Renzo y su clan, una crónica de Fernando – El reportero andino

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La familia sustituyó a la agenda. “Ellos son todo”, dijo Renzo mirándolos embelesado y, en el discurso, sumó al padre ausente enviándole “un abrazo hasta el cielo”. No fue cualquier padre, fue un político. Don Andrés Reggiardo -a quien conocí para bien haciendo una crónica sobre los orígenes del fujimorismo- fue uno de los fundadores de Cambio 90, el movimiento con el que Alberto Fujimori llegó al poder.

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Héctor Villalobos
Renzo Reggiardo estuvo acompañado por si familia en la ceremonia de juramentación como flamante alcalde de Lima (Foto: El Comercio)

Renzo Reggiardo estuvo acompañado por si familia en la ceremonia de juramentación como flamante alcalde de Lima (Foto: El Comercio)

Se quedó con el logo del partido mientras Alberto fundaba nuevos aparatos para ejecutar sus planes compartidos con Montesinos. Reggiardo padre no participó en esas tramas turbias, pero sí se alió al fujimorismo de Keiko en el 2006.

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Renzo fue congresista fujimorista y, antes de que terminara el periodo congresal, se apartó de los anaranjados. Los Reggiardo crearon su propio movimiento, con su propia agenda y más tarde se adhirieron a la Renovación Popular de ‘Porky’.

Renzo Reggiardo fue teniente alcalde de la gestión de Rafael López Aliaga. Aquí en Palacio de Gobierno (Foto: El Comercio)

Renzo Reggiardo fue teniente alcalde de la gestión de Rafael López Aliaga. Aquí en Palacio de Gobierno (Foto: El Comercio)

Si el martes 21 Reggiardo pudo poner en escena su investidura con una exhibición pro familia es porque su agenda política pro ciudadana está en ese clan. Su hija Arianna, en el 2011, cuando tenía 9 años, fue víctima de un asalto mientras acompañaba a su madre y recibió un disparo en el pecho.

Estuvo hospitalizada por unos días. Desde entonces, Renzo se especializó en seguridad ciudadana, con programa de TV incluido, y con esa bandera/agenda ha llegado al sillón municipal. Ahora es interino pero espera ser elegido cuando postule el próximo año.

Durante la ceremonia de juramentación de Renzo Reggiardo "En el palco adyacente, estaba su madre acompañada de Rafael López Aliaga". (Foto: El Comercio)

Durante la ceremonia de juramentación de Renzo Reggiardo “En el palco adyacente, estaba su madre acompañada de Rafael López Aliaga”. (Foto: El Comercio)

La emoción manda

En esta semana, con el accidental arribo de Jerí, nos estamos poniendo al día en comunicación política, dejando atrás los discursos odiosos, inútiles e inacabables de Dina. La toma de mando pro familia de Reggiardo lo coloca en el candelero de esa tendencia. Fue clásico en la forma pero en el fondo encaja en la matriz de ‘acciones y no palabras’ que actualizó Jerí en su mensaje a la nación de menos de un minuto.

O sea, las imágenes de Renzo se enmarcan en una gala tradicional, pero el contenido fue pura emoción. Fue una suerte de telefilme ‘corny’ (‘sentimentalón’) pero mucho mejor que la enumeración monocorde de obras, propósitos y decretos; mejor que las ideologizadas arengas de odio al auditorio.

La juramentación de Renzo Reggiardo como alcalde de Lima contó con la presencia del presidente de la República, José Jerí. (Foto: GEC)

La juramentación de Renzo Reggiardo como alcalde de Lima contó con la presencia del presidente de la República, José Jerí. (Foto: GEC)

Reggiardo se ha conectado a la batería de Jerí desde que apareció a su lado en la reunión de alcaldes en la mañana del 15 de octubre, horas antes de la protesta que movió el piso al primero. Ese mismo día, también lo acompañó en una metida de pata: subirse al helicóptero de la PNP para sobrevolar Lima. Cualquier esfuerzo comunicativo ante una nación y una metrópoli desconfiadas, tiene que ser desde el llano, no desde las nubes. Tras el 15 de octubre, Renzo prefirió las inspecciones con casco, las visitas a obras metropolitanas y una rutina nueva de ‘segurólogo’: presentar con puntero los hallazgos de la red de cámaras municipales que han convertido el centro histórico en un panóptico.

Ahora bien, el alcalde no puede colgarse de la manga presidencial ni imitar su ‘look’. Ser copión sabe horrible -además la pipa de cincuentón no va con la camisa blanca remangada- y ser ayayero de líder ajeno lo descuadraría de su militancia celeste. Al alcalde de Lima le conviene una relación prudente y cordial con el vecino de Palacio, sobre todo si ambos apuestan por la misma bandera de la seguridad ciudadana y la metrópoli necesita a gritos presupuesto para más obras de infraestructura.

En realidad, Reggiardo no tiene que preocuparse por ser otro, porque hasta ahora ha sobrevivido con holgura como político empresario siendo él mismo, dando algunos giros audaces como romper con el fujimorismo; tomando lo que le dio el destino cuando asaltaron a su familia; y aprendiendo de sus metidas de pata. Cometió un error terrible en la campaña para Lima del 2018. Corrió unos meses como favorito y de repente, se puso arrogante.

No asistió a un debate alegando que no quería comparecer con contendientes que lo habían difamado y ese, según varios analistas, fue uno de los factores que precipitó una sonora derrota. Llegó, según datos de la ONPE, con 8.9% de votos, detrás del ganador Jorge Muñoz (36.2%) y de Daniel Urresti (19.6%). Pagó la lección en el 2022, postulando, humildemente, como teniente alcalde de ‘Porky’. Y la lección le pagó a él: hoy es alcalde.

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