Fabricio Valencia Gibaja: ¿de ministro de

El 3 de septiembre de 2024, la presidenta Dina Boluarte y el entonces premier Gustavo Adrianzén designaron a Fabricio Valencia Gibaja como ministro de Cultura. Su llegada estuvo respaldada por un sólido currículum: abogado por la PUCP, con posgrados en Patrimonio y Turismo Sostenible, y estudios de maestría en Museología y Gestión Cultural en la Universidad Ricardo Palma.

Sin embargo, los títulos académicos no bastaron para sostener su gestión. Con el paso de los meses, comenzaron los cuestionamientos, y hoy el ministro enfrenta una de sus peores crisis políticas, envuelto en un nuevo escándalo dentro del Mincul.

Altos funcionarios del ministerio han revelado la existencia de una presunta relación sentimental que se desarrolla en el piso 8 de la sede central en San Borja. Pero lo que podría parecer un asunto privado, se ha tornado público debido a graves implicancias legales que podrían existir: tráfico de influencias, negociación incompatible y peculado de uso.

El caso nos recuerda al escándalo de Richard Swing, cuando millonarias órdenes de servicio desde el Ministerio de Cultura fueron entregadas a dedo durante el gobierno del investigado expresidente Martín Vizcarra. Todo indica que el despilfarro y los favores personales en el Ministerio de Cultura no son cosa del pasado.

Fabricio y Shirley: los secretos del piso 8

El piso ocho de la sede central del Ministerio de Cultura en San Borja es donde se encuentra el despacho del ministro Fabricio Valencia. Una de nuestras fuentes nos dice: “Esto ya no se puede ocultar. Aquí todos saben de la relación que existe entre el ministro y Shirley Hopkins. Además, la está beneficiando con órdenes de servicio y usa el vehículo oficial para sus salidas. Eso es uso indebido de los recursos públicos”.

Otra fuente ministerial menciona: “Por la relación que tiene Shirley con el ministro, ella ahora se siente empoderada. Ella vive cerca del ministerio, y se encuentran afuera para almorzar juntos. Sorprende cómo gana tanto sin tener título universitario”.

“El ministro usa el vehículo oficial para sus salidas con ella. Le gusta almorzar en El Escondite de la Av. Aviación, Pardos de la Av, Canadá y el restaurante La Buena Muerte de la calle Aldana. Los de seguridad de Estado son testigos claves”, comenta un alto funcionario de la sede central.

Curiosos nombres de restaurantes que serían los preferidos por el ministro.

A inicios de mayo, un hecho llamó poderosamente la atención en la sede central del Ministerio de Cultura. Debido a que se colocó una nueva puerta de seguridad en el despacho ministerial. Lo que causó mayor sorpresa del hecho es que la nueva puerta solo se abre desde adentro. Nos preguntamos, ¿qué intenta proteger o ocultar el ministro de Cultura?

El ministro Fabricio Valencia, como cualquier ciudadano, tiene pleno derecho a amar y a entablar relaciones personales, pues incluso Dios amó. Sin embargo, ese derecho termina donde empieza el uso indebido del poder público. De existir una relación sentimental con la señora Shirley Hopkins, esto interfiere con la gestión del Estado y se convierte en una vía para beneficiar a una trabajadora del ministerio mediante órdenes de servicio generosas y constantes; ya no estamos ante un simple asunto personal, sino ante una posible irregularidad administrativa e incluso un delito.

Según su ficha Reniec, se confirma que la señora Shirley Hopkins vive actualmente en el distrito de San Borja, muy cerca de la sede central del Ministerio de Cultura. Tiene 34 años de edad y se encuentra casada.

Shirley Hopkins y las órdenes de servicio por 127,500 soles

La presunta relación amorosa entre el ministro Valencia Gibaja y Shirley Hopkins ha indignado a muchos funcionarios del Ministerio de Cultura, porque, a pesar de no tener título universitario, ha conseguido diversas órdenes de servicio que suman hasta hoy un total de 127,500 soles.

La primera orden de servicio de Hopkins Cerna en el Mincul es del 16 de mayo del 2024, por un monto de 22,500 soles, por el servicio de especialista en gestión administrativa. La segunda fue el 13 de agosto del 2024, por el monto de 15 mil soles, por el servicio de analista en planificación y coordinación.

