La Nueva Palomino, el restaurante donde el – El reportero andino

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Rudy Bedoya, esposo de Mónica y parte fundamental de la administración del lugar, además, conocido como el respeto, explica que mantener una picantería auténtica es un trabajo de devoción. “Aquí todo se hace a diario y desde cero. Moler en batán cuesta, pero el sabor no tiene comparación. No usamos licuadora porque cambia la textura, la densidad, el alma del plato”, cuenta con orgullo mientras muestra la cocina a leña, la tradicional concha, donde los chupes y adobos hierven lentamente desde las siete de la mañana.

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Pierina Denegri
La cocina es el corazón de La Nueva Palomino.

La cocina es el corazón de La Nueva Palomino.

/ Gabriela Delgado

El fuego lento es parte del secreto. “Una picantería no es solo fritura, como muchos piensan. Lo esencial son los jayaris, esas pequeñas entradas como el solterito o las zarzas, los chupes y los guisos. Son la columna vertebral de nuestra cocina”, dice Rudy. Platos como el chupe de camarones se sirven con generosidad, en porciones que rinden para compartir, como manda la costumbre arequipeña.

Si el batán es el corazón del restaurante, la chicha es su alma. Rudy lo tiene claro: “No hay picantería sin chicha, ni chicha sin picantería”. En grandes chombas de barro, hechas a mano, cada vez más difíciles de conseguir, reposa la bebida de guiñapo, fermentada con paciencia y respeto. “Antes usábamos maíz negro criollo, pero ya desapareció. Hoy trabajamos con maíz morado germinado, que da un sabor especial y suave, ideal para acompañar los guisos”, detalla.

Platos contundentes como para compartir con toda la familia.

Platos contundentes como para compartir con toda la familia.

/ Gabriela Delgado

El proceso es artesanal y requiere semanas de preparación. Las guiñaperas, mujeres mayores encargadas de germinar el maíz, son guardianas de un saber que se está perdiendo. “Lamentablemente, ya casi no hay jóvenes que quieran seguir esa tradición. Es un trabajo duro, pero valioso. Nosotros estaríamos dispuestos a pagar más por el guiñapo, pero la juventud ya no quiere hacerlo”, lamenta Rudy.

En sus orígenes, las picanterías fueron chicherías. Solo se servía chicha y se ofrecían pequeñas entradas saladas para que los clientes bebieran más. “Las chicheras se dieron cuenta de que esos picantitos eran un negocio, y empezaron a venderlos. Así nació la picantería”, explica el esposo de Mónica. Ese espíritu comunitario sigue vivo en La Nueva Palomino, aunque los tiempos hayan cambiado. “Antes todos se sentaban en una mesa larga: el campesino, el doctor, el comerciante. Compartían el mismo vaso de chicha. Hoy eso es difícil, pero mantenemos el espíritu de unión”.

Tradición y responsabilidad

Recibir el reconocimiento como Mejor Picantería de Arequipa en los fue un orgullo, pero también una responsabilidad. “Para nosotros, el premio significa mantener la calidad y el prestigio de nuestra cocina arequipeña. No podemos relajarnos. Sabemos que la gente nos observa, y eso nos motiva a ser coherentes con lo que hacemos”, comenta Rudy.

En 2025, La Nueva Palomino se alzó con el Premio Somos a la mejor Picantería.

En 2025, La Nueva Palomino se alzó con el Premio Somos a la mejor Picantería.

/ Gabriela Delgado

En La Nueva Palomino, la autenticidad no se negocia. No hay electrodomésticos modernos en la cocina; los sabores se construyen con leña, piedra y tiempo. “Yo no podría mirar a alguien a los ojos y decirle que hago picantería si uso aparatos eléctricos. Sería traicionar lo que somos”, finaliza.

Mantener viva la tradición picantera no es sencillo. Implica jornadas largas, trabajo físico y constancia. “El Perú está reconociendo este esfuerzo, y eso nos da fuerza. Mientras haya chicha y un batán en movimiento, la picantería seguirá viva”, dice Rudy, con una sonrisa que revela orgullo y ganas de seguir contribuyendo con la gastronomía arequipeña.

Además…

Más sobre La Nueva Palomino

Dirección: Pasaje Leoncio Prado 122, Yanahuara – Arequipa

Carta: De lunes a domingo el restaurante ofrece un chupe diferente por cada día a 28 soles. Los domingos a partir de las 7:30 AM se puede pedir un adobo a 34 soles. En cuanto a la carta, esta inicia con los piqueos picanteros que van desde los 19 soles hasta los 58 y también está la opción de las fuentes que cuestan entre 59 soles y 72 soles. En los platos de siempre se puede pedir una patita con maní a 29 soles, un almendrado de lengua con puré de papa a 35 o un cauche de queso a 45. Los jayaris cuestan entre 25 y 42 soles y se encuentra el soltero de queso, el pastel de papa, la sarza de cabeza de cerdo, entre otros. Y para beber, la chica de guiñapo desde 6 soles.

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