Otorongo amazónico. El calor de la selva empieza a calentar también el panorama electoral. En Bagua Grande, Utcubamba, el nombre de José Arista aparece en gigantografías junto a una K naranja. Durante nuestra visita, el contraste fue evidente. Mientras en las paredes se colgaban nombres en campaña, en las casas la preocupación era otra: el agua potable.
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Con más de 130 mil habitantes, Bagua Grande sigue padeciendo cortes constantes. El agua es un privilegio que acentúa la pobreza. “En su tiempo como gobernador no hizo prácticamente nada. La gran obra que dejó fue la carretera Cajaruro–Bagua, y está llena de huecos. Con el agua, igual: prometió traerla, se gastaron millones en expedientes y seguimos igual. Ahora vuelve, pero la gente ya despertó: no creo que le sigan dando el voto”, afirma Cristina Hernández, fundadora del Colectivo Ciudadanos de Utcubamba.
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Pese a llegar al poder con el agua como una de sus propuestas, más de diez años después del cierre de su periodo como gobernador (2011–2014), los problemas continúan. Aun así, Arista vuelve a promocionarse y defiende su nuevo intento político: “Ya fui presidente regional y trabajé todo lo que pude”.
Cambio de camiseta
En entrevista con un medio local, Arista reconoció que ha recibido la invitación de Fuerza Popular de Keiko Fujimori para candidatear al Senado. Dijo que la decisión formal se tomará a fines de este año, pero que ya recorre su región para “tomar contacto con los amigos” y tantear el terreno.
En mayo pasado, Humberto Acuña publicó una foto en redes con Arista, anunciándolo como jale: “Bienvenido a Alianza para el Progreso (…) Estamos emocionados de tenerte como candidato al senado de la República”. Para el exministro, se trató solo de una “conversación de café” y que nunca hubo acuerdo formal con ese partido.

En mayo, Humberto Acuña dio anunció públicamente que Arista postularía al Senado por APP. Créditos: difusión.
Consultado sobre el estigma de corrupción que arrastra el fujimorismo, respondió: “Ese estigma lo tienen todos los partidos. Particularmente, Keiko nunca ha sido autoridad, nunca ha robado, nunca ha sido corrupta. Ha sido encarcelada injustamente, por estos prejuicios. Lo que tenemos que demostrar los nuevos cuadros es que eso puede cambiar”.
Para él, ser senador sería una oportunidad para “coordinar en Lima” lo que las autoridades locales no pueden hacer por falta de recursos y tiempo. “Mi experiencia y contactos en la capital ayudarán a la región”, sostiene.
Condorcanqui lo rechaza
En Condorcanqui, la provincia más golpeada por la minería ilegal, la candidatura de Arista encuentra resistencia. Rosemary Pioc, lideresa awajún, sentencia: “Aquí no lo vamos a permitir. Ni como gobernador ni como ministro tuvo mirada para Condorcanqui. En Amazonas lo conocen como el ‘más incapaz’. Ya sabemos qué gestión viene si gana. Lo rechazamos, así como a todos los que tuvieron un cargo y no hicieron nada”.
Pioc recordó los recientes bloqueos en el río Fortaleza, donde comunidades awajún y wampis protestaron contra la minería ilegal que contamina con mercurio el agua y los peces que consumen. “Arista como ministro nunca llegó, nunca tuvo presencia en Condorcanqui. Y ahora quiere venir en campaña, cuando siempre defendió posturas pro extractivas. Lo rechazamos”, remató.
Cuando fue ministro de Economía de Boluarte, Arista promovió un “shock regulatorio” para acelerar inversiones y defendió que incluso la minería informal debía tributar, lo que generó críticas en zonas donde la contaminación es ya insostenible.
Turbios antecedentes
Arista no es un debutante. Fue gobernador regional (2011–2014) y ministro de Economía en tres gobiernos: el inestable de Pedro Pablo Kuczynski, el brevísimo de Manuel Merino y la rechazada gestión de Dina Boluarte. En Amazonas, voces ciudadanas repiten una idea: busca el Senado como una salida política frente a sus deudas judiciales: acumula más de 30 carpetas fiscales por presuntos delitos de colusión, abuso de autoridad y contra la administración pública.

José Arista ha sido ministro de Economía durante el gobierno de Dina Boluarte. Créditos: difusión.
En el caso Lava Jato, el Ministerio Público lo incluyó entre los 15 exfuncionarios que, como viceministro de Hacienda en el gobierno de Alan García, facilitaron endeudamientos con la CAF por US$350 millones. Ese dinero permitió que Odebrecht encareciera la Línea 1 del Metro de Lima en más de US$400 millones.
Pero las sombras no terminan ahí. En febrero, un reportaje de Cuarto Poder reveló que mientras despachaba como ministro de Economía de Dina Boluarte, Arista gestionaba en paralelo la urbanización de su proyecto inmobiliario Villa San Juan en Pucallpa. La empresa Grupo Tao, de la que es socio fundador, presentó solicitudes ante la Municipalidad de Coronel Portillo con el objetivo de habilitar lotes de vivienda. Aunque Arista aseguró que se retiró de la gerencia, mantuvo el 70% de acciones. La denuncia coincidió con su salida del gabinete, tras rechazo de la población e intentos de censura.
La República buscó la versión de José Arista para este reportaje. Se le contactó hasta en tres oportunidades. Cuando se le explicó que la consulta era sobre sus aspiraciones electorales, dejó de responder.
El telón electoral
En Utcubamba, las gigantografías de Arista siguen colgadas. En Condorcanqui, las lideresas awajún advierten que no lo dejarán entrar. Y en Bagua Grande, durante recorridos de este reportero, el reclamo por el agua potable se repitió en calles y plazas. Entre el calor de la selva y la campaña que arranca, su apellido divide otra vez a Amazonas.
Con él, son ya varios los ministros y exministros del régimen de Dina Boluarte que apuntan al nuevo Congreso bicameral. En el sur, Juan José Santivañez, actual ministro de Justicia, pinta muros en Arequipa con los colores de Alianza para el Progreso.
La contradicción no escapa a nadie: los partidos que sostienen al régimen, Fuerza Popular y APP, buscan ahora votos en regiones donde más rechazo generan.