
El reciente cruce de mensajes entre el presidente de la República, José Jerí, y el excongresista y precandidato presidencial por Cooperación Popular, Yonhy Lescano, tuvo lugar en la red social X (antes Twitter). El episodio se inició con una publicación de Lescano, quien cuestionó la labor de la prensa por lo que calificó como “elogios al teatro que hace este gobierno”, tras las intervenciones estatales en centros penitenciarios. En su mensaje, Lescano expresó: “Hemos regresado a la época fujimontesinista. Cada vez peor, la democracia está siendo destruida por una dictadura corrupta”.
La respuesta de José Jerí buscó restar importancia a las declaraciones del exparlamentario. “Siempre he respetado sus opciones y lo seguiré haciendo aunque no tengan mayor sentido”, manifestó el mandatario, aludiendo directamente a la postura crítica de su interlocutor. Posteriormente, Jerí se refirió a la reciente actividad de Lescano en las estaciones de metro, instancia donde se lo vio portando un megáfono para dirigirse al público, lo que el presidente resaltó de manera irónica al mencionar: “Por cierto, me agrada verlo con el megáfono en calle”.
La interacción entre ambos dirigentes refleja parte del clima político de confrontación en el país. Yonhy Lescano ha intensificado su presencia pública en el contexto de la precampaña, utilizando espacios de alto tránsito para promover su mensaje y visibilizar su candidatura, mientras José Jerí ha enfatizado una postura de distanciamiento respecto a las críticas y manifestó que la reacción ciudadana frente a este tipo de protestas suele ser de indiferencia.
La dinámica entre el jefe de Estado y quien aspira a sucederlo da cuenta de la tónica del debate político vigente, en el que el uso de redes sociales y espacios públicos ha adquirido especial relevancia para la exposición y respuesta a las críticas, así como para la búsqueda de apoyo ciudadano por parte de las distintas figuras políticas.

El país atraviesa un clima de desconfianza política tras la destitución de Dina Boluarte y la asunción de José Jerí Oré como presidente. El relevo ocurrió en medio del descrédito institucional, con protestas mayoritarias en regiones como el sur y centro del país, escenarios que mostraron el mayor rechazo tanto hacia la administración anterior como hacia el nuevo gobierno. En este contexto, una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), realizada entre el 18 y 22 de octubre de 2025 a 1.210 personas a nivel nacional, revela que el 53% de los ciudadanos rechaza la llegada de Jerí a la presidencia, mientras que el 32% la aprueba. El porcentaje de indecisos o que prefirió no opinar alcanza el 15%.
La desaprobación hacia José Jerí es predominante en todos los estratos sociales y regiones, aunque su mayor nivel de apoyo se detecta en Lima y en los sectores de mayor poder adquisitivo. Ninguno de estos grupos supera el 40% de respaldo. El sondeo muestra, además, que el 62% de los encuestados considera que el Congreso tuvo “mucha influencia” durante la gestión de Dina Boluarte, y un 49% teme que esa tendencia continúe bajo Jerí. Estas percepciones se suman a la creencia de que el Ejecutivo permanece estrechamente vinculado al Legislativo, lo que incrementa la sensación de continuidad política y limita las expectativas de cambio.
El nivel de escepticismo también se refleja en la preferencia ciudadana sobre el futuro del Ejecutivo: un 37% estima que lo mejor sería que Jerí permanezca en el cargo, mientras un 23% prefiere que sea reemplazado. Otro 26% opina que no hay diferencia entre mantenerlo o destituirlo. La confianza en las instituciones sigue en descenso; solo un 8% deposita confianza en el Congreso y menos del 10% en la Presidencia o el Poder Judicial. Frente a este escenario, el gobierno de Jerí inicia su mandato bajo el desafío permanente de legitimidad y estabilidad.
