Arequipa: 28 funcionarios del Ministerio de – El reportero andino

La novela está ambientada en una Londres de clubes privados; su protagonista, un euroinmigrante húngaro, es la encarnación del hombre emancipado de la ilustración liberal, un hombre instintivo que sobrevive en una Europa civilizada en exceso.

Booker Prize y etnogeopolítica

David Szalay no es precisamente ni blanco ni británico, como confirmó en 2016 el medio Jewish News: «Deborah Levy y David Szalay son los dos autores judíos británicos preseleccionados para el premio de este año». The Jewish Chronicle señala también a los mismos en un artículo de ese mismo año: «Dos autores judíos han sido preseleccionados para el Premio Man Booker». Una búsqueda rápida en internet no arrojó ningún dato étnico preciso, es como si estos buenos artículos de medios judíos estuviesen ocultos, sin embargo…

Wikipedia, no mencionaba ninguna información étnica sobre David, actualizó hoy jueves su estado en su versión en inglés: «Szalay nació en Montreal en 1974 en el seno de una familia judía». Si bien David nunca hizo referencia pública al judaísmo y solo resaltaba su (parcial) herencia húngara, su reconocido secularismo encendió las alertas sobre su origen en foros de internet. Conversando con un especialista en identificación étnica, que mantendremos en el anonimato, se pudo confirmar su no procedencia húngara étnica: «Szalay sí, 90 % sí es judío. Ellos se cambiaron el apellido en la época de Mária Terézia de Habsburgo. Mándame una foto del Sr. Szalay y te podría confirmar por su facha al 100 %».

Poco después compartí la foto con mi especialista en identificación étnica y confirmó mis sospechas:

«Sí es judío (tipo sefardíes centroeuropeos, descendiente de la península ibérica)».

En un primer momento hubo dudas en mi investigación; el apellido en internet me arroja una procedencia toponímica de un río magiar; sin embargo, una búsqueda a través de nativos del lugar confirmó que no existía un río con tal nombre en Hungría. Por otra parte, en el foro extremista de internet 4chan encontré resultados que señalaban un posible origen judaico del nombre. Finalmente, la confirmación de un medio judío de noticias a través de Wikipedia en su actualización de hoy deja claro el origen del autor.

¿Y por qué es importante este barrido? Por una sola razón: Gaza. El poder blando de Israel a través de sus comunidades acapara sectores estratégicos en la formación de la opinión pública y, por ende, de la política, y la literatura es crucial en este punto. Este año ganó el premio Nobel un autor húngaro de origen judío (sobre cuya identidad pareciera que los grandes medios tratasen de mantener escondida) y ahora el Booker se replica en las mismas características. Esta podría ser una manera en que la política exterior israelí ingresa por la puerta de atrás para imponer su discurso, sea de autores prodigio (discutible), sea de nación víctima. En el contexto de la tragedia de Palestina, las identificaciones étnicas ayudan a visibilizar una conducción de la política literaria a partir de los premios, porque en efecto la literatura es un espacio en la ampliación del campo de batalla por el dominio de la consciencia de los pueblos, en este caso a partir del gremio de escritores profesionales y los premios que se otorgan. Entonces la pregunta sería: ¿Es 2025 un gran año para los escritores húngaros, o para los escritores judíos? Mientras tanto, en Gaza aún quedan miles de cadáveres por enterrar.

¿Booker, un premio woke?

Si repasamos el listado de la última década, hay pocas sorpresas que llevarnos en cuanto a los ganadores del Booker.

