El repique de las campanas y el estallido de cohetes desde la noche del último viernes, anunciaron el inicio de una de las festividades más esperadas en el barrio más populosos de Huancayo: la fiesta patronal de San Francisco de Asís en Ocopilla. Desde la víspera, las calles se llenaron de color, música y fe.

Foto: Adrian Zorrilla
Durante cuatro días, asociaciones y familias enteras junto a sus bandas y orquestas desfilarán frente a la capilla del santo, ofreciendo danzas y promesas como muestra de devoción al “Tayta Panchito”. Las presentaciones oficiales se realizaron al frontis de la capilla de Ocopilla, donde cada conjunto tuvo unos minutos para bailar antes de dar paso al siguiente grupo. Se vieron trajes brillantes y coloridos de la negrería, vestuarios elegantes de la tunantada y la fuerza de los chunchos.

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Todo en un orden festivo que mezclaba la disciplina religiosa con el entusiasmo popular donde también se contó la participación de los asistentes de diversas partes de la provincia. Desde las primeras horas del domingo, los fieles participaron en la misa central presidida por monseñor Luis Huamán, quien pidió mantener viva la fe y la unión comunitaria. En esta fiesta, también los migrantes extranjeros han hallado un lugar para orar con devoción. “San Francisco no tiene fronteras, su amor por los pobres y los animales es universal”, comentó un devoto venezolano en misa.

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Mientras los danzantes recorrían el barrio acompañados por bandas y orquestas, los vecinos y comerciantes aprovechaban la ocasión para compartir y brindar. “Yo soy la Tía Estrella de Sapallanga, traigo mi chicharrón colorado y picante de cuy. Trabajo en esto hace 48 años, con esto eduqué a mis hijos”, contó orgullosa una de las vendedoras más conocidas de las ferias huancaínas, quien también cuenta que durante la fiesta se vende alrededor de 70 cuyes y 200 kilos de chancho que los prepara con una receta secreta.

Foto: Adrian Zorrilla
Las cuadras de la Av. Ocopilla se convirtieron en un corredor gastronómico improvisado donde el sabor era parte del homenaje. El aroma a chancho al palo, cuy colorado y chicharrón dorado se mezclaba con el de las mazamorras de calabaza y la chicha de jora. “A estas fiestas siempre venimos a alegrar a la gente. Tocamos cuatro días, somos 36 números, nos complace alegrarlos con nuestra música”, comentó Kelvin Mautino, director de la banda “Quivilla – Los genios de América”.

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Los encargados de la organización e la fiesta en cada familia o asociación, son los capitanes, que asumen el reto de mantener viva la tradición año tras año y de generación en generación. “Desde niño bailo negrería junto a mi papá. Esto es fe, es herencia, es promesa. San Francisco nos da su bendición”, dijo Ronald López, devoto y capitán 2026.

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Entre danzas, risas, brindis y devoción, una vez más el barrio de Ocopilla volvió a convertirse en el corazón de Huancayo por cuatro días, que va hasta este martes 7 de septiembre.

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Una celebración donde la fe se mezcla con la identidad y el sabor, y donde “quien baila por el Tayta Panchito, lo hace con el alma”, según afirman los danzantes.

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