Según se resalta en la página oficial del proyecto, este contempla construir un puerto de clase mundial bajo un enfoque centrado en el viajero, para satisfacer las necesidades de las líneas de cruceros, su clientela y también las comunidades locales. El lugar escogido es la zona costera de Miraflores.
“Provisto de un diseño innovador y sofisticado, se busca resaltar la experiencia del crucero con una combinación perfecta de tierra y mar. Fomentará la creación de nuevos itinerarios, incluyendo experiencias y actividades culturales, de naturaleza y aventura, entretenimiento y relajación”, se lee.

Según se resalta en su página oficial, el proyecto contempla construir un puerto de clase mundial.
Cabe mencionar que el proyecto se mantuvo en planificación durante más de 6 años, pues tuvo que enfrentar varios retrasos por la crisis sanitaria del COVID-19. Para poder avanzar, la iniciativa requiere de la aprobación de varias entidades: Autoridad del Proyecto Costa Verde, Autoridad Portuaria Nacional, Municipalidad de Miraflores y la Marina de Guerra del Perú. Esta última ya le habría dado su venia.
Por su parte, el Consejo Nacional del Colegio de Arquitectos del Perú indicó que el proyecto no cumple con las exigencias necesarias para su realización. Asimismo, señaló que ocasionaría una afectación e incompatibilidad con la naturaleza jurídica, urbanística y ambiental del ámbito de la Costa Verde, resaltando incluso que la longitud del muelle del Terminal Bahía de Miraflores duplicaría al del Puerto de Chancay.
Características
De concretarse, el terminal portuario se ubicaría en la Costa Verde, a la altura del Cuartel San Martín, y se diseñaría para operar como un “Home Port”, donde los cruceros inician y finalizan sus itinerarios. Se estima que cada crucero podría recibir un promedio de 1.300 turistas, lo que significaría cerca de 40 mil turistas al año. En tanto, se contempla que la longitud del terminal sea de 294 metros, con una manga de 32 metros, y que tenga capacidad para 2.000 pasajeros.
Sus diversas instalaciones incluirán: un puente de acceso, un edificio para la terminal, dos muelles pilotado, un rompeolas, estacionamiento de buses, un hotel emplazado en el mar, parques y ciclovías, así como un área techada para aduanas y equipaje.
Este megaproyecto busca impactar en turismo, comercio y logística, así como facilitar la llegada de turistas internacionales. La iniciativa también incluye deportes náuticos y acuáticos, un centro gastronómico y turístico, con restaurantes y cafeterías, además de un centro de eventos y comercios con una variada oferta.
El ambicioso puerto inició con una inversión de 43,8 millones de dólares, pero se incrementó a 130 millones de dólares debido a las ampliaciones incorporadas, según explicó en su momento Edgar Patiño, expresidente de la Autoridad Portuaria Nacional. De este monto, 80 millones de dólares se destinarían al terminal, mientras que los 50 restantes se utilizarían para la elaboración de expedientes y rutas de acceso.
Colegio de Arquitectos rechaza el proyecto
Mediante un comunicado, el Colegio de Arquitectos del Perú (CAP) dio a conocer sus observaciones sobre el Plan Específico Terminal de Cruceros Bahía de Miraflores, en base al Acuerdo del Consejo Nacional N°05-2025 del 22 de abril 2025 y las opiniones técnicas de sus Comisiones Consultivas de Planificación Urbana y Ordenamiento Territorial.
En el documento, el CAP resaltó el gran valor urbano y paisajístico de la Costa Verde. De igual manera, al ser considerada como una Zona de Reglamentación Especial (ZRE), precisó que en ella solo se pueden ejecutar acciones que sean conformes a su Plan Maestro de Desarrollo y que cuenten con autorización expresa del Consejo Directivo de la Autoridad del Proyecto Costa Verde.
“El expediente del proyecto en cuestión no cumple con las exigencias anteriormente descritas al proponer un Plan Específico ad hoc aislado, que separa el desarrollo del mar de los usos de suelo, y que no sustenta la factibilidad del proyecto en términos de impacto ambiental, impacto vial, gestión de riesgo de desastres, protección ecológica y adaptación al cambio climático“, detalló.
El CAP mostró su preocupación por la posible afectación de áreas de playa utilizadas para deportes y otros fines. (Foto: GEC)
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Además, el el CAP sostuvo que le genera preocupación las imágenes y esquema presentados para el proyecto de marina que incluyen muelles y rompeolas de gran escala, destacando el hecho de que el muelle de cruceros duplicaría el largo del muelle del Puerto de Chancay, y que incluye un rompeolas transversal de piedra.
“Ante la falta de condiciones naturales de bahía, estas construcciones alterarán de forma drástica las mareas y ecosistemas de la Costa Verde, como ya ha sucedido con el Lima Marina Club de Barranco, cuyas dimensiones son inferiores. Por todo lo expuesto, el Consejo Nacional de Colegio de Arquitectos del Perú, estima que dicho expediente debería ser observado por la autoridad competente”
En diálogo con El Comercio, la Arq. Lourdes Giusti, Decana Nacional del CAP, refirió que el la institución no se sitúa en contra de la inversión privada, pues se sabe que en otros países existen proyectos de cruceros similares, sino que la preocupación parte por el efecto negativo que dicho terminal causaría en la Costa Verde y las pocas playas que se tienen habilitadas.
“Nosotros lo que queremos es que se mantenga la playa, la Costa Verde, para nuestros ciudadanos. Y este es un proyecto de un gran impacto que va a traer un serio perjuicio. El muelle duplica el largo del muelle del puerto de Chancay. Incluye un rompeolas transversal de piedra que definitivamente va a generar una alteración drástica en todos los ecosistemas de la zona y en las mareas”, explicó.
Giusti agregó que la empresa inversionista no ha contemplado el tema del impacto vial que supondría una serie de actividades nocturnas de carga y descarga, así como el impacto ambiental a través de la la afectación de las corrientes marinas. Habría una gran demanda logística muy compleja para la operación de un puerto de esta magnitud.

