Lea un fragmento del libro de Aldo – El reportero andino

Compartimos un tramo del capítulo 5 del nuevo libro de Aldo Mariátegui: KGB y Velasco: La alianza URSS-Perú 1968-1975. Cómo el espionaje ruso infiltró toda América Latina (Penguin Random House).

LA PRIMERA REZIDENTURA EN LIMA Y ORLOV

La primera Rezidentura del KGB en Lima se estableció en agosto de 1969 y fue encabezada por Arseni Fyodorovich Orlov, desde esa fecha hasta 1976. Según el Archivo Mitrokhin «la Rezidentura en Perú se estableció en 1969». Gracias a uno de los documentos de Mitrokhin sabemos que la Rezidentura se encontraba en el lado izquierdo de la fachada del edificio de la embajada. Y que «en la tercera planta, en partes opuestas del edificio, hay oficinas de residentes del KGB y del GRU, las salas 4 y 3, y en la parte noroeste del edificio hay una torre con una sala especial para el servicio de interceptación de radio». También que «para 1972 había siete agentes de la PR».

Dos años más tarde, en 1974, una comisión del KGB viajó a Perú. El propósito, según Mitrokhin, era «comprobar el régimen de secreto y documentos clasificados, la organización de la entrega, el almacenamiento y el envío del correo diplomático, la protección contra la intrusión técnica en las instituciones soviéticas, la colocación, la conducta, el modo de funcionamiento de los cifradores, los guardias fronterizos de guardia y el personal técnico. La comisión estaba interesada en saber qué tiendas eran visitadas por la categoría de trabajadores mencionada y con qué frecuencia».

Para 1975, el cuerpo de agentes de la Residencia en el PR contaba con diez agentes y nueve contactos confidenciales.

 

 

Según Mitokhin, «el trabajo de la Residencia fue evaluado positivamente». A partir de 1977, la colonia soviética en Lima contaba con tres agentes y un apoderado en la embajada soviética, un agente de confianza en la misión comercial y un agente en Aeroflot.

En el Archivo Mitrokhin hallé una carta del agente del KGB Richard Oleg Andreevich Leusky (1949), traductor, a su amada en Kiev: «Las condiciones de vida aquí son ideales… los precios son bajos, da una sana envidia». ¡Cómo serían las condiciones de vida en la URSS que un país del Tercer Mundo y muy cerrado a las importaciones de bienes de consumo desde el inicio del velasquismo le provocaba envidia!

Recordemos que «PR» se refiere a la sección de Inteligencia política del KGB en una embajada.

Andrew detalla que Orlov estableció pronto una red de valiosos contactos locales. Uno de ellos, muy cercano al dictador Juan Velasco, le permitió enlazarse con los servicios de Inteligencia peruanos, mientras que un miembro de la Junta Militar les hizo el contacto directo con el mismísimo Velasco.

 

EL AGENTE ESTRELLA: UN CUSQUEÑO RADICAL

Cuando leí el libro de Andrew me enteré de que un asesor de Velasco fue reclutado directamente como agente del KGB. Sin embargo, a pesar de mencionar que Mitrokhin le identificó directamente en su Archivo por su nombre y apellidos, el autor británico no hizo lo mismo en su libro. Este agente habría recibido un pago de cinco mil dólares (que era un buen dinero en la época). Aparecía también que este personaje influyó en Velasco, miembros del Gobierno y opinión pública, además de que controló dos periódicos.

Pues bien, la información textual sobre la identidad de este agente aparece aquí por primera vez. Ahora sí podemos conocer con absoluta certeza quién fue ese agente del KGB en el Perú. Esto fue lo que encontramos que escribió Mitrokhin en su Archivo:

«E. Ruiz Caro. Agente residente en Perú. Recibió 5000 dólares. Se incorporó a la dirección del servicio de información del Gobierno. De confianza del presidente Velasco Alvarado. A través de Caro tienen influencia sobre el presidente miembros del Gobierno peruano y forman la opinión pública. Dirige dos periódicos gubernamentales. 1971».

¿Quién fue Efraín Ruiz Caro, este hasta ahora desconocido agente del KGB que nos desnudó Mitrokhin? Fue un periodista y comunista cusqueño que nació en 1929. En 1950, muy joven, integró, el equipo inicial del tabloide vespertino popular Última Hora, del magnate Pedro Beltrán, precisamente el patriarca mediático del liberalismo peruano, una corriente política situada en las antípodas de la ideología marxista que Ruiz Caro tan fervorosamente abrazaría.

Posteriormente, en 1956, Ruiz Caro fue elegido diputado por el Cusco en las listas del belaundista y moderado Frente Nacional de Juventudes Democráticas. Este Frente, al poco tiempo, evolucionó como un partido formal, llamado Acción Popular.

Ruiz Caro se radicalizó hacia la izquierda y pasó a militar en el Movimiento Social Progresista, partido de intelectuales y activistas «progres» (como los hermanos Sebastián y Augusto Salazar Bondy, Luis Valcárcel, Santiago Agurto, Alberto Ruiz Eldredge, Francisco Moncloa, José Matos Mar, Abelardo Oquendo, Germán Tito Gutiérrez, Manuel Jesús Orbegoso y Guillermo Sheen Lazo). En esos años, Ruiz Caro dirigió el diario partidista Libertad.

