Suena insólito, pero es verdad. Miles de turistas nacionales y de todo el mundo tendrán que esperar hasta diciembre para comprar un boleto de entrada a Machu Picchu, nuestra ciudadela inca.
Esa es la decisión que tomó el pasado 19 de agosto el Ministerio de Cultura, el sector encargado de la venta de boletos de ingreso al santuario.
Ese tipo de inexplicables decisiones destruyen el sueño de miles de turistas, la imagen del Perú ante el mundo y provocan inestabilidad económica en el turismo. Un rubro que genera millones de dólares de ingreso al año y un millón y medio de puestos de trabajo.
“El Ministerio de Cultura, mostrando su nulo conocimiento de cómo funciona el turismo, pretende poner en venta las entradas para 2026 recién a fines de este año. ¿Creen que el extranjero planea sus viajes de un día para el otro? Esto parece una gran campaña, no de promoción, sino de disuasión”, escribió Juan Stoessel, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cusco, en una de sus últimas columnas en Perú21.
Esos errores del Estado generaron que la fundación New Seven Wonders, la entidad que le dio a Machu Picchu la categoría de maravilla del mundo, advierta al Perú que si no resuelve los problemas que perjudican a los turistas, la ciudadela Inca dejará de ser una de las siete maravillas del planeta.
Los boletos de entrada a Machu Picchu es uno de los puntos más importantes por resolver. Porque desde esa falencia se generan otros problemas.
Turismo de “aventura”.
Si usted logró programar su visita a Cusco, pero no encontró boletos de entrada a Machu Picchu, ese viaje será una odisea.
Primero, tendrá que ir desde el centro de Cusco hasta el distrito de Ollantaytambo, en la provincia de Urubamba. Deberá subir a un tren en la madrugada para llegar lo más temprano posible al distrito de Machu Picchu.
Apenas baje del tren tiene que correr a toda prisa hasta la única boletería del pueblo, que es administrada por el Ministerio de Cultura. En ese lugar, todos los días, se ponen a la venta de forma presencial mil boletos para Machu Picchu.
Ahí lo espera una cola que, en temporada alta, puede ser de muchas cuadras y donde puede tardar varias horas en avanzar. Todo esto, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Cultura.
Ellos han desarrollado una aplicación que permite ver la venta de entradas en tiempo real. Eso, de alguna forma, elimina la mala imagen que provocan las largas colas. Sin embargo, no alivia el tiempo de espera y la angustia de los turistas por conseguir una entrada.
Si tiene suerte y encuentra un boleto para ingresar a la ciudadela Inca, tendrá (le guste o no) que quedarse una noche más en el distrito de Machu Picchu. Porque los boletos que se venden ahí se pueden usar, recién, al día siguiente.
Esta fórmula fue una decisión política del gobierno del golpista Pedro Castillo. Fue Betssy Chávez, entonces ministra de Cultura, quien, en agosto de 2022, oficializó la venta de mil boletos diarios de manera presencial.
Según ella, el objetivo era generar la transparencia en la venta de las entradas y aumentar el consumo en el distrito de Machu Picchu.
La medida se logró gracias a la presión del Frente de Defensa del distrito, que, como ya lo explicamos en el reportaje anterior, busca manejar el patrimonio cultural como si fuera un botín que se pelean familias y vecinos.
Una vez más, los perjudicados son los turistas. Muchos no tienen el tiempo ni el presupuesto para quedarse un día más y otros, simplemente, ven con asombro tener que pernoctar por obligación. “Yo he conocido la pirámide de Guiza, en Egipto, las cataratas de Iguazú y nunca tuve que quedarme en esos lugares”, nos dijo un turista mientras buscaba un hotel en el pueblo.
La ruina de las ruinas.
Quienes han mostrado su desacuerdo son los operadores de turismo. Uno de ellos es Juan Stoessel. Él indica que el problema principal está en el Ministerio de Cultura y en su mala administración. “Machu Picchu genera, solo en venta de entradas, 240 millones de soles al año. De eso, 7 se van en el pago de planillas de funcionarios del Ministerio”, aseguró.
Stoessel dice que la venta presencial es una medida populista, porque solo busca complacer a los vecinos del distrito. Asegura que ese criterio no tiene una visión de país y mucho menos de modernidad, porque se niegan a usar la tecnología para mejorar la experiencia del turista.
“El Ministerio de Cultura prefiere contratar más gente en planilla y tener menos dinero para invertir en mejorar el Cusco”, comentó a Perú21.
De la misma opinión es Rogers Valencia, Presidente del Instituto Cusqueño de Economía. Indicó que el pueblo de Machu Picchu tiene una visión errada del progreso en Cusco.
