los arqueólogos subacuáticos”, finaliza.
