El 6 de noviembre de 2020, en plena pandemia, la señora María Marengo y su hija, María Obregón, estaban en su pequeño y precario departamento en Bellavista, Callao, cuando de pronto sonó el teléfono.
Ellas habían dejado la casa de toda su vida en San Miguel, pues les habían prometido hacer un proyecto inmobiliario inmejorable: Construir un edificio sobre su propiedad y obtener ganancias gracias a la venta de los departamentos.
Pero la llamada de ese 6 de noviembre de 2020, terminó por traerse abajo ese sueño.
Al otro lado de la línea estaba Lishely Caballero Viera, una joven de 26 años. Lishely Caballero no era un personaje ajeno a la familia. En papeles, figuraba como apoderada de María Marengo en la sociedad que realizó para el negocio inmobiliario.
Ese día, Caballero quería advertirle que algo grave se estaba tramando en su contra. Así lo recuerda María Obregón: “Me contacta Lishely Caballero para decirme que mi casa ha sido vendida”.
Todo indica que el socio con el que se habían juntado para hacer este negocio inmobiliario las estaba dejando a un lado.
Ese socio era Marlon Ninahuanca Pariona, el dueño de la empresa A2 Constructores.
De Marlon Ninahuanca se sabe que era estudiante de ingeniería y que tenía intereses en la política. Fue simpatizante ppkausa y luego se hizo militante de Podemos Perú, el partido de José Luna Gálvez.
La familia Marengo había confiado en él, a pesar que no había gran avance en los trabajos de construcción. Todo iba lento. Ya llevaban un año y medio así.
“Hasta ese momento, simplemente pensábamos que era una gran negligencia”, recuerda María Obregón.
Pero con la revelación de la joven al otro lado del teléfono, se les congeló el cuerpo. “Lishely nos contactó para decirnos que mi casa había sido vendida”, asegura Obregón.
Ricardo Elías Puelles, el abogado de la joven Lishely Caballero confirmó esa versión a Perú21: “Lishely, una vez que toma conocimiento que algo irregular se encontraba detrás de esa operación de compra venta de la casa de la señora Marengo, muestra plena predisposición y brinda chats, números telefónicos, conversaciones, y nombres a la señora Marengo y a la fiscalía”.
Esa verdad cruda, se cruzaba además con una situación familiar trágica. “Mi mamá ya estaba enferma, pero en ese momento no estaba diagnosticada (de cáncer). Tenía mucho dolor”, refiere María Obregón.
Pero ni el precario estado de salud de su madre, ni el silencioso y mortal virus de la Covid 19 impidieron una reunión con la joven Lishely Caballero. Eso ocurrió entre noviembre y diciembre de 2020 en el Real Plaza Salaverry.
“Allí es donde ella nos explica que “ellos” habían inscrito nuestra propiedad a su nombre y la habían vendido una y otra vez”, recuerda la hija de la afectada.
Según Lishely Caballero, los responsables eran Marlon Ninahuanca y Luis Felipe Luna Morales, el hijo del candidato presidencial José Luna Gálvez. Ella los conocía bien.
Caballero conoció a Marlon Ninahuanca en la universidad y luego éste la invitó a participar de este proyecto inmobiliario. “Era socia de Ninahuanca. Además, trabajaba en la constructora A2”, precisa Obregón.
Lo que decía Lishely Caballero era cierto. Según los registros públicos de Lima, la casa de María Marengo había sido vendida por 100 mil soles a la empresa A2 Constructores de Marlon Ninahuanca en octubre de 2019. Y tres meses después, en enero de 2020, esa compañía transfirió el inmueble de María Marengo por 105 mil soles a Luis Felipe Luna Morales.
“Lishely Caballero me cuenta todo, pero no me da una razón clara de por qué me está diciendo las cosas”, señala María Obregón.
Lishely Caballero confesó además que este carrusel inmobiliario se hizo luego que ella cedió los poderes de María Marengo a Marlon Ninahuanca. Por eso la contactó. Quería advertirle de lo que se venía haciendo a sus espaldas.
El abogado de Caballero, Ricardo Elías, sostiene que “con esta transacción, ella no obtuvo ganancia o beneficio económico. De hecho, al investigar, ella se pudo dar cuenta que también había sido engañada, defraudada”.
Por esa razón, decidió acudir a las víctimas para entregarles documentación y contar todo lo que sabía.
María Obregón no sabe por qué Lishely Caballero les hizo esta confesión, pero recuerda un dato importante.
“Lishely Caballero era una ex pareja de Marlon Ninahuanca. Es lo que ella manifiesta”, sostiene María Obregón.
Delicada denuncia.
