Phase Consultores recogió que, al segundo trimestre, los datos más recientes revelan que tres regiones se encuentran en recesión económica, al acumular dos –o más– trimestres consecutivos con resultados negativos.
Aunque el escenario más adverso del último trimestre en análisis lo tuvo Tumbes, con una caída de doble dígito (-10.8%), llama la atención el complicado panorama de Cusco: tres trimestres consecutivos “en rojo” y con una caída promedio de 5.7%.
Economía de Cusco adversa
La situación cusqueña se presenta complicada y no se vislumbra que pueda mejorar en el corto plazo, pues aún no absorbe el impacto económico de las paralizaciones por los conflictos sociales alrededor de Machu Picchu.
Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, explicó que la tendencia negativa de Cusco responde a una serie de factores, entre los que se destacó una menor producción de hidrocarburos.
Con este punto coincidió en su análisis César García Ríos, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes), agregando que la producción de gas naturales tuvo una caída de alrededor de 14% en el primer semestre.
¿Machu Picchu ya no sería Maravilla del Mundo? Las salidas que se proponen para evitarlo
“Hubo algunos mantenimiento programados sobre el gas de Camiseta y, en general, se evidencia la falta de diversificación productiva. Esto es importante profundizarlo con vista al futuro”, comentó García.
A esto también se suma una demanda interna significativamente menor. “También hay que ver la caída de su agro, la manufactura y el dinamismo del sector alojamiento y restaurantes. Este último es uno de los ejes del turismo”, comentó Odar.
García detalló que el sector agropecuario cusqueño, en el primer semestre, tuvo una caída del 17%, de las más fuertes a nivel nacional, con contracciones significativas en productos como el cacao, el café y la papa.

Avance de las economías departamentales
Sobre el sector turismo, Odar recordó que nunca se logró recuperar el nivel prepandemia y que, respecto a sus niveles máximos del PBI de turismo de Cusco, hoy se encuentra en un 20% por debajo. Esto respondió a bloqueos de carreteras, cierre de actividades y otros factores exógenos a la pandemia o naturaleza.
“Así, considerando todos los conflictos sociales trasladados a bloqueos de carreteras, es bastante probable un resultado negativo para Cusco en el tercer trimestre del año”, observó Odar.
Para dimensionar este perjuicio es pertinente recordar que el Gobierno estimó que, por cada día de bloqueo de las vías a la ciudadela, se perdían alrededor de S/ 2 millones, aunque desde Phase Consultores calcularon que, considerando todas las actividades encadenadas, se superaban los S/ 16 millones.
Ante este escenario, se podría encontrar un giro en la recuperación de actividades primarias, como la agricultura. “Allí podría estar la sorpresa positiva”, apuntó. Sin embargo, la demanda interna se posiciona como un importante reto. De los últimos cinco trimestres, Cusco tuvo un resultado negativo en cuatro.
Odar agregó que este panorama adverso para Cusco, y las otras dos regiones en recesión, ocurre ante la moderación de un motor que las impulsada durante varios meses previos: el crecimiento del gasto público en inversiones.
“Era esperable esta moderación que ocurre ahora porque las tasas de crecimiento eran muy altas para ser sostenibles. La buena noticia es que, a nivel nacional, se recupera la inversión privada. Entonces, la clave para que no haya una caída aún más drástica es que la inversión privada se dinamice y se está recuperando lentamente, pero los entornos electorales generan incertidumbre”, mencionó.

Dinamismo de los departamentos del Perú
Si bien hay alrededor de 40 partidos políticos habilitados para los comicios, Odar indicó que, a poco de iniciar la contienda electoral, no hay manifestaciones de candidatos cuyas posiciones estén marcadamente lejos de promover el libre mercado. Esto resulta positivo para que no se ralentice la inversión privada.
Otras regiones en rojos
Odar señaló que el resultado de Tumbes se vio explicado en el impacto de anomalías climáticas. García añadió que hubo una baja significativa del sector construcción. “Se tiene una baja demanda de cemento y se observa un lento avance físico de obas en los tres niveles de gobierno, en las que están vinculadas a la prevención ante inundaciones”, dijo.
Otro caso preocupante es Moquegua, que acumula cuatro trimestres seguidos en rojo. En el segundo trimestre, sus sectores que más cayeron fueron pesca (-15.8%), manufactura (-6.3%), agropecuario (-6.1%) y minería e hidrocarburos (-3.2%).
Un caso que también atrajo la atención es La Libertad, que estadísticamente no cayó en recesión económica, luego de acumular un -0.3% y -1.5%, respectivamente. Al respecto, Odar mencionó que el factor inseguridad no es uno “nuevo” que incida en esta economía, que en los últimos cuatro trimestres también supo crecer en alrededor de 10%.
“Sí puede incidir [la inseguridad] en términos de ritmo de crecimiento. Sí le quita dinamismo a la economía, hay desvío de actividades y reduce el potencial de inversión porque se destina más para gasto corriente que para inversiones. Así, no necesariamente haya una caída, pero sí se reduce la capacidad de crecimiento”, sostuvo Odar.