Personalmente, conocí a la doctora Bettina Woll ni bien llegó al país, en un momento convulso postelecciones en 2021. Hoy se despide del Perú a través de La República tras 4 años de servicio como representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hacia una nueva misión aún indeterminada. Ella ha estado en diferentes situaciones de crisis en el mundo, entre las que destaca el referéndum en Sudan del Sur, Haití tras el terremoto del 2010, y la transición en Yemen. Es politóloga con doctorado en cooperación para el desarrollo con Bolivia. Apasionada por la gobernabilidad y la relación entre el gobierno y la sociedad civil. Destacada por su sobriedad y capacidad de diálogo.
Bajo su administración ha sido testigo de un recrudecimiento de la crisis multidimensional en el Perú. ¿Observa algún asunto en particular en comparación con otras crisis a las que has asistido previamente?
Es interesante que me preguntas porque de hecho antes de llegar al país, no en mi última función, pero en mi penúltima función para el Perú, a nivel global, mi función se llamaba Coordinador de Respuesta a Crisis para Asia Pacífica, Europa del Este y los países árabes.
En ella he trabajado bastante con los países en esas regiones para apoyar las oficinas país de PNUD a responder a las crisis que ellos estaban enfrentando, ya sean de carácter político o también desastres naturales.
El Perú, como de hecho muchos países en la región y también en el mundo, estaba enfrentando dinámicas críticas. Mi llegada al país en el Perú coincidió con la toma de mando Pedro Castillo en agosto de 2021. Llegué al final de una experiencia de pandemia bastante fuerte para el país, bastante traumatizante, en que también el país ha sufrido una experiencia dura y también una experiencia de pérdida de control de muchos asuntos tales como que la gente cuando ya no logra manejar ni su día a día ni el futuro del país, se siente bastante insegura y eso también tiene efectos en el mediano plazo en la polarización política.
¿Un asunto más global que particular?
De hecho, tenemos un informe de desarrollo humano a nivel global que se llama Tiempos inciertos, vidas inestables de ese momento, que también recoge la experiencia del Perú.
En este periodo, la búsqueda de soluciones cada ciudadano se ve enfrentado a las soluciones del otro, por lo que salir de esa dinámica de bastante incertidumbre y polarización hacia una construcción común del futuro no es fácil.
¿Construcción de ciudadanía trunca?
Tiene que ver con la relación entre la ciudadanía y el Estado y cómo -en realidad- el Estado que debería ser basado en la ciudadanía, debería ser la construcción sobre la cual la ciudadanía se pone de acuerdo para abordar los asuntos comunes. Cómo todo eso se construye, se mantiene y se consolida.
Las cifras apuntan a un crecimiento económico limitado también, mientras la democracia se ha debilitado
Como hemos destacado en el informe de desarrollo humano, el Perú ha vivido un crecimiento económico bastante importante en los últimos 20 años y también cómo se ha mejorado el índice de desarrollo humano en esas décadas. Fueron dos décadas de ciclos electorales ininterrumpidos, es decir, que hubo una consolidación de la democracia peruana.
En este periodo se sintió mucho más la distancia entre la capital y las regiones.
De lo que hemos medido en el informe de la densidad del Estado, también hubo mejoras, pero en un entorno en que la desigualdad no solamente es una desigualdad económica, sino también el sentimiento de lejanía entre Lima y el resto del país; entre las ciudades en las zonas rurales. Esas, según la percepción de los peruanos, son las desigualdades más sentidas de la población.
¿Es ese el fundamento de las crisis?
