Terror en la Muralla de Chuquitanta por seis – El reportero andino

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En las inmediaciones de la Muralla de Chuquitanta han asesinado a seis personas en menos de un mes, lo que ha generado pánico entre los residentes, quienes manifestaron a El Comercio su deseo de mudarse, pero esa intención se desvanece debido a que no cuentan con recursos económicos.

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Carlos Salas Abusada
Los policías cercaron la zona para buscar evidencia que ayude a identificar a los criminales. (Foto: El Comercio/@photo.gec)

Los policías cercaron la zona para buscar evidencia que ayude a identificar a los criminales. (Foto: El Comercio/@photo.gec)

Doble crimen en la Muralla de Chuquitanta

Dos personas fueron asesinadas de más de 20 disparos en un tramo de la avenida Josefina, en los alrededores de la Muralla de Chuquitanta, la noche del último martes. Los vecinos escucharon el sonido de las llantas de vehículos y, enseguida, oyeron una ráfaga de disparos. Ellos no salieron de inmediato de sus casas por temor a que les disparen.

Fuentes policiales indicaron que se trataría de dos hombres extranjeros, quienes habrían sido trasladados hasta el lugar en dos camionetas. Los cuerpos estaban maniatados y presentaban signos de tortura.

Los vecinos escucharon hasta 20 disparos en el asesinato de dos hombres en la zona de la Muralla de Chuquitanta.  (Foto: El Comercio/@photo.gec)

Los vecinos escucharon hasta 20 disparos en el asesinato de dos hombres en la zona de la Muralla de Chuquitanta. (Foto: El Comercio/@photo.gec)

Otro caso similar sucedió el pasado 8 de octubre. Dos menores de edad, ambos de 16 años, y un joven de 18 años fueron asesinados balazos en medio de la avenida Prolongación Naranjal. Este triple crimen causó conmoción entre los vecinos que habitan la zona, ya que los disparos se realizaron en la madrugada y se escucharon más de 20, incluso los residentes pensaron en un inicio que se trataba de fuegos artificiales.

Tras tres semanas de relativa calma, el pasado lunes, 3 de noviembre, un hombre fue hallado muerto en medio de un montículo de residuos sólidos y en la parte baja de la huaca. La Policía estableció que la víctima fue asesinada en otro lugar y su cuerpo fue lanzado en el sitio arqueológico en horas de la noche.

Sin embargo, el asesinato que más atención concitó fue el de Patrick Zapata Coletti, ocurrido el 19 de abril del 2015, solo unos días después de declarar ante la Policía por el atentado que sufrió Gerald Oropeza López en San Miguel. Unos 13 balazos acabaron con su vida.

Patrick Zapata Coletti fue acribillado por sujetos armados en la zona de la Muralla de Chuquitanta. (Foto: Trome)

Patrick Zapata Coletti fue acribillado por sujetos armados en la zona de la Muralla de Chuquitanta. (Foto: Trome)

Otros crímenes

A fines de julio pasado, se halló el cuerpo de un joven de aproximadamente 25 años que presentaba impactos de bala en la espalda, el rostro y la pierna. No pudo ser identificado, por lo que se sospechó que se trataba de un extranjero.

El agricultor Javier Florencio Egas Mallma (47) fue hallado muerto, el 9 de junio del 2024, en el interior de una bolsa de rafia. El móvil del homicidio sería el robo de 60 mil soles que portaba la víctima.

La Muralla de Chuquitanta, el escenario de los asesinatos

Los recientes asesinatos en los alrededores evidencia que la Muralla de Chuquitanta es el escenario preferido por los sicarios para perpetrar sus crímenes, ya que a lo largo de la avenida Prolongación Naranjal, tal como lo constató El Comercio, no hay alumbrado público ni cámaras de seguridad.

Los vecinos consultados por este Diario coincidieron en señalar que los crímenes son cometidos en horas de la noche o en la madrugada, ya que no hay mucho tránsito de personas en el lugar por ser una zona arqueológica y agrícola. En los alrededores de la Huaca El Paraíso hay unas cuantas viviendas, pero en su mayoría están deshabitadas.

La Muralla de Chuquitanta está bajo administración del Ministerio de Cultura.

La Muralla de Chuquitanta está bajo administración del Ministerio de Cultura.

Además, resaltaron que los criminales cometen los homicidios en esa zona porque pueden fugar hacia la zona de Márquez, en el Callao, y Ventanilla. Un hombre que trabaja en la zona agrícola contó que los sicarios tienen que usar vehículos, ya que varios tramos de la Prolongación Naranjal no están asfaltados, están cubiertos de tierra o presentan huecos, por lo que resulta dificultoso el desplazamiento en moto.

Una mujer que vive en la zona cerca de 20 años contó a El Comercio que años atrás en la Muralla de Chuquitanta no se presentaban estos casos de asesinatos, ya que solo se conocían del hallazgo de hombres en estado de inconciencia tras ser ‘pepeados’ en discotecas de Lima norte. Precisó que casi todas las víctimas no viven en los alrededores y que son llevadas hasta esa zona para ser asesinadas o traen sus cuerpos y los arrojan en los sectores donde no hay alumbrado público.

Incluso, recordó que hace más de 15 años en la Muralla de Chuquitanta las autoridades habían colocado un vigilante para impedir que personas de otras zonas dejen residuos sólidos a lo largo de la huaca, lo que, según consideró, impedía a los criminales efectuar los asesinatos.

Los vecinos denunciaron que ante cualquier incidente la Policía demora en llegar, ya que la comisaría de Pro, que es la más cercana está ubicada a más de 15 minutos de distancia, lo que dificulta una rápida atención en caso deseen avisar de un crimen.

Asú luce la Muralla de Chuquitanta de día, sin mucho desplazamiento de personas.

Asú luce la Muralla de Chuquitanta de día, sin mucho desplazamiento de personas.

Una madre de familia relató que la zona de Chuquitanta no era violenta, pues en los alrededores solo vivían pocas personas que trabajaban en las chacras y que no había pandilleros ni bandas criminales.Sin embargo, con los últimos hechos ha optado por no dejar salir a sus hijos y que no transiten más de las 7 de la noche.

En la Muralla de Chuquitanta se perpetran ajustes de cuentas, afirma especialista

Juan Carlos Sotil, experto en temas de seguridad ciudadana y criminalidad, indicó que los asesinatos registrados en la Muralla de Chuquitanta serían producto del enfrentamiento entre bandas criminales que se disputan el mercado de la extorsión, la venta de droga y la trata de personas con fines de explotación sexual.

Sotil indicó que los signos de tortura que presentan los cuerpos, la forma cómo son ejecutados y la zona donde se perpetra el crimen evidencian que se trata de ajustes de cuentas entre bandas.

“Son tantas bandas criminales que se están dedicando a la extorsión y se disputan el mercado. Estas ejecuciones corresponden a ese tipo de ajustes de cuentas entre bandas”, indicó el especialista a El Comercio.

“Son ejecuciones, no son asesinatos por robo, lucro o por otra circunstancia. Estas personas son llevadas a estos lugares para ser asesinadas. Tiene características de un ajuste de cuentas”, agregó.

Sotil recordó que San Martín de Porres es uno de los distritos más peligrosos de Lima y en el que se han asentado bandas criminales extranjeras. Por ello, consideró fundamental que las autoridades tomen acción ante lo que ocurre en la Muralla de Chuquitanta, como la instalación de iluminación y cámaras de videovigilancia.

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