Daniella Raffo: “La innovación necesita de – El reportero andino

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—¿Cuál es el obstáculo más grande al trabajar por el desarrollo de la educación en el Perú?

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Carlos Salas Abusada

Creo que el desafío más grande, y el cual se convierte en una brecha de nuestro sistema educativo, es la falta de continuidad en el liderazgo institucional. Hemos tenido 15 ministros de Educación en diez años y cada uno entra con su visión. A mí me ha pasado cuando he trabajado en el Estado, cada vez que cambiaban a mi jefe, que era el Primer Ministro, perdía días tras días contándole lo que se había hecho, lo que se quería hacer, esperando a ver si aprobaban la continuación del plan. La falta de continuidad en la política realmente le afecta al servidor público porque invierte mucho tiempo en esa transición y luego, además, no hay continuidad en la visión que se tiene sobre qué se necesita para cambiar el sistema educativo. La innovación necesita de alguien que la sostenga a lo largo del tiempo.

— ¿Y es algo que se repite en el Estado en general?

Sí, es muy similar a lo que pasa con la educación. Es fundamental el liderazgo, si el jefe no está involucrado y no comparte tu visión, es muy difícil que la innovación se vuelva prioridad. Normalmente tienes mil cosas que hacer y además debes dedicarle un tiempo a innovar, cómo haces eso si no tienes un compromiso de tus superiores ni esa visión clara hacia dónde se quiere llegar por más que aún no se conozca el camino. El síntoma es el miedo del servidor público, pero al final no hay un espacio seguro para innovar. Yo creo que la autonomía de un sistema es inversamente proporcional a la confianza que existe en ese sistema, en uno como el peruano hay muy poca autonomía porque hay mucha desconfianza. Eso hace que al final del día el servidor público no tenga margen para innovar porque su rol está muy normado, no hay esa seguridad psicológica para explorar algo nuevo. Son raros los casos que logran hacerlo.

“La autonomía de un sistema es inversamente proporcional a la confianza que existe en él, y en el Perú hay muy poca autonomía porque hay mucha desconfianza”

— Hace unos meses El Comercio estuvo en Harvard para cubrir el evento Perú 2025, ahí conocimos a jóvenes talentosos que soñaban con volver y trabajar en el Estado, pero también temían la inestabilidad que acarreaba. ¿Cuánto talento cree usted que estamos perdiendo por tanta inestabilidad en nuestro sistema?

Muchísimo. El Estado no es un lugar que naturalmente atraiga talento. Tanto desde la falta de incentivos hasta la forma en que está estructurado el trabajo a través del manual de funciones y los parámetros estrictos que pone para la acción, en general tú en el Estado no quieres salirte de tu línea. Cuando el talento quiere salirse de esa línea, el Estado lo penaliza. Todo requiere la aprobación de alguien más para la proactividad. Yo soy jurado en el premio de Buenas Prácticas de Gobierno en Ciudadanos al Día desde hace varios años y la verdad que es un espacio súper rico donde se ven estos focos de luz de equipos de servidores públicos que son apasionados por el ciudadano, por lograr un impacto y que persisten por sacar sus proyectos contra viento y marea. Es un desafío profesional trabajar ahí, querer cambiarlo, pero involucra un riesgo muy grande que no todos están dispuestos a correr.

—¿Cómo lograron sacar adelante una plataforma como Gob.pe pese a todo lo que menciona?

Es un proyecto hermoso y nació con mucho apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. Entré a trabajar con Fernando Zavala ni bien entró Pedro Pablo Kuczynski en el 2016 y él nos dio un reto muy claro: necesito que innoven para acercar el Estado al ciudadano. Formé un equipo multidisciplinario y se generaron las condiciones para poder trabajar. Investigamos cómo se construía esa cercanía, lo primero que debía cambiar era la comunicación, porque el ciudadano no entendía al Estado. No solo era un tema de lenguaje, sino que el ciudadano no piensa: “Iré al Reniec a inscribir a mi hijo”, sino: “Ha nacido mi hijo, qué debo hacer”. Quisimos ayudarlos a armar ese rompecabezas en lugar de decirles que busquen lo que necesitan. Al inicio muchos nos decían que era un cambio en cómo se veían las páginas del Estado pero no, es mucho más profundo. La primera etapa se enfocó en la comunicación y la segunda en transformar los servicios digitales, no digitalizar el papel sino recrear el servicio desde una perspectiva digital.

“El Estado no es un lugar que naturalmente atraiga talento (…) Cuando el talento quiere salirse de las normas, el Estado lo penaliza”

— ¿Cuánta gente conformaba ese equipo inicial?

Éramos unas 12 personas. Teníamos desarrolladores, pero también antropólogos, diseñadores industriales, comunicadores, entre otros, todo con la idea de formar equipos interdisciplinarios para hacer las investigaciones, diseñar y trabajar con los equipos de desarrollo de los ministerios para la programación. Era difícil contratar procesos ágiles porque el Estado está acostumbrado a comprar un producto en lugar de resultados. Gob.pe era un proyecto dentro de este laboratorio de innovación que habíamos formado en el Gobierno y lo que decíamos era que no podíamos hacer todo solos por lo mismo que éramos un equipo muy chico, así que nos dedicamos a ayudar al Estado a incorporar esta mentalidad de diseño centrado en el ciudadano.

—¿Qué opina sobre los recientes esfuerzos del Ministerio de Educación por implementar la IA en las escuelas?