Lo anterior suma a ese sentimiento de desigualdad que contribuye asimismo a la generación de sentimientos de falta de confianza que impide ver de que la gran mayoría de los peruanos están labrando cosas que pueden apunar hacia un futuro común. Ese fue justamente el desafío que queríamos visibilizar con el informe de desarrollo humano, porque lo que se necesita es, en realidad, un círculo virtuoso en que los esfuerzos van hacia crear o fortalecer un clima favorable a la colaboración
Que la gente vuelva a confiar…
¡Y vuelva a colaborar! Puede ser a pequeña escala, en cosas bien locales, pero que busquen y encuentren juntos cuáles son los objetivos y los bienes comunes públicos que se comparten y, por los cuales, todos pueden trabajar juntos. Para eso se necesita confianza entre todos. Eso ha sido un poco el enfoque de mi estancia los últimos cuatro años.
Hay dos variables importantes: la ciudadanía y el Estado. A partir de su ingreso en agosto de 2021 hasta ahora, en un momento en el que inicia un nuevo proceso electoral, ¿cómo ha visto la evolución de esa ciudadanía?
Para mí el Estado y la ciudadanía no deberían ser dos cosas distintas, porque el Estado es nada más que la construcción de toma de decisiones colectivas de los ciudadanos y las ciudadanas. Entonces, si hay una lejanía entre la ciudadanía y el Estado, ya algo no anda bien porque el Estado es el Estado de la ciudadanía.
La ciudadanía, de hecho, es el poder en una democracia. Por eso, debe ser la misma ciudadanía quien debe ponerse de acuerdo en cuáles son los arreglos de gestión común del país, de los bienes públicos que hay. Pero, si en el Perú hay un sentimiento de mucha lejanía entre ambos, si la ciudadanía se siente bien lejos de lo que es el Estado, tampoco percibirá el Estado como su Estado. Finalmente, son ellos.
Al final del día, el Estado son personas, el sector privado son personas. La ciudadanía percibe a todas esas personas que conforman el Estado o que pueden conformar instituciones bien específicas en el Estado lejanas a ella.
La retroalimentación entre las instituciones estatales y la ciudadanía es que hace vivir una democracia
En el Perú, la gente no se siente representada por sus representantes porque no responden a las demandas de la ciudadanía en su conjunto.
Esa cercanía y esa retroalimentación constante se tiene que reestablecer en el Perú para que las autoridades atiendan a las demandas de la ciudadanía, de las cuales ellos también forman parte y respondan así sus demandas.
Pero la ciudadanía es bien diversa también
No hay una sola ciudadanía en el país. De hecho, lo tenía en muchos de mis discursos. El Perú es un país megadiverso y esa es una de las riquezas clave del país. Por eso, muchas veces, es muy difícil encontrar ese sentido común de todos los peruanos y las peruanas, cuál es ese país que queremos para todos, no solamente para “nosotros y mi zona de interés”.
¿Cuáles crees que son los principales desafíos que han surgido en los últimos cinco años en el país para la consolidación de una ciudadanía o el fortalecimiento de la ciudadanía?
Yo pienso que hay iniciativas muy valiosas. De hecho, durante toda la historia del Perú hay, por ejemplo, hace 20 años hubo el programa llamado Agenda Perú. Ahí siempre hubo iniciativas a partir de que la gente buscaba justamente ese sentido común. Actualmente, el proceso de Tejiendo Ciudadanía hacia un nuevo pacto social hemos visto a intelectuales y académicos brillantes que en el país están conceptualizando lo que se necesita. Yo creo mucho en esa conexión entre los académicos, los centros de pensamiento, no solamente en Lima, sino en todo el país para ver qué es lo que se necesita.
¿Y los retos?
En el Perú hemos llegado a una judicialización de lo político, de la gestión de las instituciones y hasta del Estado… Aquí, para sobrevivir, uno tiene que volverse constitucionalista. Yo misma tengo mi copia de la constitución en el escritorio y la he leído y releído varias veces para entender cuáles son “las reglas del juego”. Pero de ahí, de vez en cuando, eso va demasiado lejos hacia peleas legales sobre cuál debería ser la interpretación de este artículo de la Constitución o de este marco legal, sin ver cuál es el principio de atrás que nos debería interesar y qué deberíamos defender como peruanos. Como peruanos, qué es lo que queremos con ese artículo. Entonces ahí el riesgo es que, de vez en cuando, uno cae en peleas legalistas, que son, tal vez, solo de interés para intereses particulares, y no hacia el interés común, el interés público. Entonces, de vez en cuando, sería bueno pararse y mirar detrás de todo eso, qué es lo que queremos para el país y cómo podemos lograrlo.
