Un simulacro real de un gran sismo se vivió el domingo pasado cuando un movimiento telúrico de magnitud 6.1 sacudió el suelo de Lima y Callao —el epicentro ocurrió detrás de la isla San Lorenzo— a las 11:35 a.m. durante 30 segundos. El pánico se apoderó de la población, una persona falleció y decenas de viviendas, colegios y sedes institucionales quedaron con daños estructurales.
En un país ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico, donde constantemente colisionan las placas de Nazca y Sudamericana, que dan origen a temblores y terremotos —el último de magnitud de 7.9 en Pisco (Ica)—, la población debería estar preparada y educada por las autoridades locales y gubernamentales para que las consecuencias sean mínimas. Sin embargo, este ensayo del anunciado terremoto de magnitud 8.8 con posterior tsunami que, en algún momento, azotará la costa central, según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), evidencia un preocupante panorama.
Según el mapa de escenarios de riesgo por sismo de gran magnitud seguido de tsunami frente a la costa central del Perú, elaborado por el Cenepred, un total de 4’807,754 habitantes, principalmente de Lima y Callao, se encuentran en riesgo muy alto; es decir, su vida está en peligro, debido a las edificaciones informales sin diseño sismorresistente, que se han levantado en suelos flexibles, y la antigüedad de sus predios. Sin embargo, el terremoto no solo impactaría en Lima y Callao, sino que, aunque con menor intensidad, también se sentiría en Lima provincias (Barranca, Cañete, Cajatambo, Canta, Huaral, Huarochirí, Huaura, Oyón, Yauyos) y las regiones de Ica (Chincha) y Áncash (Recuay, Ocros, Huarmey, Bolognesi).
En el caso de las viviendas, se estima que 1’213,664 inmuebles se encuentran en muy alto riesgo en Lima y Callao, por lo que podrían derrumbarse o colapsar durante un terremoto de magnitud 8.8. “La combinación de malos suelos y edificaciones informales dan como resultado viviendas en alto riesgo”, explicó Luis Lazares, director del Cismid -UNI.
ACANTILADOS
Frente al riesgo de derrumbes en los acantilados de la Costa Verde, el ingeniero Raúl Delgado planteó la colocación de un muro pantalla inferior de concreto armado pegado al pie del talud, que no solo dará una mayor estabilidad ante sismos extremos, sino que también impedirá la erosión y socavación ante un eventual tsunami. El proyecto, presentado en 2019 a las municipalidades de Lima y de Miraflores, bordea los 400 millones de dólares.
COSTO DEL SISMO PUEDE SUPERAR LOS US$2,700 MILLONES
Cuando se habla del impacto de un sismo en el Perú, las cifras van más allá de la sacudida inicial. En promedio, los terremotos han costado al país unos US$500 millones anuales en las últimas cinco décadas, según el Ministerio de Economía y Finanzas. Sin embargo, un evento de gran magnitud podría causar daños mucho mayores: el sismo de Pisco de 2007, de magnitud 7.9, por ejemplo, generó pérdidas por US$2,700 millones, equivalentes al 2.8% del PBI de ese año, y obligó a cinco años de reconstrucción.
El impacto económico se distribuye entre cuatro sectores clave. El más afectado suele ser la infraestructura, que representa el 40% de las pérdidas: puentes, carreteras, redes de servicios básicos, escuelas y hospitales pueden quedar inutilizables. Le sigue la vivienda (30%), con miles de hogares destruidos, luego el sector productivo (20%), por la paralización de actividades económicas, y finalmente los servicios (10%), como educación, salud y telecomunicaciones.
Ante estos riesgos, las recomendaciones apuntan a la prevención. Invertir en infraestructura antisísmica, fortalecer edificaciones existentes y ampliar los sistemas de alerta temprana son medidas costo-efectivas. Asimismo, se insiste en la necesidad de contar con seguros asequibles y fondos de contingencia que permitan una respuesta financiera más rápida.
La evidencia histórica muestra que el costo de no estar preparados puede ser enorme. Las pérdidas humanas y materiales de un sismo pueden frenar el desarrollo económico durante años. Por ello, la planificación urbana, la formalización de la vivienda y la educación ciudadana resultan fundamentales para mitigar el impacto.
¿CÓMO ACTUAR ANTE UN SISMO Y QUÉ DEBE CONTENER LA MOCHILA DE EMERGENCIA?
Si bien no se sabe con exactitud cuándo ocurrirá el anunciado terremoto de gran magnitud en la costa central del país, una respuesta adecuada de la población puede evitar desenlaces trágicos. Para ello es primordial que los ciudadanos tengan un plan familiar para actuar antes, durante y después del movimiento telúrico.
En todas las situaciones, se debe mantener la calma y alejarse de ventanas, espejos, vidrios y todo lo que pueda caer encima.
También hay que salir de las casas o edificios cuando termine el evento, pues las réplicas podrían traer abajo las edificaciones.
Además, se debe tener lista una mochila de emergencia, que debe contener un botiquín, artículos de higiene, comida enlatada, paquetes de galletas de agua, agua embotellada y unidades de chocolate en barra.
Asimismo, mantas polares, zapatos y dinero en monedas.
No olvidar biberones, papillas, medicinas, latas de leche, pañales geriátricos y ropa de cambio si en casa hay bebés o adultos mayores.
Las personas también tienen a disposición dos aplicativos móviles: el app Sismos Perú, del IGP, que emite notificaciones de los eventos sísmicos reportados en tiempo real; y el app MyShake, que emite alerta temprana de terremotos. Ambos son gratuitos y se descargan a través de Google Play y App Store.
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