En general se ha pensado que todas las innovaciones tecnológicas transformarán a la educación. Primero la radio, luego la televisión, ahora la IA. Todo viene con su promesa de cambio, pero creo que el foco debe estar en trabajar con el liderazgo de los actores, en este caso los profesores, para poder lograr esos cambios. Que entiendan realmente de IA, todo lo que se puede hacer y a partir de ahí implementen soluciones. Pero también ser muy conscientes del contexto, no me refiero solamente a un tema socioeconómico, sino a qué es lo apropiado para el nivel de desempeño educativo en el que estamos. Cuando trabajé en McKinsey al inicio de mi carrera, pude trabajar mucho en un marco que desarrollaron sobre los factores que hacen que una escuela vaya de un sistema educativo con un desempeño pobre a uno promedio, a uno bueno y a uno excelente. Dependiendo de esos estados se implementan ciertas innovaciones. Por ejemplo, hay un modelo súper interesante en Estados Unidos donde los estudiantes hacen dos horas de matemáticas, comprensión lectora, etcétera, todo con plataformas de IA; el resto del día hacen proyectos más enfocados en las habilidades para un mundo post-IA; es decir, pensamiento crítico, comunicación, etcétera.

“No hay un espacio seguro para innovar. El servidor público no tiene margen porque su rol está muy normado”.

¿En ese tipo de iniciativas pensaba, por ejemplo, cuando fue gerenta de Planificación y Educación en Innova Schools?

De hecho, Innova fue una experiencia súper rica porque fue como gestionar un microcosmos de un sistema educativo y efectivamente la gran pregunta que teníamos –y nos repetía todos los días Jorge Yzusqui, que es un súper visionario– era cómo dar educación de calidad a escala y a un precio accesible para todas las familias. Eso implicaba no solo innovar en la forma de enseñar sino también en la forma de la gestión educativa, el cómo ayudas a los directores o a la UGEL para facilitarle a la escuela la entrega de resultados.

— ¿Qué rango de acción tiene un colegio para innovar en el Perú? ¿Las normas son muy restrictivas o dan campo a los nuevos modelos?

Yo creo que sí hay espacio para innovar desde el aula o desde la propia escuela. Yo participo mucho en algunos foros y escucho de este tipo de innovaciones. Desde el mismo Enseña Perú escuchamos mucho sobre lo que las escuelas están haciendo, pero sí requiere un perfil de director y de profesor bastante único. El premio que daba Interbank con “Maestros que dejan huella” es un ejemplo de que no es imposible, pero tampoco es fácil. Los maestros de nuestro país viven situaciones muy adversas, se ha trabajado mucho en su remuneración salarial, pero hay mucha adversidad en las condiciones en las que enseñan.

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— A propósito de Enseña Perú, usted es la cofundadora. ¿Cómo nació esta idea que ya lleva más de 15 años?

Yo me considero una educadora frustrada. Estudié Administración, trabajé en márketing y trataba de ver cómo entrar al mundo de la educación. Decidí postular a una maestría buscando generar un cambio en mi carrera y aprendí del modelo de Teach for America y pensé que sería algo increíble para el país. Las personas que pasan por el programa realmente cambian su perspectiva sobre la educación y se mantienen involucradas en el sector a lo largo de los años. Buscamos que el programa sea transformador para el profesional que participa, pero luego esas personas también generan cambios a largo plazo. Con eso en mente, junto a otro peruano, conversamos con el equipo de Teach for America y armamos el plan de cómo se haría. Los dos vivíamos fuera del país, así que cuando llegó el momento de realizarlo contactamos con Álvaro Henzler, Franco Mosso y constituimos ese equipo fundador de Enseña Perú. Arrancamos en el 2009 y nadie creía que íbamos a convencer a la gente para unirse ni encontrar colegios donde colocar a los profesionales que se apuntaran. Ahora hemos logrado impactar a más de 100.000 estudiantes directamente. Nuestra teoría de cambio ha mutado a una visión más sistémica donde el profesional es el núcleo del programa, pero tenemos otras capas dependiendo del contexto donde podemos intervenir. La alianza con la empresa privada, sobre todo con Antamina, nos permitió crear el Efecto Ancash que ha sido la base de esta mirada mucho más holística de intervención en una comunidad.

—Si mañana pudiera liderar una reforma educativa en el Perú con libertad total y presupuesto ilimitado, ¿por dónde empezaría?

Mi primer pilar sería el fortalecimiento de la carrera docente, poder atraer talento, formarlo mejor, acompañarlo y darle los pasos correctos para que tenga esa aspiración de poder avanzar en su carrera. Sobre todo porque entre el año pasado y este hubo muchas normas del Congreso que han buscado minar la carrera magisterial. Mi segundo pilar sería la gestión y modernización del sistema escolar. Como tercer pilar, invertir en infraestructura, que sean aulas seguras y tengan los materiales que necesitan para poder estudiar, para poder aprovechar todas las herramientas. Definitivamente otro pilar tiene que ser la calidad de los aprendizajes y cómo vamos alineando la currícula a las nuevas competencias que vemos ahora en este mundo post-IA.

Normalmente se piensa en una reforma que tire abajo todo y comience de cero, pero usted apuesta por construir sobre las bases que ya existen…

Si pudiese reformar algo, encontraría la forma en la que el encargo del ministro de Educación dure mucho tiempo. Porque al final del día los básicos están en la política nacional, el problema está en la ejecución y en la continuidad. Un pilar cero para todo lo que te he dicho sería eso: escoger a un ministro o ministra serio, competente y con todos los checks, pero que se quede un buen tiempo.

“Si pudiese reformar algo, encontraría la forma en la que el encargo del ministro de Educación dure mucho tiempo”

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