
El Perú está a punto de dar un paso decisivo en la modernización de su flota aérea. Con una inversión de 3,500 millones de dólares, el gobierno está evaluando la adquisición de 24 aviones de combate Gripen fabricados por la empresa sueca Saab, lo que pondría fin a más de 40 años de servicio de los Mirage 2000. Estos aviones supersónicos, capaces de alcanzar velocidades superiores a los 2400 km/h, se presentan como una inversión estratégica para fortalecer la defensa nacional en un contexto geopolítico complejo.
Sin embargo, la futura compra ha generado polémica, con críticos que cuestionan si este es el momento adecuado para destinar recursos a armamento en lugar de atender otras necesidades urgentes del país.
Los Mirage 2000 fueron adquiridos en 1985 durante el gobierno del expresidente Alan García y, a pesar de algunas modernizaciones a lo largo de los años, ya han cumplido con su ciclo operativo.

Andrés Gómez de la Torre, internacionalista y experto en defensa, aseguró en el noticiero 24 Horas que la compra de nuevos cazas es “alta, pero necesaria”. Según él, los Mirage ya habían excedido su vida útil.
“Es una inversión de 3,500 millones de dólares, alta, pero necesaria en el contexto de la recuperación de capacidades operativas de las Fuerzas Armadas. Los Mirage 2000 ya han cumplido con creces su vida operativa”, señaló Gómez de la Torre.
La renovación de la flota es una necesidad que, si bien no es inmediata, se justifica ante los avances en tecnología bélica y los desafíos operativos a los que se enfrentan las fuerzas armadas en la actualidad. Los nuevos Gripen, descritos como aviones de “última generación”, se destacan por su capacidad para realizar misiones de combate, defensa y disuasión, convirtiéndose en una herramienta clave para la Fuerza Aérea del Perú.

La compra de estos aviones ha desatado un intenso debate en el país. Por un lado, los defensores de la decisión argumentan que es fundamental para garantizar la seguridad nacional. Gómez de la Torre resaltó que la adquisición de estos aviones no es una excepción en América Latina: “Colombia acaba de adquirir 24 aviones, Argentina ha comprado 24 aviones F-16 de segunda mano y Brasil también ha adquirido cazas modernos”. No obstante, las voces contrarias a la compra cuestionan la asignación de recursos en un momento crítico para el país.
En un contexto de creciente inseguridad ciudadana, infraestructuras deterioradas, y una educación y salud públicas que requieren atención urgente, el gasto en defensa ha sido criticado por su oportunidad.
El Congreso de la República, a través de figuras como la congresista Carol Paredes, ha manifestado que, en lugar de invertir 3,500 millones de dólares en aviones de guerra, el gobierno debería priorizar la mejora de los servicios sociales y el bienestar de la población.

Foto: Congreso de la República
Los aviones Gripen son monomotores de última generación, diseñados para realizar operaciones de combate con misiles de alta tecnología y sistemas de detección avanzados. Con una velocidad que supera los 2400 km/h, es decir, más de dos veces la velocidad del sonido, estos cazas están clasificados entre la 4ª y 5ª generación de aeronaves de combate.
Su capacidad para realizar despegues y aterrizajes en pistas cortas (de solo 500 metros) y su tecnología de radar avanzada, permiten a los Gripen ser una de las opciones más atractivas en el mercado de aeronaves militares.
Además, su versatilidad ha sido destacada por expertos internacionales. Gómez de la Torre mencionó que, “son aviones que perfectamente pueden cumplir un rol de capacidades operativas, defensivas y disuasivas en el contexto de la recuperación operativa de nuestras Fuerzas Armadas”. Aunque estos cazas no han entrado en combate directo, sí han realizado misiones de reconocimiento y operaciones internacionales, lo que refuerza su reputación en el ámbito bélico global.

Es importante señalar que el gobierno peruano aún no ha tomado una decisión definitiva sobre el modelo de caza que se adquirirá. Aunque el Gripen es una de las opciones más evaluadas, también se encuentran en la lista de posibles modelos el F-16, un avión de origen estadounidense ampliamente utilizado en varios países, y el Rafale, fabricado por la empresa francesa Dassault.
La futura compra de estos aviones será decidida después de una licitación en la que se buscará la opción más adecuada en términos de costo-beneficio, capacidad operativa y adaptación a las necesidades de la Fuerza Aérea del Perú.
La presidenta Dina Boluarte ha defendido la compra de estos aviones, argumentando que la modernización de la flota aérea es “clave para garantizar la seguridad nacional”.
En un reciente discurso, afirmó que “el gobierno ha adoptado la decisión histórica de renovar nuestra flota aérea, buscando atender un pedido largamente esperado por la Fuerza Aérea”. Este respaldo por parte de la presidenta se complementa con las declaraciones de expertos en defensa, que consideran que los Gripen representan una inversión estratégica para el futuro de la supremacía áerea.