El maoísmo peruano creó escuela, de los Andes a los Himalayas, porque al parecer son muchos los factores que ambas realidades tienen en común. Una intelectualidad provinciana radical, un campesinado pobre y un aislamiento montañés, política y geográficamente hablando. “No es casual que en dos antiguas sociedades de alta montaña haya prosperado el maoísmo en las décadas finales del siglo XX, cuando ya había sido superado en la propia China”, teoriza el historiador José Luis Rénique en un artículo comparativo. No es el único trabajo académico al respecto. Destacan papers como “Andean and Himalayan maoist movements: a comparative workshop on social conflict in Peru and Nepal” (2003), de la Universidad de Cornell; “Democratisation and the growth of communism in Nepal: a Peruvian scenario in the making?” (1992), en Journal of Commonwealth and Comparative Politics; y “A rationale for the outcomes of insurgencies: a comparison case study between insurgencies in Peru and Nepal” (2014), de la Universidad de Monterey Bay.
Estos ensayos destacan la gran influencia senderista en el maoísmo del Partido Comunista Unificado de Nepal, fundado en 1994. El Camino de Prachanda, además, nació en 2001 y se inspiró abiertamente en Sendero Luminoso. Para sus ideólogos, se trata de una nueva síntesis que enriquece el marxismo-leninismo-maoísmo. Es la hoja de ruta de su líder, Puhpa Kamal Dahal (más conocido como Prachanda), quien lideró un levantamiento en 1996 que acabó con los rezagos de una monarquía y dejó 14,000 muertos. Fue así como, tras una guerra civil de 10 años, controló gran parte del país.
En el Perú ya se convoca a marchas que imiten lo que sucede en Nepal, donde han quemado el Congreso, Palacio y a la esposa del primer ministro. La influencia es de ida y vuelta.
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