Entre los últimos ganadores está Shehan Karunatilaka (nacido en 1975), un escritor de Sri Lanka. Luego tenemos a Samantha Harvey (nacida en 1975), novelista inglesa que ganó el Premio Booker 2024 por su novela Orbital. Luego tenemos al escritor gay y judío Damon Galgut (nacido el 12 de noviembre de 1963), novelista y dramaturgo sudafricano, quien recibió el Premio Booker 2021 por su novela La promesa. Otro ganador es Douglas Stuart (nacido el 31 de mayo de 1976), escritor y diseñador de moda escocés-estadounidense, quien está casado con Michael Cary, curador de arte en la Galería Gagosian. Otra es la contracultural negra y feminista Bernardine Evaristo, primera mujer negra en ganar el premio Booker y cofundadora de la primera compañía de teatro negra de Gran Bretaña, una exlesbiana cuya obra relata parte de su experiencia en una comunidad “feminista negra” en su juventud en la década de 1980 (ahora ella es heterosexual y está felizmente casada con un hombre blanco). Otra ganadora del Booker es la feroz antirreligiosa y agnóstica estricta Margaret Eleanor Atwood, autora de la exitosa fantasía feminista El cuento de la criada. Otra ganadora mujer, pero distante de discursos de diversidad, es la católica irlandesa de la clase obrera Anna Burns, quien ganó en 2018 el Booker. En resumen, si excluimos al irlandés Paul Lunch (Booker 2023), el último hombre blanco hetero en ganar el Booker es el estadounidense natural de Texas George Saunders (Booker 2017), que trabajó como techador en Chicago, portero en Beverly Hills y operario en un matadero. A pesar de ser budista practicante, Saunders todavía se considera en cierto modo católico (la religión de su infancia).

Este breve recuento es un ejemplo de una política de diversidad en la anglosfera, donde la mayoría de ganadores del Booker en los últimos 20 años han sido escritores negros, asiáticos, gays, judíos y, sobre todo, mujeres. De 2005 a 2025, nueve ganadores han sido mujeres, aparte de dos asiáticos, dos negros, tres judíos, dos gais y al menos una ex lesbiana. Entre hombres y mujeres blancos, el grupo dominante en ganadores es el de los irlandeses. El último autor, si bien hombre heterosexual, no es inglés étnico, sino judío húngaro británico, lo cual, una vez más, empuja a percibir el Booker como un premio que apuesta por el poco realista arquetipo del escritor cosmopolita. Cómo corrobora la biografía de David, quien nació en Canadá, creció en Líbano, después en Reino Unido y actualmente reside en Austria. Es decir, una imagen romántica del escritor que lo que vende es esa quimera del cosmopolitismo y el desarraigo con una identidad fija.

Algo de pellejo en la carne

«Después de solo unos días, es insoportable no verla en absoluto, no saber dónde está ni qué está haciendo. Incluso ella. El odio y la ira serían preferibles a lo que siente. Y con ese sentimiento, una noche llama a la puerta de su apartamento. No está seguro de por qué lo hace ni de qué le dirá. Solo quiere verla».

«Tiene que llamar durante un buen rato. Finalmente, su marido abre la puerta. «¿Qué pasa?», pregunta. «¿Está ahí?», le pregunta Ishtran. «¿Qué pasa? ¿Está ahí? ¿De qué hablas?», responde su marido. «¿Está aquí?», dice, cerrando la puerta instintivamente. Ishtran la empuja de nuevo. Su marido le detiene con la mano. «¿Qué crees que haces?», le dice. Seguro de que está ahí y de que su marido solo quiere impedir que la vea. Ishtran intenta entrar a empujones. Su marido intenta detenerlo. Se produce un forcejeo en el rellano. Solo hay empujones y forcejeos».

«Y entonces su marido cae por las escaleras. Intenta sujetarse a la barandilla metálica, pero no puede. Se oye un fuerte y extraño ruido cuando su cabeza golpea aún más abajo. Y entonces yace tendido en el suelo de cemento del rellano, junto a las plantas de su esposa. Y no se levanta. Ishtvan espera a que se levante. De repente, reina un silencio sepulcral. Oye voces que provienen de algún lugar de la escalera».

«Cuando es evidente que el hombre no va a levantarse, Ishtvan comienza a bajar las escaleras. Le tiemblan las piernas. Le tiemblan tanto que casi le cuesta caminar. Pasa por el rellano donde yace el hombre y donde algunas de las plantas de su esposa se han caído, esparciendo tierra sobre el cemento, y sigue bajando».

