Su nombre es Renato Ríos y considera a Trvko como un amigo. Habla con la mano derecha apoyada en la mesa: no puede cerrar el puño. El meñique no responde desde la noche del 15 de octubre, cuando una esquirla desprendida de un disparo realizado por el suboficial Luis Magallanes le alcanzó la mano durante su huida de Plaza Francia. La esquirla fue extraída en el Hospital Loayza.
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Al día siguiente, en su primera manifestación oficial, Magallanes sostuvo que realizó un solo disparo. Sin embargo, el testimonio del herido y un nuevo video —obtenido por este medio— indican que hubo al menos cinco.
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Ríos y Trvko compartían un mismo grupo: el bloque hip hop de San Martín de Porres. Para las once de la noche, ya eran uno de los varios colectivos que habían decidido retirarse. Durante horas, habían permanecido en la primera línea de protesta. “Escuchamos el primer plomazo. Mauricio cae”, relata Ríos. En ese momento, un hombre de civil, armado, corre hacia Camaná. Ríos lo sigue.
Ese primer impacto fue el proyectil que ingresó por rebote y causó la muerte de Mauricio Ruiz Sanz, conocido como Trvko.

Renato Ríos perdió la movilidad de su dedo tras caerle una esquirla durante la protesta el pasado octubre. Foto: Adrián Sarria Muñoz / La República.
La persecución
“Yo lo sigo por Camaná. Cuando estoy por alcanzarlo, voltea y dispara”, sostiene Ríos. No logra alcanzarlo. No se sabe dónde terminó ese proyectil.
Ya en avenida Uruguay, ocurre otro disparo. Ríos siente ardor en la mano. “Miro y estoy sangrando”, dice. Un grupo de personas detiene una camioneta de la Policía y exige que trasladen al herido. Lo llevan al Hospital Loayza, donde los médicos le retiran la esquirla metálica.
En ese momento, Ríos ya está fuera de la escena. Pero la secuencia de disparos no termina ahí.
El disparo en Garcilaso: el nuevo video
Un tercer testigo, que solicita mantener su identidad en reserva, grabó el tramo siguiente. El registro, de siete segundos, fue tomado en la cuadra 11 de avenida Garcilaso de la Vega, tras la salida del pasaje desde Uruguay.
En las imágenes se observa al mismo hombre de civil corriendo y disparando hacia atrás. No se advierte agresión física inmediata en el instante del fogonazo. Este disparo corresponde a un momento posterior al traslado de Ríos.
El testigo cuenta que no participaba en la protesta. Había avanzado desde Plaza Francia hacia jirón Camaná y luego hacia avenida Uruguay, donde encontró el paso bloqueado por agentes policiales. Para evitar el cordón, tomó el pasaje que conecta con Garcilaso. En ese punto escuchó lo que creyó que era una lacrimógena. Al ver a personas correr hacia él, decidió sacar su teléfono y grabar.

El pasado 15 de octubre, la Generación Z convocó a una protesta nacional que culminó con fuertes enfrentamientos con la PNP. Foto: Archivo LR.
“Yo no conocí al chico, pero quién sabe, el disparo pudo caerme a mí. Aunque tengo temor, lo hago por justicia”, declara. Afirma que no sabía que el hombre armado era un policía; solo vio a “una persona armada” en huida y a otra persiguiéndolo a pocos metros. En su registro se escucha una voz que grita: “¡Está armado, ha disparado a un manifestante!”
El video confirma al menos un disparo más después del traslado de Ríos al hospital, es decir, un quinto tiro dentro de la misma cadena de desplazamiento.
El caso Ríos en el plano judicial
El 30 de octubre, la Tercera Fiscalía Supraprovincial dispuso desacumular el hecho referido a la lesión de Renato Ríos y abrir una carpeta fiscal independiente, separándolo del caso principal que comprende la muerte de Mauricio Ruiz Sanz y los demás heridos de Plaza Francia.
Hasta entonces, todos los hechos formaban parte de un mismo contexto de actuación policial en la noche del 15 de octubre. Con la separación, el disparo que hiere a Ríos deja de ser analizado junto al que causa la muerte de Ruiz Sanz y a la secuencia general de intervenciones en el Cercado.
Para el abogado Carlos Rivera, esta decisión fragmenta la investigación y afecta la comprensión de la secuencia completa de disparos realizada por el suboficial Magallanes durante su repliegue.
Según el registro revisado por este medio, a casi un mes de lo ocurrido, Renato Ríos aún no ha sido citado a rendir declaración fiscal, pese a ser el único herido directo en esa persecución.
Rivera sostiene que la secuencia registrada no permite sostener que Magallanes actuó en legítima defensa. “No es un disparo en una situación de riesgo inmediato. Él está trotando, gira, se toma un segundo y dispara”, afirma.

Colectivos se unieron a una vigilia por Eduardo Ruiz, alias ‘Trvko’: Foto: Gabriela Sánchez/ Hablemos por Igual
El abogado precisa que en los tramos siguientes la conducta es la misma: “En la calle Uruguay y luego llegando a Garcilaso, vuelve a voltear y volver a disparar”.
Para él, eso muestra continuidad, no reacción espontánea. “No estamos frente a un solo tiro. Por lo menos se pueden contabilizar cinco detonaciones”, añade.
Sobre la desacumulación fiscal del caso de Ríos, advierte: “Separar su lesión del resto fragmenta el análisis. La secuencia es una sola. Si se investiga como hechos aislados, se pierde la estructura completa del uso del arma”.
“Siento que todavía está ahí la bala”
Ríos conoció a Mauricio Ruiz Sanz —Trvko— en actividades culturales de hip hop comunitario en San Martín de Porres. “Primero lo vi como artista, pero sobre todo como padre”, recuerda. “Siempre estaba con su hijo. Era alguien que estaba construyendo un espacio para los más chicos.”
Ambos habían participado en talleres y presentaciones en plazas, colegios y casas culturales. Aquella noche del 15 de octubre, habían decidido replegarse. “Él fue a avisar a los que seguían adelante para que también se replegaran”, cuenta.
Tras el disparo, Ríos lo ve caer. Empieza a correr. “Atrapar a esa persona era la prueba de lo que había pasado”, dice.
Hoy, casi un mes después, todavía no puede cerrar el puño. “El meñique no responde”, explica. “Siento que todavía está ahí la bala, aunque la esquirla ya la sacaron.”
Renato Ríos intenta mover los dedos. La mano se resiste. La rigidez del meñique parece decir más que cualquier expediente: que hay heridas que el cuerpo recuerda aunque la justicia las aparte. Decide hablar, pese al temor que aún mantiene, porque cree que puede ayudar a conseguir justicia por su amigo.
Entre Plaza Francia, Uruguay y Garcilaso, se oyeron cinco disparos. Pero lo que sigue resonando, más fuerte que el plomo, es el eco de un país que no logra cerrar el puño de la justicia.
