
El malestar acumulado por parte de los empresarios turísticos se concentra en un punto específico: la falta de previsibilidad. Desde hace semanas, operadores y agencias de viaje alertan sobre las consecuencias de no contar con un sistema de venta 100 % virtual. Para ellos, el actual esquema no solo expone a los turistas a una experiencia poco ordenada, sino que interfiere con la planificación de los viajes, repercutiendo en la reputación internacional del país como destino turístico confiable.
La controversia tomó mayor fuerza cuando el Ministerio de Cultura anunció la implementación de un nuevo sistema para la venta presencial de mil boletos diarios a partir del 1 de agosto. Aunque se argumentó que estas modificaciones buscan evitar colas y optimizar el acceso a la Llaqta de Machu Picchu, desde el sector privado aseguran que la medida fue adoptada “irregularmente y sin sustento técnico”.

El pronunciamiento difundido por los gremios del turismo remarca con énfasis los problemas que genera la venta directa en Machupicchu Pueblo. “Esta medida […] sigue generando incertidumbre para los visitantes y operadores turísticos, encarece innecesariamente la experiencia de viaje y obliga a los turistas a pernoctar, mínimo una noche adicional en Machupicchu Pueblo, afectando la planificación y previsibilidad que todo viajero requiere”.
Uno de los puntos más cuestionados en el comunicado es el riesgo al que se expone a los visitantes con este sistema. Según los gremios, “lejos de ordenar el acceso, la venta presencial expone a los turistas a colas, desinformación, reventa e informalidad”. Este escenario, explican, contradice los estándares internacionales que se espera de un destino con reconocimiento global.
La crítica también se dirige al modelo de gestión que, a su parecer, no responde a las necesidades actuales del turismo. En el pronunciamiento se afirma: “En plena era digital, resulta incomprensible persistir en prácticas obsoletas”. Los empresarios consideran que Machu Picchu necesita una administración moderna, que responda con eficacia a la demanda y que garantice transparencia.

Juan Stoessel Florez)
Las repercusiones de esta política, según el sector privado, ya son visibles. “Tour operadores internacionales están retirando al Perú de sus catálogos por falta de certeza en la disponibilidad de entradas. Las cancelaciones aumentan y los turistas reconsideran su decisión de visitar el país”, indican. Esta situación genera preocupación entre quienes dependen del turismo receptivo y de la articulación de rutas que conectan Machu Picchu con otros puntos del país.
El documento enfatiza que el impacto negativo no recae únicamente sobre Cusco. “Destinos articulados como el Lago Titicaca, Arequipa, el Valle Sagrado y Lima también se ven afectados, debilitando la cadena de valor turística y alejando la recuperación de los flujos prepandemia”.
Ante este panorama, el sector privado presentó una serie de exigencias dirigidas al Ministerio de Cultura y al Gobierno central. La primera: “la eliminación inmediata de la venta presencial, en favor de un sistema moderno, ordenado, previsible y auditable”. Asimismo, solicitan la creación de “una plataforma única, digital, transparente y segura, plenamente auditable”.
También demandan la incorporación activa del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR) en la gestión del destino. “La participación activa y vinculante del MINCETUR en la gestión del destino Machu Picchu, como ente especializado en la operación turística”, remarcan.