Comentó que, actualmente, 5 mil personas al día, en promedio, visitan el santuario, pero que se puede crecer hasta 10 mil visitantes. Hay muchos más atractivos turísticos por mostrarle al mundo. Para eso hay que cambiar de criterio.
“Falta explicarle los beneficios al distrito de Machu Picchu. Por ejemplo, hoy el turista solo se informa por los guías. Sin embargo, se pueden construir centros de interpretación donde se proyecten videos realizados con IA, viajes virtuales, etc”, dijo Valencia.
El plan existe, fue aprobado por entidades del estado en 2019 y se le conoce como el plan maestro que plantea un cambio de modelo de visita a Machu Picchu.
Mirar el bosque, no el árbol.
Para Saúl Caipani, gerente de Turismo de la Municipalidad de Machu Picchu, no existe ningún “secuestro de turistas”. Aseguró que vienen trabajando en activar otros atractivos del distrito.
Nos mostró, por ejemplo, un circuito de crónicas en piedra. Son imágenes talladas que se encuentran en diferentes lugares del pueblo de Machu Picchu.
También nos mostró los baños termales del distrito. Aquí activarán muy pronto un restaurante. De momento el que funcionaba está clausurado porque el dueño, un vecino de la zona, no cumplió con las normas. Ahora la municipalidad tomará el control.
La ruta de los baños termales lleva a una muy bonita catarata ubicada a solo 20 minutos de la plaza principal. Hay otros dos caminos que también llevan a otras cataratas, pero que aún son administradas por familias de la zona.
La municipalidad aún está en un proceso de diálogo para tomar la administración y sumar nuevos atractivos turísticos.
Esos esfuerzos se ven pequeños si se analizan los planes frustrados para cambiar el modelo de visita a Machu Picchu, según el proyecto que impulsa Rogers Valencia, Presidente del Instituto Cusqueño de Economía.
Con este modelo, por ejemplo, un turista podría visitar la ciudadela Inca y luego, sin regresar al distrito de Machu Picchu, seguir viajando hacia otros atractivos turísticos, como las ruinas de Choquequirao, conocida como la ‘hermana de Machu Picchu’, un hermoso parque arqueológico.
Para lograrlo hay que construir carreteras y habilitar caminos. Nada imposible de hacer con decisión política, sin embargo, la máxima autoridad de Cusco, tiene planes diferentes.
Quieren dinero.
Werner Salcedo, gobernador regional del Cusco, ha propuesto crear la Autoridad Autónoma del Valle Sagrado – Urubamba.
De esta manera pretende asumir la administración total del patrimonio cultural de esa zona, que incluye la ciudadela de Machu Picchu, a contracorriente de lo que piensa la mayoría de ciudadanos del Perú, que la gestión debe estar en manos de la autoridad nacional (Ver encuesta de Ipsos en este informe).
Según el gobernador, el dinero recaudado por las entradas no beneficia a la población. Él propone designar un porcentaje de esos ingresos para la construcción de postas, escuelas y otros servicios.
Perú21 intentó comunicarse con él, pero no se logró una entrevista. Un funcionario de su confianza nos indicó que la creación de la Autoridad Autónoma se concretará con la ayuda de la parlamentaria Ana Zegarra de Somos Perú. La congresista, el gobernador y el recién juramentado presidente de la república, José Jerí, se reunieron hace pocas semanas para iniciar las gestiones políticas. De hecho, Salcedo fue recibido por Jerí en Palacio de Gobierno el viernes último.
Fuentes del Parlamento nos indicaron que el plan va más allá de Cusco. Se busca crear varias autoridades autónomas en diferentes regiones del Perú.
Sin embargo, esta iniciativa no es bien recibida por los gremios del turismo. Para Teresa Rubina, presidenta del Comité de Turismo de la Cámara de Comercio de Arequipa, este modelo de gobierno generaría caos y desorden.
“Con un organismo autónomo es imposible regular, normar. Resulta que nadie va a saber cuántas personas verdaderamente visitaron el santuario. Eso nos ha pasado con la Autoridad Autónoma del Colca, administrada por el Gobierno Regional”, comentó. Más que opinión, es una experiencia que debería escuchar Jerí.
El interés de Rubina en Cusco está justificado. Buena parte de los turistas que van a Machu Picchu, también visitan Arequipa. Es una cadena donde uno de los eslabones más importantes es nuestra maravilla mundial.
Para muchos es un sueño por cumplir, pero de momento hay que esperar un largo tiempo para ver si se consiguen entradas para 2026.
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