Pero para Shirley Hopkins, la llegada de Fabricio Valencia al Mincul es también el inicio de una buena racha, ya que su tercera orden de servicio con fecha del 04 de octubre de 2024, durante la gestión de Valencia Gibaja como ministro, alcanzó el alto monto de 30 mil soles por el servicio de analista administrativo. Pero esto no es todo; tras las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, aparece una nueva orden de servicio con fecha del 08 de enero de 2025 por el monto de 30 mil soles, por el servicio de analista administrativo para el Gabinete de Asesores del Despacho Ministerial.

Fuente: Ministerio de Cultura.

La relación entre Valencia y Hopkins con el pasar de los meses fue más intensa, y las órdenes de servicio no pararon. Recientemente, el 2 de abril pasado, una nueva orden de servicio apareció para Hopkins Cerna.   Esta vez, la engreída del ministro de Cultura emitió la orden de servicio N.° 01925-2025-S por el monto de 30 mil soles, por el servicio de coordinación administrativa para el Gabinete de Asesores en el Despacho Ministerial.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Es importante señalar que el monto de los 30 mil soles a favor de Shirley Hopkins es por 85 días. Es decir, un promedio de 10 mil soles mensuales. Durante esos días, la amiguita del ministro debe brindar información del sector. Ella especialmente se mueve como asistente de coordinación parlamentaria del Mincul. O sea, para entre el Congreso y el despacho del ministro Fabricio Valencia.

Aquí surge una pregunta pertinente: ¿cómo una persona que no cuenta con título universitario logra obtener del Ministerio de Cultura órdenes de servicio por 30 mil soles? Al parecer, su relación con el ministro Valencia Gibaja habría ayudado a obtener las jugosas órdenes de servicio con la complicidad del área administrativa y la oficina de Abastecimiento del Ministerio de Cultura.

Shirley Hopkins no registra grados académicos ni títulos en Sunedu.

Una administradora sin título universitario

En el CV que presentó Shirley Hopkins Cerna al Ministerio de Cultura, se detalla lo siguiente: “Administradora, con experiencia en el sector público en relaciones de coordinación parlamentaria, asistencia oportuna del seguimiento a los pedidos formulados por el Legislativo y la evolución de respuesta. Así como el área administrativa gubernamental de la alta dirección de órganos constitucionales del poder ejecutivo. Con capacidad de trabajo bajo presión, con alto grado de sociabilidad, formación orientada a la creación de valor, trabajo en equipo, criterio para toma de decisiones en el logro de objetivos y en el cumplimiento de metas asignadas, habilidad en el análisis de escenarios imprevistos y la conducción adecuada de relaciones a todo nivel”. 

Sin duda, Hopkins conoce de relaciones, pero nos preguntamos: ¿qué documentación le solicitó el Ministerio de Cultura en los Términos de Referencia (TdR) para su contratación? Sorprendentemente, el Mincul solo le solicitó un «título» técnico en las carreras de Administración, Contabilidad o Economía. Y un diplomado en Coordinación Parlamentaria o Contrataciones del Estado. Es decir, no hubo meritocracia; le bajaron la valla para beneficiarla, ya que Shirley Hopkins no cuenta con ningún título universitario.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Dentro de la documentación presentada al Ministerio de Cultura, la señora Hopkins solo presentó un certificado de un instituto de educación superior tecnológico privado.   En el documento se lee: Profesional Técnico en Administración Bancaria, el cual fue emitido el 3 de noviembre de 2014. Junto a ese documento también adjuntó otros dos simples certificados de un diplomado de Gestión Parlamentaria y otro diplomado en Contrataciones del Estado. Aquí lo que se evidencia es que se priorizan favores políticos, sentimentales o pagos indebidos por encima de la capacidad.

El silencio del ministro Valencia y Shirley Hopkins

Tras revisar toda la documentación referente a la contratación de Shirley Hopkins Cerna y conocer su relación especial con el titular del Mincul, nos comunicamos con el ministro Fabricio Valencia el pasado viernes 16. En el mensaje enviado se le indicó: “Le escribo para recoger sus descargos sobre su relación con la trabajadora Shirley Hopkins, quien también ha sido beneficiada con órdenes de servicio del Ministerio de Cultura durante su gestión. Es importante tener su versión sobre este caso; espero que pueda responder a más tardar el día lunes”.

