La herencia de Castillo y Boluarte: Perú – El reportero andino

Los gobiernos de Castillo y Boluarte acumulan 150 ministros (sin contabilizar las dobles designaciones de algunos ministros que retornaron a ocupar el mismo cargo). Esta alta rotación no solo ha ahuyentado a bastante del cuerpo técnico que existía en los ministerios, sino que cada vez es más difícil que un profesional técnico acepte asumir un cargo en el Poder Ejecutivo.

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Héctor Villalobos

El actual presidente José Jerí se tomó cinco días para conformar su Gabinete Ministerial. Si bien este caso tiene una limitación adicional (la gestión durará menos de 10 meses), Jerí tuvo en el bolo hasta cuatro nombres que rechazaron la oferta para ser presidentes del Consejo de Ministros, y lo mismo sucedió en varios sectores del equipo.

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El problema de fondo es que, en los últimos cuatro años, en el Perú, los ministros han durado, en promedio, seis meses en el cargo. El panorama es peor si tomamos en cuenta que 60 ministros duraron menos del 100 días, y 24 de estos abandonaron sus despachos antes de los 20 días.

Suman 169 ministros entre 2021 y 2025, dada la alta inestabilidad en los gabinetes de los gobiernos de Pedro Castillo y Dina Boluarte.

Suman 169 ministros entre 2021 y 2025, dada la alta inestabilidad en los gabinetes de los gobiernos de Pedro Castillo y Dina Boluarte.

—Tiempo perdido—

Mayen Ugarte y Martin Cabrera, ambos especialistas en gestión pública, tienen desmenuzado el tiempo que le toma a un ministro instalarse en su cartera. Según sus cálculos, un ministro demora entre seis a ocho meses para tener el control de su sector. Precisamente, en este informe revelamos que seis meses es el tiempo promedio de duración de los ministros en los últimos cuatro años. Si tomamos esa referencia, el 67% de los ministros de los dos últimos gobiernos dejó el cargo sin heber tenido el control de su sector.

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Cabrera explica que, al inicio, un ministro se toma 10 días para tener su firma -y la de su equipo- habilitada, luego debe pasar por una curva de aprendizaje de las dinámicas del sector público (si no ha estado vinculado a este) que toma tres meses, y luego debe revisar los documentos de transferencia de gestión y atender los pendientes del antecesor.

“En medio de toda esa burocracia, tienes al menos dos meses en los que a un ministro nuevo puedes verlo en medios o comunicando acciones de gestiones encaminadas, pero en la práctica no es funcional para las políticas públicas o para la agenda del gobierno”, indicó Cabrera.

Para Ugarte, existe un ciclo virtuoso en la gestión que pasa por procesos de ensayo y error, en los que se produce ajustes hasta lograr que las cosas funcionen bien. “Cuando se va la gente que ha participado en esos procesos, se va el conocimiento y se vuelve a reiniciar el ciclo. Si, además, es la gente con más experiencia, se cometen errores que ya habían sido superados, y los resultados deseados toman más tiempo o no se alcanzan. Nadie se hace responsable y en el camino se pierde el objetivo”, dijo la docente del Departamento de Gestión de la PUCP.

—Cuoteo en exceso—

Otro factor a tomar en cuenta es la designación de cuadros políticos en ministerios, que no es algo nuevo, pero sí es algo que no se había registrado en la dimensión actual.

“La cuota política antes era menos y habían sectores no negociables separados para cuadros técnicos como Economía, Producción, Transportes, Vivienda. Cuando se elige desde la política pública, no solo colocas a un ministro, sino que este trae cuerpos técnicos. Cuando eliges por cuoteo político te trae más cuoteo político dentro de sus partidos”, advirtió Martin Cabrera, director del Instituto Políticas y Comunicaciones (Ipoc).

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Mayen Ugarte añadió que todo este panorama termina desalentando a los buenos cuadros ténicos. “En suma, es una receta para hacer prevalecer la mediocridad por encima de la vocación, el enfoque en resultados y el conocimiento que debe ser lo que mueva la actuación del servidor público”, apuntó.

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