Cómo avanzar hacia eso, que se ha debilitado muchísimo en los últimos 10 años.
A través de la estabilidad institucional, no para una institución específicamente. La alta volatilidad en la gestión de las instituciones públicas debilita a la administración pública. Por eso nadie confía. Cuando viene una nueva administración, un ministerio, por ejemplo, se cambia mucho a los eslabones más técnicos. Eso no necesariamente ayuda al país. Por supuesto se entiende que haya cambios a nivel más político del liderazgo de las instituciones o de los ministerios, por ejemplo. Pero debería haber una base técnica de funcionarios que lleven adelante la institucionalidad y la estabilidad institucional con esa mirada sobre cuál es la visión que tenemos para el país. Que haya cambios a nivel político no debería exigir una reinvención de los niveles más técnicos de la institución misma.
Bajo su administración ha observado cómo las economías ilegales parecen consolidarse mucho más rápido que el mismo Estado, ¿cuál es tu perspectiva sobre este auge ilegal frente al deficiente fortalecimiento del Estado?
Es importante hablar de las economías ilegales y también verlo en su conjunto con la economía del país. Ahí un gran reto para el Perú ha sido, a pesar del crecimiento económico muy impresionante, el alto nivel de informalidad. Es algo que, a pesar de los esfuerzos, no se ha podido bajar a un nivel en que haya más interacción entre el Estado y la economía de manera general. En ese gran espacio, que ahora son un poco más del 70% del total del mercado, es muy difícil para el Estado tener más interacción justamente para poder orientar en el sentido positivo de la economía. De hecho, a nivel de las empresas, por ejemplo, más del 90% son mipymes. Es un nivel muy alto, que también impide un crecimiento más sostenido. La base de empresas de tamaño mediano y grande, si bien existen y son exitosos, hace falta que ese gran grueso del mercado que no despega puedan hacerlo. En ese entorno en que en realidad no hay mucho reglamento de la masa laboral como también de muchas partes de la economía, por supuesto crecen las economías ilegales también, porque justamente hay una ausencia de Estado.
Lo que sí se ha visto, sobre todo este año y en los últimos años es una influencia creciente del poder económico de esas economías en la gestión del Estado, a nivel local, regional, pero también a nivel nacional. Eso, por supuesto, es sumamente preocupante, porque luego en un entorno en que decíamos que los peruanos sienten que se gobierna para los intereses de particulares, esos intereses también pueden ser intereses de las economías ilícitas.
Cómo responder ante esta realidad
La respuesta para mí debería empezar antes en fortalecer la presencia del Estado a nivel de todo el territorio. Es un tema que hemos tocado con el informe IDH
La inseguridad ciudadana también tiene que ver mucho con la presencia del Estado
También de la fuerza de seguridad a nivel territorial para apoyar a las personas, y para defender el imperio de la ley frente a otros intereses.
El rol que ha ocupado en los últimos años tiene que ver mucho también con la capacidad de dialogar y generar espacios para el diálogo ¿Cómo evalúas, en términos de ciencia política, a las élites políticas en el país en los últimos cinco años?
En lo general, incluso en la élite política del Perú hay muchas capacidades para hacer avanzar el país en todos los niveles. Las capacidades están y, a menudo, también las buenas intenciones están también. Con mucha gente con la cual uno conversa, tiene buenas intenciones para el país, pero con la falta de confianza para construir algo más grande, más allá de mi persona como actor político y mi espacio de gestión o influencia, se vuelve muy difícil emprender proyectos más grandes que el país necesita.
En las últimas elecciones un gran tema fue el aumento de desinformación sobre lo que fue el mismo proceso electoral. ¿Cuáles crees que van a ser los principales retos hasta junio de 2026?
