Aunque es uno de los hombres más buscados del país, Erick Moreno Hernández —conocido como ‘El Monstruo’— sigue moviendo los hilos de una organización criminal desde Brasil.
La Fiscalía lo acusa de liderar una red de sicarios y extorsionadores en Lima Norte, pero lo que sorprende no es solo su capacidad operativa, sino el modo en que tejió una red de control emocional para mantener leales a sus cómplices. Y esto incluye a su madre.
NO CREE NI EN SU MADRE
El programa Domingo al Día de América reveló que ‘El Monstruo’ desconfía hasta de su madre.
En un audio difundido por el dominical, el cabecilla criminal exige pruebas de lealtad a su madre, admite que no puede dejar el crimen y revela el temor que lo persigue: la traición de los suyos.
La voz de Erick Moreno, usualmente fría y calculadora, cambia de tono en un audio dirigido a su madre, Martina Hernández. El mensaje, hallado en el celular de la mujer durante una intervención policial, expone un lado íntimo y tenso del criminal: el hijo que exige exámenes médicos para enviar dinero y que desconfía de cada palabra materna.
“Así demuestras que eres una madre leal. No una madre desleal que le quita al hijo con mentiras”, dice.
Lejos de cualquier arrepentimiento, ‘El Monstruo’ admite vivir de las extorsiones. “No me pienso retirar porque no tengo nada todavía”, afirma, mientras reconoce que su fama criminal le impide una vida normal. “¿Quién me va a contratar?”, se pregunta. A eso se suma su mayor temor: que su salida del crimen exponga a su familia a represalias. Aunque su madre niega cualquier vínculo con su red, la Fiscalía investiga los movimientos de su cuenta, que recibió hasta S/86 mil.
A lo largo del audio, la relación entre Erick Moreno y su madre se percibe marcada por tensiones acumuladas. Él le recrimina episodios pasados que incluyen maletas, pagos de alquiler y transferencias que, asegura, realizó desde el extranjero. “Te mandé casi tres mil soles y aun así me mentiste”, lanza con dureza.
En su discurso también desliza una acusación más personal: que su madre lo considera solo una billetera, una fuente constante de dinero.
LA RED DE MUJERES DEL CRIMINAL
Otros audios muestran que ‘El Monstruo’ va de las súplicas a las órdenes con las mujeres que lo rodean.
Desde una favela en São Paulo y luego desde la frontera con Paraguay, ‘El Monstruo’ enviaba audios, cartas y hasta flores a Liseth Cruz Ruiz, alias ‘La Patrona’, madre de su hija y una de sus principales operadoras.
“Te amo, amor mío. Deja de pelear”, le decía a alias ‘La Patrona’. Ella respondía entre reclamos y frustraciones: “Todo me gritas y me haces sentir mal”.
Liseth no era la única. Tras su detención en Bolivia, apareció Dayana Jazmín Martínez Valdés, apodada ‘La Rubia Paraguaya’, quien asumió el mando logístico desde Paraguay.
Los celos estallaron. En un audio, ‘La Patrona’ decía: “Hazla trabajar a la pu… esa. A mí no me des nada”. La rivalidad entre ambas mujeres no impidió que la red criminal siguiera operando, con Erick Moreno en el centro manipulando emociones y responsabilidades.
Los fiscales que investigan el caso sostienen que la relación entre Moreno y sus parejas iba más allá del afecto: compartían funciones logísticas, coordinaban cobros, amenazas y hasta tareas de lavado de dinero.
Grace Bados, otra figura clave, fue pareja de ‘Jorgito’ —el antiguo líder de la banda— y, tras su muerte, asumió la administración financiera bajo las órdenes de Moreno. La llamaban ‘la cajera’.
Ese entramado sentimental se consolidó en lo que los investigadores llaman el ‘Triángulo del Crimen’: Erick como jefe, Liseth como operadora de campo y Grace como gestora del dinero. Entre audios amorosos y mensajes de control, el líder consolidaba su poder a distancia.
Hoy, mientras la Policía lo ubica en Ponta Porã, protegido por el grupo narco brasileño PCC (Primer Comando Capital), Moreno se burla de las autoridades peruanas.
“Nunca podrán conmigo, inútiles”, escribió en un mensaje reciente. Pero su círculo más íntimo comienza a caer: Liseth Cruz fue enviada a prisión preventiva por 36 meses, acusada de exigir pagos semanales a colectiveros bajo amenazas.
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