feminicidio en Villa El Salvador | Mujer fue – El reportero andino

En el silencio frío de la madrugada, un cuerpo cayó sobre el asfalto como si la vida no tuviera peso. Eran las cinco y media de la mañana del pasado 8 de junio de 2023 cuando una cámara de seguridad registró el instante exacto en que una mujer fue arrojada desde un auto blanco en movimiento, en plena avenida José Carlos Mariátegui, en Villa El Salvador. No se detuvieron. Ni siquiera miraron atrás.

Aún respiraba. Movía la cabeza, los brazos, las piernas. Agonizaba con el torso semidesnudo y la cara ensangrentada. Quienes llegaron primero —serenos y paramédicos municipales— la encontraron con signos de vida. Intentó hablar, pero solo balbuceó. Minutos después, dentro de la ambulancia, su corazón se detuvo.

Rosmary Janet Ortega Ochoa, de 33 años, presentaba múltiples golpes en la cabeza y laceraciones en todo el cuerpo. Foto: Canal N

Rosmary Janet Ortega Ochoa, de 33 años, presentaba múltiples golpes en la cabeza y laceraciones en todo el cuerpo. Foto: Canal N

Esta semana, el programa ‘Estás en todas’ recordó el caso de Rosmary Janeth Ortega Ochoa, una mujer de 33 años, natural del pueblo de Caqui, en Huaral. Ella había llegado a Lima hace una década buscando oportunidades. La pandemia, la enfermedad y la muerte de su padre cambiaron su destino. Su familia cuenta que cayó en una profunda depresión, que su ánimo se volvió frágil, pero que nunca dejó de luchar.

Vivía con sus hermanos en Villa El Salvador, donde atendía un pequeño puesto de ropa. Aquella noche salió de casa sin decir mucho. “Salió rápido, no explicó hacia dónde iba ni con quién”, recordó su familia. Horas después, la noticia de su caída desde un auto los destrozó.

“Cuando le vi estaba como que el pantalón roto como si la hubieran arrastrado… la cabeza sangraba. El pelo lo tenía así alborotado, le tapaba un poco la cara, pero yo sí la reconocí porque siempre anda con su bufanda y su sacón y su cartera. Así estaba tirada tal cual con su bufanda puesta su sacón y la cartera como yo siempre le he visto”, recordó aquella vez su hermana.

UNA CÁMARA CAPTÓ EL CRIMEN

El video, captado por una cámara de seguridad municipal, revela parte del horror. A las 5:31 de la mañana, un vehículo blanco, de placa T1G-693, avanza a gran velocidad y arroja el cuerpo de la mujer sin detenerse, ni siquiera ante un rompe muelle. Veinte minutos antes, ese mismo auto había sido grabado recorriendo el distrito a gran velocidad, zigzagueando y con las luces intermitentes encendidas.

El sistema de detección de placas permitió reconstruir su trayecto. El conductor fue identificado: Mario Edgar Damián Gómez, de 37 años, conocido como ‘Chiqui’. Tiene antecedentes por violencia física y psicológica y fue requisitoriado en 2015. El vehículo, según la policía, fue abandonado poco después en la urbanización Pachacámac, a cinco minutos del lugar donde fue arrojada Janeth.

Cuando los agentes y serenos llegaron, el automóvil ya estaba vacío. Nadie dentro. Nadie cerca. Solo el registro de las cámaras, la placa visible y el rostro de un chofer con gorra.

Por la posición del cuerpo y la velocidad del vehículo, los peritos concluyeron que el conductor no pudo haberla arrojado solo. “Todo indica que una tercera persona abrió la puerta y la empujó mientras el auto seguía en movimiento”, señalaron los investigadores. Fue una acción calculada, cobarde, cruel.

Janeth Ortega Ochoa era madre de dos niños.

Janeth Ortega Ochoa era madre de dos niños.

EL DOLOR DE UNA FAMILIA QUE EXIGE JUSTICIA

“No merecía que la maten así”, dijo entre lágrimas Sadith Ortega, hermana de la víctima. “Le ha hecho mucho daño, quiero justicia, por favor, ayúdenme”. En su casa, la familia levantó un pequeño altar con la foto de Janeth, flores y velas encendidas. Allí oran cada noche, esperando que el responsable sea detenido.

Según relataron, allegados al sospechoso se acercaron a ellos para ofrecer dinero y “arreglar” el caso. “Querían correr con los gastos, pero que quede ahí nomás. El señor tiene plata, pero yo quiero justicia y garantías de vida para mis hermanos”, expresó Sadith.

El alcalde de Villa El Salvador, Guido Iñigo, confirmó que la cámara número 89 del distrito registró el momento del crimen. “La ambulancia llegó y la encontró con signos de vida”, declaró. También precisó que, tras activar el plan cerco, el vehículo fue hallado abandonado, aunque el conductor logró escapar.

Familia identificó al posible sospechoso, pero este continúa libre.

Familia identificó al posible sospechoso, pero este continúa libre.

La necropsia reveló que Janeth murió por hemorragia interna y traumatismo tóraco abdominal. En su cuerpo, los forenses hallaron múltiples golpes en la cabeza y laceraciones.

Janeth fue despedida con zapateo y llanto, entre flores y justicia reclamada. Su familia no entiende cómo una noche común terminó en tragedia. “Ella no hacía daño a nadie”, repiten.

El caso continúa en investigación. El sospechoso sigue libre. Pero las imágenes no mienten: alguien la lanzó viva a la calle, y otro condujo sin detenerse. En Villa El Salvador, el eco de esa madrugada aún retumba como una herida abierta.

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