Rony Espinoza manejaba su mototaxi de camino a recoger a pasajeros que se encontraban en la playa de Yapato cuando un vigilante motorizado de la empresa PetroPerú lo detiene y le advierte: “Señor no puede pasar, hay un derrame de petróleo en el lote VI”. Al notar que su interlocutor era un vecino, el conductor le cuestionó porque no había dado aviso al pueblo, a lo que solo obtuvo como respuesta un “no podemos, nos han quitado los celulares”.
Daban las 4:45 p.m. cuando Espinoza convocó a los pobladores del distrito de Lobitos. “El petróleo se extendía de una quebrada a otra”, aseveró el poblador. El pozo petrolero ubicado en el lote VI había sufrido un daño en su infraestructura, que degeneró en la filtración del crudo. De acuerdo con lo declarado por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el hidrocarburo se habría extendido al menos por 500 metros.

Consecuencias del derrame de petróleo.
La mañana de hoy martes, un día después del incidente, los habitantes de este distrito turístico han regresado hasta el lugar de los hechos y se muestran furibundos. Dos escuelas de nivel inicial y primaria ubicadas a unos minutos de la zona del derrame cancelaron las clases.
“Pasaba una hora, pasaban dos y no se veía ningún plan de contingencia. Esta es una vía que lleva a dos de las playas más importantes del circuito turístico del distrito: Yapato y Capullanas”, explicó Sonia Bayona integrante del comité de monitoreo ambiental del lugar.
Lobitos es un distrito golpeado por la adversidad. Hace poco más de siete meses se produjo una fuga de hidrocarburos cuando se realizaban las maniobras previo al embarque de petróleo a un buque desde el terminal submarino de la Refinería de Petroperú. Esto causó la contaminación de al menos cinco playas y una declaratoria de emergencia ambiental por un periodo de 90 días.
“Habíamos quedado en una compensación económica, que era lo que buscaba la población, por la pérdida de la mejor temporada. Lobitos era igual a derrame, no había otra opción. Vivíamos del turismo y no teníamos clientes (…) Nos dejaron fuera del Circuito Nacional del Campeonato de Tabla”, declaró Patricia Abanto, presidenta de la Asociación de Operadores Turísticos, quien aseguró que las perdidas monetarias serían millonarias.
Por su parte, PetroPerú emitió un pronunciamiento con respecto al derrame. Señaló que las labores de limpieza presentan un 95% de avance. Con respecto a las causas tras el incidente, la empresa argumentó que, de forma preliminar, han visualizado que se ha manipulado la válvula del pozo y violentado la malla perimetral.
Pasivo ambiental
El emblemático colegio secundario José Pardo y Barreda, en el distrito de La Brea, se encuentra vacío desde hace más de dos años. Los 390 alumnos ahora reciben clases, apiñados, en 16 aulas prefabricadas ubicadas en un terreno habilitado solo para 10 salones.
“Desde el 26 de mayo del 2023 no tenemos un local escolar donde se pueda brindar el servicio educativo. Nos encontramos en un local de contingencia hecho de dryball y calaminón, donde dictamos clases en condición de hacinamiento”, declaró la directora Gianina Palacios.
El traslado forzado del estudiantado se hizo luego que comenzará a emanar crudo y gases tóxicos del suelo de las aulas, el patio y la plataforma deportiva allá por el año 2023.
Harold Alemán, representante del Colegio de Ingenieros de Talara, explicó que la escuela fue construída sobre un pozo petrolero abandonado. En esa línea, aseveró que los trabajos de remediación culminados hace tan solo dos meses habrían fracasado, ya que los restos de hidrocarburos vuelven a salir a la superficie, poniendo en una situación de riesgo a todos aquellos que entran en contacto con el pasivo ambiental.
“Los trabajos (a cargo del ministerio de Energía y Minas) se han realizado mal porque el petróleo ha migrado a una parte más baja. Amerita un sellado permanente”, acotó el especialista.
Aunque la infraestructura ya no recibe a los alumnos del José Pardo y Barreda, ahora se ha convertido en un espacio recreativo para cualquier adolescente en la búsqueda de una cancha de fútbol. Esto debido a que la institución carece de un cerco perimétrico completo.
A punto de caer
Cuarenta casas del asentamiento humano Villa Hermosa, en La Brea, presentan severos daños en su infraestructura. Al interior de los domicilios se evidencian enormes rajaduras en las paredes, extrañas elevaciones del suelo y, en un caso particular, el afloramiento de pequeñas gotas de un líquido parduzco no identificado.
Violeta Vivas, una joven madre de familia, se ha visto forzada a abandonar su vivienda a medio construir; luego que se hiciera evidente el riesgo que implicaba para toda su familia seguir habitando el espacio.
“Mi pared comenzó a fisurarse desde los cimientos. Sucedió hace unos ocho años. Luego del sismo que tuvo como epicentro a Sullana, en el 2021, la situación empeoró. Hasta el piso de mi sala ha comenzado a emanar como gotitas con olores extraños”, describe la ciudadana.
Sobre el origen de esta crítica situación, el presidente de la Junta Vecinal de Villa Hermosa, Edgar Villar, planteo dos hipótesis: la presencia en el subsuelo de dos pozos petroleros, identificados por PerúPetro pero no encontrados por la OEFA; o el mal estado de la capa freática tras el movimiento telúrico del 2021.
“Solicitamos al Ingemmet (Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico) que realice el estudio geológico para determinar cual es la causa”, apuntó Villar, quien acotó que esta investigación es necesaria para poder optar por la reconstrucción de las viviendas o la reubicación.
En el caso de que la falla resida en la capa freática, el dirigente pidió la intervención inmediata del ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento para apoyar a los damnificados en la reedificación de sus hogares.
“Sí sucediese un movimiento telúrico esas casas se desploman. Lamentablemente, no se toman las acciones correspondientes pese a qué Defensa Civil nos declaró en alto riesgo”, finalizó la autoridad local.