En ese momento trabajamos con los organismos electorales, pero también en la interacción entre organizaciones electorales, instituciones, partidos políticos, y medios de comunicación. Estos últimos tienen un rol muy importante para explicar, aclarar lo que se desconoce sobre el proceso electoral, cómo se han aplicado las reglas de juego, el marco legal vigente y cuál ha sido la gestión de los mismos organismos electorales. Tengo la impresión que eso sí ha ayudado bastante, pero con los avances tecnológicos también estamos a nivel mundial y también a nivel país, enfrentar un entorno de desinformación desafiante. Entonces, en el mundo virtual, es importante saber comunicar, saber detectar la mala información y saber mantener relaciones institucionales sanas entre los que contribuyen a la implementación del marco legal del país. Y eso sigue siendo un reto.
Hubo un apoyo del PNUD, por ejemplo, para que los organismos electorales entren en conversación con las empresas tecnológicas como X, TikTok y Meta, para justamente ver cómo pueden colaborar a evitar la desinformación en un contexto electoral.
¿Y además de la desinformación?
Yo sigo pensando que todo lo que comentábamos antes es un reto, un desafío que también tiene que encontrar sus soluciones en el proceso preelectoral y electoral. ¿Cuáles podrían ser las propuestas comunes que se pueden avanzar desde los programas de los partidos políticos y los candidatos para avanzar en el país? Sería importante también que la ciudadanía evalúe su participación en el proceso electoral en ese sentido. Que se pregunten cuáles podrían ser las mejores propuestas para avanzar hacia el bien común del país. Por supuesto, cada elector también tiene intereses particulares que los que debe velar. Sin embargo, sería excelente si durante este espacio preelectoral y electoral se pueda aprovechar para tener conversaciones entre todos sobre qué es que lo que el país necesita para avanzar para participar en el proceso electoral en función de esas preguntas y esas soluciones.
¿Cuáles crees que son los principales proyectos, programas que se han desarrollado en los últimos años bajo tu gestión en la clave que tú propones?
Bueno, como miembro del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, no somos actores que formamos parte del proceso político del país. No obstante, lo que siempre hacemos es abrir espacios multiactor, brindar espacios de diálogo, de escucha, que permita a los peruanos, y todos que están en el país conversar sobre lo que podrían ser soluciones. Espacios como lo que hemos hecho, y tú has sido parte desde el inicio junto con Grupo La República en Tejiendo Ciudadanía, instituciones académicas, pero también hemos trabajado bastante, por ejemplo, en zonas amazónicas espacios entre pueblos indígenas, comunidades, y autoridades locales para ver cómo podemos apoyar al país a cumplir con sus metas de adaptación al cambio climático, protección de la biodiversidad, cero y cuáles pueden ser los roles de cada uno en un espacio para que no sea competitivo y eliminativo.
Esos espacios de colaboración, de co-creación, de co-diseño, han sido importantes para nosotros y siempre hemos visto que eso también ayuda a avanzar con lo que pueden llegar a convertirse en políticas públicas locales. Por ejemplo, a quiénes corresponde trabajar con las comunidades, con los pueblos indígenas, con el sector privado en la zona, para encontrar soluciones a la gestión de su territorio, que finalmente, beneficia a todos.
Recuerdo el año pasado que estuve en Washington y mencioné que era de Perú me dijeron que era la mejor oficina del PNUD. ¿A qué crees que se debe esa percepción?
Me parece ser un comentario que tiene que ver también con las comunicaciones que tiene el PNUD Perú, que es muy fuerte. De hecho, hemos ganado bastantes premios por las buenas comunicaciones que hacemos. Se ha aumentado bastante la visibilidad de la labor del PNUD Perú, entonces eso ha ayudado bastante. Y eso ha sido posible porque la labor que hace el PNUD, con los enfoques tan diversos como el país, con profesionales con excelentes trayectorias que lo conforma representan esa riqueza en diversidad.
