Un moderno edificio en Miraflores permanece parcialmente vacío debido a la negativa del empresario Ítalo Ismodes, quien rechaza recibir los inmuebles que le corresponden por contrato en un acuerdo con la desarrolladora Inversiones Valle Hermoso.
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El convenio establecía que el empresario debía recibir dos pisos y 31 estacionamientos, equivalentes a más de 1200 metros cuadrados, como parte de una operación valorizada en 4 millones 535 mil dólares. Según la empresa, los predios están listos para ser entregados, pero Ismodes se rehúsa a aceptarlos.
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Predios en Miraflores se convierten en centro de batalla legal. (Foto: Captura/Cuarto Poder)
El empresario sostiene que fue víctima de un engaño, pues asegura que el contrato especificaba que el edificio sería exclusivo para oficinas y no para uso mixto con un hotel. Sin embargo, el abogado de la compañía, José Ugaz, precisó que el contrato no establecía ninguna restricción y que Ismodes estaría utilizando el litigio como presión para obtener beneficios adicionales.
Pese a que la Corte Suprema ya resolvió en su contra, confirmando que no hay impedimento legal para la coexistencia de un hotel en el inmueble, Ismodes insiste en su negativa y ahora exige 15 millones de dólares adicionales como compensación, cifra que no está contemplada en ninguna cláusula contractual.

Millonaria pugna judicial deja sin uso moderno edificio en Miraflores. (Foto: Captura/Cuarto Poder)
El conflicto legal no es un hecho aislado en la trayectoria del empresario. Ismodes ha sido vinculado en diversas investigaciones por estafa, falsificación documentaria, usurpación, receptación y colusión simple. En 2013, incluso fue grabado en un video donde aparece entregando dinero presuntamente como soborno para asegurar una obra en Áncash, aunque él asegura que el pago estaba destinado a la compra de un hotel.
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También figura en una denuncia del Tribunal de Disciplina de la Policía por intentar acelerar un trámite migratorio a favor de su hijo mediante el pago de 1500 dólares a un suboficial, hecho que niega. A esto se suma una denuncia por violencia familiar presentada por su esposa en 2013, con lesiones visibles.
Mientras los recursos judiciales se acumulan, el edificio permanece con amplios espacios desocupados en una de las zonas más costosas de Lima, a la espera de que se defina el futuro de un conflicto que refleja tanto la resistencia del empresario como las sombras de su historial judicial.