
El reconocido paleontólogo peruano Mario Urbina desapareció en el desierto de Nasca (Ica), mientras realizaba labores de campo junto a un amigo y dos asistentes. La noticia fue confirmada este martes mediante un despacho difundido por RPP Noticias.
María Elena Delgado, esposa de uno de los desaparecidos, declaró a la emisora que perdió comunicación con su cónyuge desde la tarde del lunes, luego de que este le informara que la camioneta en la que se desplazaban sufrió una avería.
Además, señaló que la última ubicación registrada del teléfono móvil tuvo como referencia el cerro Criterión, próximo a la Reserva Nacional de San Fernando, y que uno de los integrantes del grupo decidió dirigirse a pie hacia la Panamericana Sur para pedir ayuda.
“Fueron al desierto de Nasca en busca de fósiles (…), no sabemos nada de ellos (…) Esta mañana los bomberos iniciaron la búsqueda y hasta ahora no tenemos noticias”, mencionó.

Urbina revolucionó la comunidad científica al descubrir, en 2013, al Perucetus colossus, un cetáceo que vivió hace aproximadamente 39 millones de años en el mar que hoy cubre parte del territorio peruano.
La revista Nature destacó que el peso del esqueleto podría ser entre dos y tres veces mayor que el de una ballena azul de 25 metros, cuyo cuerpo oscila entre 85 y 340 toneladas. Como esta última no supera las 180 toneladas, el hallazgo posiciona a Perucetus como el ser más pesado que ha existido en la Tierra.
El paleontólogo realizó este descubrimiento sin formación académica formal en la disciplina. Inició como aficionado en los años 80 y, con el tiempo, desarrolló una gran pasión por los fósiles, según contó a BBC Mundo.
La cadena internacional destacó que, en los últimos años, Urbina y un equipo del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desenterró 13 vértebras, cuatro costillas y un hueso pélvico de este basilosaurio, que se calcula medía entre 17 y 20 metros de largo.

La esposa de uno de los desaparecidos solicitó a las autoridades sobrevolar la zona con avionetas o drones para localizar a todo el equipo, ya que no contarían con agua ni alimentos para sobrevivir en el desierto.
En diálogo con RPP, el bombero y técnico de Defensa Civil del distrito Vista Alegre, Wenceslao Huamaní, señaló que la zona de la desaparición presenta un terreno agreste y múltiples accesos, lo que dificulta el trabajo de búsqueda.
Durante cuatro años, Urbina y su equipo excavaron las primeras piezas y las llevaron al museo de la Universidad de San Marcos, donde confirmaron que eran vértebras de un animal desconocido.
Gracias a esto, obtuvieron financiamiento para continuar la extracción de fósiles incrustados en un cerro rocoso, que requiere remover siete metros de roca dura para acceder a cada hueso. Otros cuatro años utilizaron cincel y martillo para excavar, y recién en 2021 recibieron maquinaria de apoyo.
En 2023, un reportaje del diario El País de España señaló que Urbina ha sufrido varias afecciones tras más de 40 años de trabajo en condiciones extremas. La arena del desierto le provocó infecciones que causaron la pérdida total de sus dientes, los cuales fueron reemplazados por una dentadura postiza.
Cojea de la pierna derecha, probablemente debido a una inyección mal aplicada que dañó su nervio ciático, y ha perdido mucho peso, situándose por debajo de los 60 kilos. A pesar de esto, “se niega a acudir al hospital o a seguir consejos para dejar las expediciones. Su plan de vida sigue intacto: morir junto a un fósil”.