Existe una suerte de temor ante los cambios que están sucediendo en el multilateralismo. Algunos lo llaman cambio de orden y, en ellas, vemos las resistencias a tal fenómeno. ¿Qué le dirías a la gente que recibe mucha información y desinformación al respecto?
Es una muy buena pregunta. Para mí, al final del día, lo que está pasando a nivel mundial con el sistema multilateral es una expresión de las mismas dinámicas que ya habíamos conversado, que sobre todo, en los últimos años, con lo que muchos han llamado las policrisis de la pandemia y del choque económico que siguió a la pandemia, con los tiempos inciertos y las vidas inestables, ha crecido la polarización en todos los niveles.
A mí me gusta citar el informe de desarrollo humano también a nivel global del 2024 que se llama Romper el estancamiento, reimaginar la cooperación en un mundo polarizado, que también observó esta dinámica, y que también hemos cubierto para el informe IDH a nivel de Perú. Esa polarización se explica por la crisis, por la angustia, por el temor de la crisis y la reacción emocional -entendible- de las personas de distanciarse de los demás en tiempos inciertos.
El multilateralismo se está redefiniendo porque muchos países, por las mismas dinámicas que tienen al interior de sus estados, se están retirando de ese espacio multilateral como un espacio de cooperación y colaboración hacia el bien futuro del mundo. De hecho, cuando uno vea la carta de Naciones Unidas que cumplió 80 años hace unos días, en su preámbulo hace referencia muy explícita a la experiencia de dos guerras con sus horribles consecuencias para el mundo que vivieron quienes escribieron la carta. Así reafirman su compromiso para colaborar de manera común para la paz, los derechos humanos y también el desarrollo social en el mundo entero. Ese compromiso es clave y ese compromiso cuesta energía, esfuerzos, es algo que no es fácil.
Y justamente ahora con la angustia y el temor de muchas personas, eso se está redefiniendo. Pero como algunos jefes de Estado ya han dicho, 193 menos uno no hace cero. Entonces puede haber Estados miembros que se retiran más de esos espacios multilaterales, pero eso no quiere decir que ese espacio que son las Naciones Unidas, ese espacio multilateral no siga valioso para los demás para encontrar soluciones en su conjunto.
Así que yo veo que ese espacio a nivel mundial se está redefiniendo. Eso también va a impactar, cambiar la presencia del sistema multilateral a nivel de cada país. El programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la lógica del PNUD, es justamente esta presencia a nivel de los países para apoyar al desarrollo de cada uno de ellos y ahí lo que vemos es que hay una gran valoración de los mismos países. Trabajamos con los países de manera directa, no con financiamiento de los países contribuyentes únicamente, sino con los del mismo país. Así que tengo la impresión de que vamos a seguir con la labor que hacemos, pero con un sistema multilateral que se está ajustando a una nueva realidad.
Qué le dirías a quienes quieren meterse en política
Esa conversación la tengo desde que llegué. Siempre encuentro personas que tienen mucha pasión por el país. Cuando me preguntan por soluciones para los problemas que tiene el país y les digo que se metan en política, la reacción es de miedo. Insisto e invito a todos que quieren buscar soluciones para el país que se metan la política para ver cómo avanzar.
Qué le dirías a los peruanos
Para mí, servir en el Perú ha sido una experiencia inolvidable. He aprendido mucho de mi equipo y los socios que tenemos. Yo tengo dos hijos, mi hija menor tiene 6 años así que ha pasado la mitad de su vida en el Perú. Se considera peruana y seguramente volveremos a visitar el Perú. A los lectores, puedo decirles que pueden sentirse muy orgullosos de ser peruanos. Es un país fabuloso, excepcional, con una riqueza que es única en el mundo y eso hay que llevarlo siempre en el corazón y hacerlo vida en las contribuciones de soluciones que necesita el país en su conjunto. Tienen todo para avanzar para el bienestar y desarrollo económico del país.