Se trató de una exposición orientada a soslayar la delicada situación financiera de la empresa ante un auditorio compuesto por personal y stakeholders (proveedores) de la misma.
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Y es que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha iniciado ya el rescate de la petrolera estatal, reprogramando hasta el 2028 una porción considerable (US$1.000 millones) de los US$2.500 millones que adeuda al Estado por concepto de anteriores rescates.
Para Narváez, sin embargo, esta reprogramación no representa un salvataje sino solo un “diferimiento de obligaciones” que, anota, es “práctica común en el mundo empresarial” y que ocurre porque “ahora Petro-Perú no puede pagar ese dinero”.
Es más, el timonel de la estatal aseguró que la situación de la empresa es “relativamente buena”, al extremo de que no requerirá una restructuración financiera, como lo planteó días atrás el ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez-Reyes.
Consultado sobre esta contradicción entre ambas declaraciones, Narváez señaló que no estaba en contra de lo dicho por el ministro porque la suya “es una opinión que respeto, pero no es el caso”.

Raúl Pérez Reyes, titular del MEF, ha señalado que el Gobierno prepara la restructuración financiera de Petro-Perú. Alejandro Narváez, presidente de la estatal, niega esa posibilidad. Foto: Andina.
“Lo que sí estamos pensando es hacer un reperfilamiento de nuestros pasivos. Nada más que eso. Ni siquiera es, en el sentido estricto, una reestructuración financiera”, indicó.
LA MADRE NATURALEZA
No solo eso, el funcionario fue más allá al proyectar que el 2026 será “un año infinitamente mejor que este” y que los años 2029 y 2030 serán “de expansión y auge” para Petro-Perú.
Todo esto, sustentado en una mayor participación en el mercado de combustibles, mejores eficiencias operativas, la exportación de combustibles a otros países y en el pleno rendimiento de las tres refinerías que opera.
“Hemos hecho nuestra tarea”, aseguró Narváez, tras señalar que las cifras de su gestión habrían sido mayores de no ser por “los resultados catastróficos” que heredó de las administraciones anteriores, y por la intervención de la ‘madre Naturaleza’ (oleajes), que obligó a cerrar los puertos durante 121 días en 2024 y 2025.
“En el 2024 hubo 55 días sin poder descargar ni cargar producto (combustibles). En el 2025 fueron 66 días. Eso afecta fuertemente al negocio de la empresa. En parte a esto se deben los resultados adversos que hemos tenido en el primer trimestre y en el segundo trimestre del 2025”, dijo.
Para Fernando de la Torre, ex gerente de finanzas de Petro-Perú, se trata, sin embargo, de una lamentables excusa porque “los oleajes en el Perú han existido siempre en la misma época del año”.
“El hecho de que Petro-Perú no tenga combustibles se debe a que no pueden comprar más porque no tienen capital de trabajo. Si tuvieran su tancaje al máximo no se habrían visto afectados”, manifestó.

Alejandro Narváez acusó a Carlos Paredes, expresidente de Petro-Perú, de ser el causante de la crisis de la empresa por detener y desguazar la antigua refinería de Talara a destiempo.
Y es que el déficit de capital de trabajo de la estatal asciende a US$2.078 millones, forado que le impide pagar a sus proveedores de crudo y combustibles, como lo ha reconocido el mismo presidente de Petro-Perú al señalar que desde el 2024 las líneas de crédito de la empresa han descendido a cero.
ACUSACIONES
Narváez aprovechó también para responsabilizar a los anteriores presidentes de Petro-Perú y, en especial, a Carlos Paredes, por la crisis que actualmente atraviesa la empresa.
Esto, por su decisión de poner fuera de servicio y ‘desguazar’ la antigua refinería de Talara mientras se ponía en marcha la nueva, en un proceso que duró cerca de 18 meses (2020-2021).
“En gran parte, el problema financiero que ahora viene arrastrando la empresa es producido en ese periodo porque, para atender a nuestros clientes, Petro-Perú tenía que importar todo, y no refinaba ni una sola gota porque no había refinería. Esa es la cruda realidad”, refirió.
Consultado por este Diario, Paredes indicó que la detención de la antigua refinería estaba programada según diseño, y que lo único que hizo su administración fue adelantar dicho ‘deadline’ en dos meses debido a “los riesgos que implicaba seguir operando la antigua refinería mientras se estaba construyendo la nueva”.
Detalló que el costo que ello significó para la empresa no superó los US$8 millones.

Carlos Paredes ha respondido con contundencia las acusaciones de Alejandro Narváez.
Añadió que, en todo caso, la decisión de adelantar dicho cierre no la tomó él sino su directorio, en el cual participaba el actual titular del MEF, Raúl Pérez Reyes.
“Si el señor Narváez cree que eso explica la actual crisis de Petro-Perú, que vaya a quejarse con el ministro de Economía, quién hoy está sufriendo con sus continuos pedidos de salvataje”, manifestó.
Petro-Perú anotó una pérdida de US$742 millones al cierre del 2024 y una pérdida de US$111 millones en el primer trimestre del 2025. Esto, a pesar de operar al máximo la refinería, según declaraciones de su presidente.
