
Lo que parecía ser un viaje más, terminó cambiando su vida. Gonzalo Waisman, un joven argentino de 22 años, viajó al Perú sin saber que se convertiría en el primer pasajero en aterrizar en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez durante la marcha blanca. Su arribo coincidió con la apertura del moderno terminal, y desde entonces, su historia recorrió redes sociales y medios de comunicación.
“Hay que estar muy abierto a las sorpresas de la vida. Hay que abrazar la incertidumbre. Cuando aparecieron las cámaras, estaba también la opción de pasar por al lado y pasar desapercibido; no hubiera pasado nada, pero yo decidí dar la cara”, contó para Latina Noticias.
El joven llegó a Lima como hacía habitualmente, ya que su novia es peruana. Sin embargo, esta fue una visita totalmente distinta. “Yo me sentía Messi más o menos”, dijo entre risas, al recordar el recibimiento con cámaras, entrevistas y regalos por parte de los trabajadores del aeropuerto.

Gonzalo descendió del vuelo AR1360 de Aerolíneas Argentinas, sin maleta de bodega, lo que le permitió salir rápidamente y convertirse oficialmente en el primer pasajero del nuevo terminal. Fue recibido por más de 50 reporteros, grabaciones, fotos, y obsequios de bienvenida.
“Muy contento, la verdad, con el amor de todos los peruanos. Son personas increíbles, una calidez que nunca vi en otro lugar de Latinoamérica”, expresó emocionado. Su experiencia lo llevó a sentirse como una celebridad por unos minutos, sin haberlo planeado.
Durante su recorrido, quedó impresionado por las modernas instalaciones. “El aeropuerto más grande que vi en mi vida. Literalmente. No estoy mintiendo”, dijo. Entre los detalles que más lo sorprendieron destacó los corredores mecánicos —“parecen de Miami”—, el sistema de migraciones sin colas gracias al pre-registro y las puertas electrónicas, así como la sala VIP con coworking, área de niños, zona para ver fútbol y una barra de lujo.

También visitó la zona de recogida de equipaje, donde se impresionó al conocer que la red de fajas tiene siete kilómetros. “Es tan grande como Miraflores. Eso es una locura. Es una auténtica locura”, comentó.
Si bien reconoció que hay aspectos por mejorar —como la señalización o el tiempo que tarda un avión en llegar al terminal desde la pista—, valoró que son detalles propios de una marcha blanca (que ya culminó) y que irán perfeccionándose con el tiempo.
Gonzalo conoció el Perú en mayo de 2024. En ese primer viaje, conoció a la mujer que hoy es su novia. Desde entonces ha regresado varias veces y su vínculo con el país se ha fortalecido. Visitó lugares como Machu Picchu, Paracas y Máncora, y afirma ser fanático del ceviche y del lomo saltado. “Argentina tiene buena carne, pero la preparación del lomo saltado es un espectáculo”, aseguró.

Su experiencia fue tan positiva que ahora planea dar un paso más. “Me voy a hacer peruano. La verdad que tuve muchos ofrecimientos para nacionalizarme y voy a optar por hacerlo porque Perú tiene mi corazón y ahora también va a ser mi casa”, declaró.
La historia del primer pasajero en el nuevo terminal se volvió viral en redes sociales, especialmente en X (antes Twitter), donde recibió comentarios tanto de peruanos como de compatriotas argentinos que celebraban su inesperada “coronación”. “Mi mamá me decía: ¿cómo pensás hacerte famoso? Nunca hubiera dicho inaugurando un aeropuerto”, contó entre risas.
Pero más allá de la anécdota, su historia resalta por su actitud. “De un asiento en un vuelo a convertirse en símbolo de bienvenida”, destacó el reportaje. Su presencia fue vista por muchos como un símbolo del nuevo inicio del Jorge Chávez, y también como un recordatorio de que los encuentros inesperados pueden marcar la vida para siempre.

Gonzalo, quien se desempeña como ingeniero de sistemas y emprendedor, también dejó sugerencias para el aeropuerto: “Metería algún tótem con inteligencia artificial que pueda responder de forma interactiva, casi como un holograma. Estaría buenísimo”, propuso.
Gonzalo Waisman vino al país por amor, se encontró con una sorpresa que lo catapultó a la atención pública, y ahora empieza a construir un nuevo capítulo de su vida en tierras peruanas. “Abrazo grande a todos los peruanos. Muchas gracias por el amor que me están dando”, finalizó, ya no como visitante, sino como alguien que ha decidido quedarse.