Municipalidad de Lima pagó S/5 millones a – El reportero andino

Ante las quejas por el mal olor, la Municipalidad de Lima difundió por WhatsApp un video “explicativo” dirigido a las dirigentes de ollas comunes. En él, funcionarios aseguran que el olor fuerte es característico de la sangre de pollo, pero que “al cocinarse, el sabor es rico”.

Sin embargo, los testimonios recogidos por Salud con lupa muestran otra realidad. Una integrante de una olla común en San Juan de Miraflores contó:

“Me acaban de traer la sangre a mi olla y la verdad es que apesta. No sé si así huele la sangre, pero huele horrible. Ese olor me ha dado náuseas y me he quedado con ganas hasta de vomitar”.

Desde San Juan de Lurigancho, otra dirigente comentó: “Las ollas de aquí se están quejando. Es horrible el olor de esa sangre. Yo tengo una amiga que tiene una agrícola de pollos y siempre me da sangrecita en baldes, pero el olor no es como este que nos está dando la municipalidad”.

Pero más allá del olor, también hay temor. Una tercera dirigente, también de San Juan de Miraflores, dijo: “Si no recogemos [la sangre], no nos van a dar nuestro horno”. Esa frase resume la presión que sienten muchas ollas comunes: si rechazan el producto, podrían perder otros beneficios prometidos, como hornos o cocinas.

El problema no termina en el estado del alimento. Los indicios apuntan a una cadena de decisiones preocupante: contratos millonarios adjudicados a proveedores sin experiencia, procesos poco transparentes y presiones indebidas hacia las mujeres que sostienen, día a día, la alimentación de sus comunidades más vulnerables.

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