Lamentablemente la llamada ‘Generación Z’ fue utilizada perversa y políticamente. Su marcha del miércoles 15 pasado terminó convirtiéndose en vandalismo puro duro. Nadie está en contra de protestar, pero lo ocurrido es repudiable.
Hubo un muerto y más de 150 heridos. Entre ellos 90 policías que resistieron a pie firme una embestida descomunal, pocas veces vista, de un grupo de desadaptados y violentistas que les lanzaron enormes piedras, bombas molotov, bombardas, pirotécnicos y otros objetos ofensivos. En el colmo de su osadía hasta pretendieron incendiar el Congreso.
Los ‘Z’ se dejaron manipular por los zorros políticos de la izquierda, entre los que se encuentran varios periodistas y blogueros que los instigan por las redes sociales desde sus cómodos escritorios y cafés de Lima y el extranjero. Ellos los azuzaron a salir a las calles. No precisamente para que sus justos reclamos fueran escuchados, sino para crear caos y dinamitar al gobierno del nuevo presidente José Jerí, que recién se estrenaba en su cargo.
Hablemos claro: querían un ‘Merinazo’, como se lo hicieron a Manuel Merino cuando asumió la presidencia de la República en noviembre del 2020. Merino renunció obligado por la espiral de violencia y la muerte de dos jóvenes protestantes.
Esta vez también querían algún muerto y lo consiguieron, con la diferencia que el actuar de los mandos policiales de hoy fue distinto: el policía que disparó contra el joven Eduardo Ruiz Sáenz fue detenido y denunciado. Pero, cuidado, las investigaciones deberán ser rigurosas, fuera de cualquier presión política, para determinar o no su responsabilidad.
La ‘Generación Z’ surgió en julio pasado. Fue gestada por jóvenes universitarios y profesionales (entre 18 y 30 años) que querían mostrar su descontento por el insensible gobierno de Dina Boluarte y el desprestigiado Congreso. Su primera acción tuvo un éxito rotundo: ocurrió cuando ese régimen quiso obligar a los trabajadores independientes aportar a las AFP. Su protesta fue organizada, pacífica y contundente: la medida fue anulada.
En ese momento los zorros izquierdistas vieron la oportunidad de manipularlos. Desde el vandalismo que azuzaron después del golpe de Pedro Castillo, no habían encontrado la forma de desestabilizar el país. Quisieron subirse al carro de las protestas de los transportistas contra las extorsiones, pero no lo lograron. Un gremio les puso el pare y no les permitió politizar su justo reclamo.
La ‘Generación Z’ les cayó del cielo. Primero, a través de sus blogueros preferidos y algunos medios de comunicación, romantizaron a ese grupo y lanzaron una narrativa, de la que son expertos, según la cual ‘los jóvenes habían despertado’. Después todo les fue fácil: al grupo se sumaron todos los partidos de izquierda, los actorcitos de siempre, el expresidente Martín Vizcarra y aquellos que votaron por Pedro Castillo, Dina Boluarte y el prófugo Vladimir Cerrón. Ellos querían poner a un presidente de su misma línea política. Como no lograron, buscaron y seguirán buscando el caos. Esa es la verdad de la milanesa. Esos politiqueros jamás van a cambiar. Nos vemos el otro martes.
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