El autor favorito de Dua Lipa, Sarah Jessica Parker y Zadie Smith

Desde su publicación en marzo, la élite cultural ha respaldado la novela, entre ellos la estrella del pop Dua Lipa, que eligió la novela para su club de lectura, y la novelista Zadie Smith, quien declaró en un programa de radio de la BBC que Flesh era “asombrosa”. “Algunos novelistas dan a sus personajes vidas interiores increíblemente complicadas”, dijo Smith, “pero Szalay tuvo la confianza de crear un protagonista que no reflexiona mucho sobre los acontecimientos que le suceden, y que por eso resulta más realista”.

“… mi lectura del mes de octubre. Y, sinceramente, es uno de los libros más asombrosos que he leído”. Refirió la estrella Dua Lipa en entrevista al autor, al que le dijo: “Con un lenguaje tan conciso, has logrado crear un mundo hiperrealista rebosante de tensión y melancolía”.

El autor mencionó sobre el protagonista de su novela: «Obviamente, es pasivo, totalmente pasivo, y hay cierta pasividad en él, pero creo que no querría exagerar su pasividad. Creo que, en otros aspectos, sí muestra iniciativa. A menudo, esa iniciativa que muestra se da entre capítulos, porque cada capítulo avanza unos años en su vida, y suele ser en ese lapso entre capítulos donde se producen sus actos de iniciativa.»

La novela recibió críticas positivas y ganó el Premio Booker 2025. El autor Roddy Doyle, presidente del jurado, afirmó que los jueces «nunca habían leído nada igual». Es, en muchos sentidos, un libro sombrío, pero un placer leerlo». La actriz judía y también miembro del jurado, Sarah Jessica Parker, lo describió como «hipnóticamente tenso y cautivador» y «un retrato asombrosamente conmovedor de la vida de un hombre».

Booker, un premio tacaño pero prestigioso 

El Premio Booker en dinero solo significa para el autor galardonado recibir un premio de 50.000 libras, es decir, unos 65.800 dólares. Pero el prestigio de ganar atraviesa ambos lados del Atlántico. Considerado por la crítica especializada y los escritores, el Booker es para la angloesfera uno de los galardones más prestigiosos de la literatura; se otorga cada año a la que se considera la mejor novela escrita en inglés y publicada en Reino Unido o Irlanda. Algunos críticos lo consideran el equivalente a los Óscar de literatura. Sin embargo, el monto en metálico continúa siendo inferior al premio Goncourt de novela en lengua francesa, y está muy por debajo del premio Planeta de novela en lengua española, el segundo premio en dinero más oneroso, solo por debajo del Nobel. Para los anglosajones, su Booker es su buque insignia; para un angloparlante, solo queda por encima el Nobel.

Sobre el autor de un libro acerca de la tragedia de ser un hombre no deconstruido.

La gran pregunta o lo que sus lectores liberales europeos se sorprenden acerca del protagonista de la novela es por qué habla tan poco. Booker describió el libro así: “Con una prosa sumamente concisa, este libro, hipnóticamente tenso y cautivador, se convierte en un retrato asombrosamente conmovedor de la vida de un hombre.” El jurado del Premio Booker 2025 sobre Flesh.

Lo inusual de esta novela reside en cómo el autor presenta a István como un personaje que, a pesar de su ascenso al mundo de los superricos, sigue siendo «tosco, inarticulado y grosero».  En palabras de Associated Press, es «alguien que aún conserva cierta inmadurez adolescente, incapaz de interactuar plenamente con los demás como un adulto. Parece que las relaciones físicas son el único momento en que puede conectar verdaderamente con otros adultos». Además, conserva un «impulso desfigurante hacia la violencia» y se siente como un «participante pasivo en los acontecimientos de su vida», «marcado de forma casi irreversible por sus traumas».

István suele actuar primero por instinto y reflexionar después sobre sus acciones: «Su cuerpo sabe cosas que su mente ignora. La gente que le rodea sabe cosas de él que él mismo desconoce».  El autor ha declarado que quería que la novela «expresara la sensación que tenía de que nuestra existencia es, ante todo, una experiencia física, y que todos sus demás aspectos proceden de esa fisicalidad».

