La idea de que las civilizaciones precolombinas eran inmutables estuvo arraigada durante décadas en el imaginario colectivo, especialmente en Estados Unidos y Europa. Erróneamente, se creía que los pueblos indígenas de América eran reducidos, nómadas, poco interesados en alterar su paisaje para obtener beneficios y “culturalmente atrasados”, señalaba, por ejemplo, el antropólogo Allan R. Holmberg en uno de sus estudios.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad: a lo largo y ancho del continente, la arqueología moderna se ha encargado de desmontar este mito y demostrar que, antes de la llegada de los europeos, allí existían sociedades complejas, con sistemas agrícolas y arquitectónicos avanzados y con conocimientos amplios en ecología, astronomía o matemática. Una de ellas fue la de Peñico, ubicada en la provincia de Huaura, en la región de Lima (Perú).
Este lugar floreció entre los años 1800 y 1500 a.C., al mismo tiempo que lo hacían las primeras civilizaciones en Oriente Medio y Asia. Ubicado a tan solo 12 kilómetros del sitio arqueológico de Caral, el Peñico ahora es noticia porque, tras ocho años de trabajo en el yacimiento —llevado a cabo por un grupo formado en su 80% por habitantes locales—, por fin abre sus puertas: a partir del 12 de julio de 2025, se podrá conocer en primera persona la historia de este antiguo centro urbano que tiene mucho que mostrar al mundo.
El Peñico: un punto de conexión entre la costa y la sierra
La ubicación de Peñico no fue elegida al azar. Esta ciudad fundada hace 3.800 años se construyó a 600 metros sobre el nivel del mar, en una terraza geológica cercana al río Supe y rodeada por montañas que pueden alcanzar los 1.000 metros de altura, por buenos motivos: “Realzar la monumentalidad de sus edificaciones, protegerse de las inundaciones, deslizamientos, y promover la interacción y el intercambio”, indica el Ministerio de Cultura de Perú.
Este último aspecto es el que ha bautizado al Peñico como ciudad de la integración social: “Se desarrolló siguiendo la tradición cultural de Caral. Por su ubicación estratégica, articuló a poblados de la costa y la sierra de Supe y Huaura, así como a los que vivían en el territorio andino-amazónico, el espacio altoandino de la región”, señaló la arqueóloga Shady Solís.

destaca por sus impresionantes relieves escultóricos el componente arquitectónico denominado “B2”, integrado al Edificio Público Mayor B1-B3 ubicado, en el sector B del centro urbano.
Destaca por sus impresionantes relieves escultóricos el componente arquitectónico denominado “B2”, integrado al Edificio Público Mayor B1-B3 ubicado, en el sector B del centro urbano.
Ministerio de Cultura de Perú
Una ciudad con creencias, agricultura y comercio
Entre las construcciones monumentales del centro, destaca uno denominado “B2”: según las investigaciones, este habría sido el más importante de Peñico, donde se realizaban las principales actividades administrativas e ideológicas. De ello da cuenta la presencia de relieves y diseños de pututus, un instrumento musical que, en las sociedades andinas, se utilizaba para reunir a la gente o para anunciar acontecimientos.
Con respecto a la relevancia de Peñico en las sociedades del valle del Supe, los expertos han sugerido que su florecimiento habría sido posterior a la pérdida de prestigio de la Ciudad Sagrada de Caral, y que los pobladores habrían aprovechado las dinámicas económicas y las redes de interacción social ya consolidadas en períodos anteriores para alcanzar su propio prestigio.
Los estudios también han revelado que esta ciudad se abastecía a través de una sofisticada agricultura de regadío, además de obtener bienes mediante el comercio: su principal recurso de intercambio, de acuerdo con las hipótesis, habría sido la hematita, un mineral con “alta importancia simbólica dentro de la cosmología andina”, señalan los expertos.
Una inauguración a la altura de su historia
La inauguración de Peñico promete rendir homenaje a la cultura e historia de este antiguo centro urbano: el 12 de julio, bajo la supervisión y administración de la Zona Arqueológica de Caral, se organizará el primer Peñico Raymi, una fiesta tradicional de los pueblos andinos que incluirá ceremonias a la Pachamama y un festival artístico, entre otras actividades.
De esta forma, el Ministerio de Cultura busca no solo dar a conocer al mundo la fascinante ciudad, sino también reconocer a la población local por su implicación en las investigaciones, claves para reconstruir la milenaria historia de Perú.