El partido fue disuelto tras una pésima actuación electoral, en 1962, con Alberto Ruiz Eldredge de candidato presidencial. Solo obtuvo 9202 votos, lo que supuso un minúsculo 0.53 %, ubicándose en séptimo lugar de siete candidatos. Un año después del golpe militar de 1968, Ruiz Caro pasó a colaborar directamente con la dictadura velasquista: asumió brevemente el mando de la estatal Dirección de Promoción de la Reforma Agraria. Se cuenta que fue Ruiz Caro quien inventó el eslogan revolucionario «Campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza», frase atribuida erróneamente al rebelde indígena Túpac Amaru II.

Al año siguiente, Velasco lo nombró director de los diarios Expreso y Extra, confiscados al exiliado político acciopopulista y financista Manuel Ulloa. Estos medios son precisamente los dos «periódicos gubernamentales» a los que se refiere el Archivo Mitrokhin.

Ruiz Caro se marchó, en 1974, a la entonces comunista Checoslovaquia para asumir el puesto de la secretaría latinoamericana de la Organización Internacional de Periodistas, un ente de agitación y propaganda prosoviético. Después retornó al Perú para dirigir los diarios comunistas La Voz y El Observador, ya cuando este último medio funcionaba como cooperativa decadente en su fase final, tras años de mejores glorias.

Este comprobado agente peruano del KGB murió en la Navidad del año 2007, a los 78 años de edad.

 

 

EL KGB EN TORRE TAGLE

La Guerra Fría transformó las embajadas del mundo en verdaderos campos de batalla donde la sutileza y la paciencia eran las armas más letales. El KGB, heredero de décadas de experiencia en espionaje zarista, había desarrollado un sistema casi infalible de infiltración diplomática que operaba como una telaraña invisible. Sus agentes, cuidadosamente seleccionados y entrenados durante años en el Centro de Formación 101 de Moscú, desplegaban un abanico de técnicas que iban desde la seducción calculada hasta el chantaje psicológico más sofisticado.

Los llamados «swallows» y «ravens» —agentes femeninos y masculinos especializados en seducción— eran apenas la punta visible de una operación que involucraba equipos completos de vigilancia, analistas y expertos en manipulación psicológica. El objetivo trascendía la mera recopilación de información; buscaban convertir las misiones diplomáticas occidentales en extensiones involuntarias del aparato de Inteligencia soviético, creando una red de informantes que, en muchos casos, ni siquiera eran conscientes del alcance real de su compromiso.

La paciencia era fundamental: un agente podía pasar años cultivando una sola fuente, construyendo una amistad aparentemente genuina que comenzaba con pequeños favores insignificantes y culminaba en la entrega regular de documentos clasificados o en la influencia directa sobre políticas extranjeras.

Entre mis hallazgos sorpresivos en el Archivo Mitrokhin de Cambridge figuran los nombres de diplomáticos peruanos que estuvieron muy cercanos al KGB.

 

«DAVIS»

Se trata de un diplomático peruano aún vivo, quien trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Se había formado en la Academia Diplomática y en la facultad de Economía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. La primera vez que lo contactaron fue en abril de 1974. De ahí en adelante, estableció «relaciones de confianza» con la Rezidentura, como se detalla en el mismo Archivo Mitrokhin. Su aporte fue compartir información sobre las relaciones peruano-estadounidenses y sobre la política de Estados Unidos en América Latina.

Este diplomático perteneció a la promoción 1971 de Torre Tagle, llamada «Vicente Cerro Cebrián». Fue embajador del Perú en dos países latinoamericanos y otro asiático, además de un organismo internacional. También sirvió en Rusia.

Esto es lo que recoge Mitrokhin: «“Davis”, XXX (nombre obviado del diplomático), nacido en 19XX en Perú. Personal del Ministerio de Asuntos Exteriores. Egresado de la Academia Diplomática y de la Facultad de Economía de la Universidad de San Marcos. Marxista en sus opiniones, antiamericano. Contactado en Lima en abril de 1974, trabajó para el Ministerio de Relaciones Exteriores, compartió información sobre las relaciones peruano-estadounidenses, la política de Estados Unidos en América Latina. En 1975-78, tercer secretario de la misión de Perú en XXX (país obviado).

Estableció relaciones de confianza con la Rezidentura. En marzo de 1978, nombrado segundo secretario de la embajada del Perú en XXX (país obviado).

Se estableció una comunicación protegida por contraseña:

—¿No nos conocimos en París en 1976 en la Conferencia Norte-Sur?

—No lo creo, ya que yo asistía entonces a una conferencia Este-Oeste».

A «Davis» se le pidió su descargo y esta es la transcripción:

«¿De dónde salió esa mentira? Es totalmente falso. Como diplomático yo tenía que tener contacto con los soviéticos y los invitaba a almorzar porque en esa época los rusos no tenían acceso a los restaurantes privados, entonces, yo los invitaba porque me convenía para jalarles la lengua. Pero no he sido agente de ellos ni he trabajado para ellos. Sí he contactado y los he invitado y hubo una información de ventas de armamentos a Chile y he tenido contacto con ellos por los propios intereses de la embajada, es lo que hace un diplomático. Yo no he tenido ningún contacto con el KGB en Lima. Yo era segundo de la embajada en Moscú».

«Davis» ya pasó al retiro al cumplir 70 años en la década pasada.

 

(Agente ruso Mithrokin).

 

 

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By admin

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