Lo concreto es que en esa reunión con Lishely Caballero, en el Real Plaza de Salaverry, ocurrió entre noviembre y diciembre del 2020. Ese mismo año un hecho graficó el nivel de cercanía entre Marlon Ninahuanca y Luis Felipe Luna Morales, el hijo del líder de Podemos, José Luna Gálvez.
Ambos fueron denunciados por violación sexual en mayo de 2020.
Como consta en la denuncia policial una joven los señaló del abuso presuntamente ocurrido en un departamento de San Isidro donde llegó junto a Luis Felipe Luna Morales.
Luego de tomar algunos tragos perdió el conocimiento, pero pudo visualizar a otro hombre. Ese otro hombre fue Marlon Ninahuanca Pariona, según el parte policial.
Ella “recobró el sentido” la mañana del 22 de mayo y con ello, nació el espanto.
Le dijo a la policía lo siguiente: “se encontraba echada en la cama de dos plazas, cubierta con un edredón. Y al despertarse, se dio con la sorpresa que estaba sin pantalón, sin truza y sin brasier. Y solo tenía puesto un bividí negro”.
La joven denunciante fue estudiante y trabajadora de TELESUP, la universidad de José Luna Galvez.
El caso pasó a Fiscalía donde finalmente se archivó. Tratamos de contactar a la denunciante. Esto respondió por Whatsapp: “Pese a las pruebas, todo fue archivado. Es obvio que el señor tuvo sus influencias”.
La denuncia por violación ocurrió en mayo de 2020. Por esa misma fecha, Marlon Ninahuanca era el jefe de Andrea Vidal, la joven trabajadora del Congreso que fue asesinada a tiros en diciembre pasado.
Así consta en el cv que Andrea presentó para trabajar en el Congreso.
Según ese papel, Ninahuanca fue su jefe hasta octubre del 2020. Semanas después de su salida ocurre la reunión entre Lishely Caballero, la señora Marengo y la hija de esta última.
Pero en esa reunión hubo más confesiones. Una de ellas hizo que María Obregón empezara a atar cabos. Comprendió mejor un hecho que había ocurrido un año atrás y que hasta ese momento resultaba muy extraño.
Pagos fantasmas.
Se trataba de una carta notarial enviada por Marlon Ninahuanca a María Marengo fechada el 6 de septiembre de 2019. En esa comunicación, Ninahuanca le decía a su socia Marengo que hasta ese momento le había cancelado 39 mil dólares como parte de pago de la casa.
La mujer de 61 años, que ya empezaba a sentir los síntomas de cáncer, quedó afectada cuando terminó de leer la carta notarial.
Durante todo ese tiempo nunca había recibido ni un sol de parte de Ninahuanca. Así lo confirma también su abogada, Miryam Aguirre: “Nunca se le pagó”.
Es más, ni siquiera le contestaba el teléfono. “De un momento a otro no contestaron más y no podíamos entrar ni al terreno”, dice María Obregón.
Sin embargo, Ninahuanca aseguraba haberle entregado dinero e incluso presentó estos documentos con la supuesta firma de la señora Marengo. Miryam Aguirre, su abogada es contundente al respecto: “En sede policial se le pusieron a la vista los documentos respecto a las transferencias, y la señora Marengo negó que esa era su firma y era su huella digital”.
Eran 17 papeles simples. La gran mayoría redactados a mano, otros escritos en una computadora. Todos estaban firmados por la señora Marengo, pero no todos tenían la misma letra.
La señora Marengo logró controlar una nueva impresión luego de leer la carta notarial. Respiró lo suficiente para recuperarse. Así lo recordó mientras hablaba con Lishely Caballero en el Real Plaza de Salaverry.
Luego de toda la información que recibieron, madre e hija, comprendieron que acaban de perder su casa. Empezaron a indagar qué pasó y solo confirmaron sus sospechas.
Por ese motivo acudieron a la fiscalía para denunciar a Marlon Ninahuanca, Luis Luna Morales y a todos los demás implicados.
Mientras tanto, la casa fue demolida y en su lugar se construyó este edificio que se culminó de hacer en julio de 2024.
Pero la edificación no fue construida por Marlon Ninahuanca Pariona. La propiedad pasó de mano en mano antes de iniciarse, como informamos en el capítulo 2 de esta serie periodística.
Ahora, la fiscalía trata de documentar el plan que se puso en marcha para despojar a la familia Marengo de su casa.
Lo concreto es que en este festín de miles de dólares y cemento, la dueña no vio un centavo en el bolsillo. María Marengo falleció en octubre de 2024. Murió sin casa, pero con un edificio que irónicamente lleva su apellido. Ese parece ser el cruel epitafio de una estafa.
La indignación envuelve a su hija, María Obregón: “Es el edificio Marengo. Y eso es insultante porque es el fruto de una estafa a nosotros y le han puesto nuestro nombre. Es una afrenta, una burla”.