La tendencia de István a seguir sus instintos en lugar de reflexionar se refleja en su forma de hablar reactiva. Tiende a responder a los demás en vez de iniciar conversaciones, y cuando habla, emplea principalmente frases banales como «sí» o «no sé». En palabras de un crítico, esto da lugar a un diálogo «casi cómicamente minimalista» en el que «István mantiene conversaciones enteras diciendo poco más que «Vale»».

Los críticos han señalado que István desarrolla mayor empatía con el paso de los años, lo que le permite forjar vínculos humanos más duraderos y lo hace más entrañable para el lector.

Flesh, Carne, venció a los otros cinco títulos finalistas, entre ellos Flashlight de Susan Choi, La soledad de Sonia y Sunny de Kiran Desai, Audición de Katie Kitamura, El resto de nuestras vidas de Ben Markovits y The Land in Winter de Andrew Miller.

David Szalay es autor de seis obras de ficción traducidas a más de veinte idiomas, además de varios radioteatros de la BBC. Su primera novela, «Londres y el sureste», fue galardonada con los premios Betty Trask y Geoffrey Faber Memorial. «Todo lo que es un hombre» recibió el premio Gordon Burn y el premio Plimpton de ficción, y fue finalista del premio Booker en 2016. 

Fue seleccionado para la edición de 2013 de la antología «Lo mejor de los jóvenes novelistas británicos» de Granta, y en 2010 apareció en la lista de los 20 mejores escritores británicos menores de 40 años del Telegraph. En noviembre de 2025, Flesh ganó el Premio Booker.

David y los críticos 

La colección de relatos interconectados, All That Man Is, fue finalista del Premio Man Booker y ganó el Premio Gordon Burn en 2016. The Spectator afirmó que «nadie captura la profunda tristeza de la Europa moderna tan bien como Szalay».  The Observer cuestionó su estructura y si se ajusta o no a la definición tradicional de novela: «¿Funciona, en algún sentido, como novela, como Jonathan Cape pretende hacernos creer? Sí, existe una coherencia temática que la convierte en algo más que una colección, e incluso Szalay introduce algún que otro vínculo narrativo (resulta que el hombre de 73 años es el abuelo del joven de 17). Pero, aun así, ¿una novela? No lo creo».  Sus obras exploran temas como la identidad, la vulnerabilidad masculina, la corporeidad y el aislamiento social en el mundo moderno. Su obra se caracteriza por un estilo conciso, un realismo crudo y una atención especial a las crisis internas del hombre moderno. Sus personajes suelen enfrentarse a la alienación, el envejecimiento, la pérdida de sentido, las limitaciones físicas y la búsqueda de significado en la vida cotidiana. La crítica ha comparado su estilo con el de Ian McEwan y Robertson Davies.

István es un moderno Epimeteo, quien vive una vida impulsiva, tomando decisiones precipitadas sin reflexionar. A través de relaciones extramatrimoniales, el servicio militar y una serie de trabajos precarios, István se convierte en un adinerado miembro de la alta sociedad londinense. Este éxito le brinda cierta satisfacción, pero su personalidad, prácticamente inalterada, genera conflictos con su nueva familia y entorno. El diálogo es escaso en la novela y, más que entrar en el pensamiento del protagonista, se trata de observar e incomprender lo que hace en el marco de circunstancias que lo sobrepasan. 

En la novela, lo acompañamos desde los 15 años, cuando es enviado a un centro de detención juvenil tras ser responsabilizado por la muerte del marido de una mujer mayor con la que tenía un affaire; posteriormente, es enviado a servir como soldado en Irak. De estas experiencias aprende a ser resiliente ante la adversidad. Más tarde, István trabaja en seguridad privada y luego se convierte en chófer de una familia adinerada de Londres. Con el tiempo, se integra en su vida, adoptando su estilo de vida lujoso, su ropa, sus jets privados y sus restaurantes exclusivos. También tiene una aventura con la joven esposa, durante la cual el marido fallece por causas naturales, lo que le permite casarse con István. Debido al comportamiento de la pareja, el nuevo hijastro de István lo desprecia.

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