El mensaje fue leído por el ministro, pero no hubo respuesta. Ese mismo lunes 19, nos comunicamos repetidas veces con Shirley Hopkins. La primera llamada a la señora afortunada de las órdenes de servicio fue a las 9:51 am. Minutos después se le envió el siguiente mensaje: “Buenos días, señora Shirley Hopkins. Estamos realizando un informe periodístico donde se le menciona a usted y al ministro Fabricio Valencia. La estaba llamando para recoger su descargo sobre su relación con el ministro de Cultura”. Este mensaje también fue leído, pero no obtuvimos respuesta.

Luego de ello, insistimos con una llamada al ministro a las 12:34 del mediodía, pero no quiso responder. De la misma forma, llamamos nuevamente a las 2:43 pm a Shirley Hopkins, pero tampoco respondió nuestra llamada telefónica. Hasta el cierre de este informe, ninguno de los dos funcionarios ha querido dar sus descargos.

Recientes movidas en el Mincul tras llamadas

El pasado martes 20, tras poner en conocimiento al ministro Fabricio Valencia sobre el informe periodístico que se estaba preparando, un hecho inusual sucedió en su rutina ministerial. El vehículo oficial que transporta al ministro de placa EAM 519 de la marca china Hongqi fue cambiado por otro vehículo. Sorprendentemente, se comenzó a movilizar en otro auto, modelo Lexus de color negro con placa EGS 075.

Fuente: Sunarp.

Este hecho nos recuerda al caso de faldas del expremier Alberto Otárola con Yazire Pinedo. Debido a que el dominical “Panorama” reveló que el auto marca Lexus de placa EGS 106 que usaba Otárola y que llegó a la casa de Lince donde vive la joven Yazire Pinedo, terminó siendo guardado al interior de un almacén ubicado en el distrito del Rímac, a 500 metros de Palacio de Gobierno.

También en estos días se le ha visto a la señora Shirley Hopkins transportándose en una camioneta marca Jetour color blanco con placa CAB 312. Curiosamente, la movilidad está registrada a nombre de Shirley Hopkins y su esposo.

Camioneta de Shirley Hopkins en el estacionamiento del Mincul.

Presuntos delitos

La abogada Mónica Yaya, expresidenta del tribunal de OCSE y experta en contrataciones con el Estado, sobre el caso del ministro Fabricio Valencia y Shirley Hopkins, mencionó: “Aquí podríamos estar hablando de negociación incompatible con el encargo, por las contrataciones que se dieron durante el período en que él ha sido ministro. Él habría utilizado su poder para favorecer los intereses personales de la señora. La negociación incompatible con el cargo se da con el simple interés que puede tener el ministro en favorecer a la señora. Además de ese delito, podría haberse dado el delito de colusión. En la colusión, ambos se ponen de acuerdo, es decir, se orquesta ese favor en perjuicio del Estado y se produce un intercambio de favores. El ministro puede haberle facilitado los contratos a cambio de un favor sentimental. Habría un intercambio de favores para beneficiar a un privado en beneficio del Estado. También aquí podría haber tráfico de influencias, ya que le facilitaría un beneficio a la señora».

Además, la experta en contrataciones con el Estado mencionó:  “Si se utilizó el vehículo oficial para salida en pareja, estaríamos hablando del delito de peculado de uso, que significa utilizar los bienes de la institución pública para provecho privado”.

Finalmente, este caso nos recuerda al escándalo de Richard Swing en el Mincul y al caso del exministro de Defensa Mariano González.  Lamentablemente, son ejemplos de cómo decisiones personales dentro del aparato estatal pueden cruzar la delgada línea entre lo privado y lo público, afectando la confianza ciudadana y dejando espacio a cuestionamientos sobre el uso del poder para fines personales.  El dinero con el que se le paga a la señora Shirley Hopkins no sale del bolsillo del ministro Fabricio Valencia, sino del erario público que es de todos los peruanos. ¿Qué dirá a todo esto la presidenta Dina Boluarte?

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