El 8 de mayo de 2025, la Iglesia Católica eligió a su nuevo líder, el cardenal Robert Prevost, quien asumió el papado bajo el nombre de León XIV tras la partida de Francisco. Este nombramiento fue significativo tanto para los católicos a nivel mundial como para Perú, ya que, aunque nacido en Estados Unidos, Prevost residió varias décadas en el país sudamericano y adquirió la nacionalidad peruana, lo que establece una relación estrecha con la nación.
Durante su estancia en Perú, Prevost vivió en Chiclayo, región donde se desempeñó como obispo. Su dedicación pastoral en el país fue ampliamente reconocida, lo que generó un ambiente de celebración y apoyo en Perú tras su elección como papa. No obstante, su vínculo con Perú no era ampliamente conocido por los cardenales durante el cónclave, ya que su nacionalidad peruana pasó desapercibida para muchos de ellos.
Cardenales desconocían su nacionalidad peruana
En declaraciones para RPP, el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, compartió que, al momento de la elección, los cardenales votantes solo sabían que Prevost era estadounidense, sin tener conocimiento de su doble nacionalidad, que incluye la peruana.
Castillo comentó: “Se sabía solamente que era norteamericano. Esto es importante porque, si bien es cierto que venía del Perú, diríamos que no se le prestó demasiada atención, quizás un poco por la problemática internacional que hay hoy en día, pero no había mayor información tampoco.”
Criterios de selección
Según el arzobispo Castillo, durante las reuniones previas al cónclave, Prevost tuvo una intervención breve, casi al final de las deliberaciones. Explicó que la elección se basó en un análisis conjunto de los desafíos actuales que enfrenta la Iglesia Católica.
“Cuando uno discute o conversa sobre un perfil, salen los criterios, que son oportunos para el tiempo que estamos viviendo. Porque no se elige al sucesor de Francisco, sino al sucesor de Pedro a través del tamiz y la experiencia de Francisco, porque implica un tiempo específico”, detalló.
El día de la elección, los 133 cardenales votantes ingresaron en silencio para llevar a cabo la selección del nuevo papa. Después de ser elegido, León XIV se dirigió a su diócesis de Chiclayo para dirigir un mensaje, un gesto que no fue común en el papado de Francisco en 2013.
Castillo interpretó este gesto como una clara muestra de la influencia que su experiencia pastoral en Perú tuvo en su liderazgo. “Su misión lo hace a él mucho más peruano, justamente porque la misión transforma”, expresó.
Respecto a su perfil, el monseñor indicó que León XIV es un experto en derecho canónico y tiene una profunda capacidad para identificar las necesidades de la sociedad.
“Yo creo que una de las cosas más grandes de León es el considerar que existe en la vida misma, en la historia, una presencia tal de Dios que él nos enseña desde la gente, desde la historia de los problemas. Él es muy intuitivo con lo que vive. Por eso también, desde el punto de vista de la experiencia, él es canonista”, destacó.
Finalmente, Carlos Castillo aseguró que el pontificado de León XIV continuará el legado de Francisco. “Él lo dijo, la iglesia sigue siendo una iglesia sinodal”, concluyó.
Papa León XIV y su compromiso con los más vulnerables
Entre 2014 y 2015, cuando Prevost era obispo de Chiclayo, visitó el Programa Chiclayo de Aldeas Infantiles SOS Perú, una organización que acoge a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Su visita no fue meramente protocolar, sino que estuvo marcada por un acercamiento genuino, dedicando tiempo a escuchar a los niños y a sus cuidadores. Llegaba temprano, caminaba tranquilamente y se mostraba interesado en las necesidades de los menores.
Su actitud afectuosa y cercana dejó una huella imborrable en todos los que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Marita, una de las cuidadoras, rememoró con emoción una de sus visitas más significativas: “Fue el primero en llegar a una misa organizada por la comunidad. Me felicitó por la labor que estaba realizando y se interesó genuinamente por los niños. Les preguntaba cómo se sentían, si estaban bien, si eran agradecidos. Eran niños felices, no tristes, y eso era lo que más le conmovía”, relató.