Experto consideró esencial que el proyecto sea socializado y que reciba la opinión de la comunidad.
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“Como colegio de arquitectos, emitimos pronunciamiento en base a la opinión de comisiones consultivas, en este caso, de planificación urbana, tanto de la región Lima como del Consejo Nacional. Ambas instancias están totalmente en desacuerdo en la ubicación y manera que se está planteando el proyecto. Miraflores no es el lugar adecuado”, precisó.
En ese sentido, la arquitecta destacó la existencia de la Ordenanza N°2288 de la Municipalidad Metropolitana de Lima, publicada el 12 de enero del 2021, la cual hace referencia a los procesos de planificación urbana. “Dice que el Instituto Metropolitano de Planificación (IMP) puede contar, para este tipo de proyectos, con un proceso de revisión del Colegio de Arquitectos de Perú-Consejo Nacional”, dijo.
Por otro lado, Giusti explicó que en el 2022, el mencionado proyecto fue recibido por el Colegio de Arquitectos, por lo que se llevaron a cabo conversatorios, se pidieron aportes y se realizaron reuniones de trabajo con la Autoridad de la Costa Verde. Es así que en aquella oportunidad, recordó, todas las entidades pertinentes se opusieron a la iniciativa, razón por la que pasó a ser archivada. Sin embargo, indicó que recientemente el decano de Lima lo ha puesto de nuevo en carpeta.
“Mediante una carta hemos pedido como colegio de arquitectos una reunión al IMP para ir con los especialistas, las comisiones consultivas de planificación urbana que tenemos, dar las razones técnicas y urbanísticas por las cuales no es conveniente esta propuesta“, puntualizó.
Empresa se defiende
Fernando Bertie, gerente del proyecto Terminal de Cruceros Bahía de Miraflores, dijo a El Comercio que la reciente opinión del CAP está fuera de lugar y es extemporánea, por lo que no es vinculante en el proceso de evaluación y aprobación del Plan Específico. Agregó que lo señalado por la institución no tiene sustento técnico y legal alguno, y que ya se procedió a enviarle una respuesta detallada y contundente por escrito.
“Conocemos perfectamente el pronunciamiento y le enviamos una respuesta al colegio de arquitectos, la cual es bastante clara. Dentro del proceso del plan específico, estoy hablando hace más de un año, el colegio de arquitectos tuvo la oportunidad de presentar su punto de vista. En su momento transmitieron su opinión, que no es precisamente esta última que han hecho, que más parece una posición política, no tiene nada de técnico”, comentó.
Bertie reiteró que los pronunciamientos de las diferentes partes involucradas dentro del proceso del plan específico no son vinculantes, sino que solo son opiniones que se emiten. Al final, sostuvo, será el Instituto Metropolitano de Planificación el que verá todos los aspectos, evaluará cada una de las posiciones y determinará lo más conveniente.
“Este pronunciamiento en particular está totalmente fuera del proceso. Sin embargo, sí ha merecido una respuesta de nuestra parte. Una respuesta aclaratoria, porque no nos han hecho ni una consulta a nosotros y hacen una serie de aseveraciones que no son correctas. No han hecho ningún estudio técnico, algo que nosotros sí hemos hecho en diferentes aspectos“, expresó.
Viabilidad de la obra
El gerente de Asuntos Jurídicos de la Municipalidad de Miraflores, Lino de la Barrera, dijo a El Comercio que hasta donde conocen la propuesta del terminal de cruceros sigue siendo eso, una idea, que muestra pocas luces de llegar concretarse. No obstante, dejó en claro que el municipio no está involucrado, no ha prestado asistencia, ni ha dado alguna autorización a este proyecto. Por el contrario, señaló que se muestra en contra del mismo.
“Esta es una iniciativa de una persona privada. Ha sido diseñada pensando en utilizar áreas útiles en las playas de Miraflores que son del servicio de los vecinos. Sin embargo, no se nos ha consultado si estamos interesados en que eso ocurra. Nosotros que somos una corporación de servicio al vecino, no podríamos en ningún caso sacrificar áreas que hoy día tienen que ver con el espacio público”, resaltó.
Sobre lo mencionado por el Colegio de Arquitectos del Perú, De la Barrera señaló que efectivamente se está intentando insertar elementos que pueden cambiar radicalmente la manera de concebir la Costa Verde, la cual, como espacio recreativo, puede tener sufrir serias consecuencias de carácter ambiental, de tráfico y otras cosas más.

El proyecto se mantuvo en planificación durante más de 6 años, pues tuvo que enfrentar varios retrasos por la crisis sanitaria del COVID-19.
“Cuando se nos ha preguntado hemos dicho que tenemos observaciones a la manera cómo se está planteando este asunto. Suena muy bien en el papel, sin embargo, en la práctica puede ser muy complicado si no se trabaja con el debido orden. Nos llama mucho la atención que se haya logrado las autorizaciones de la Dirección de Capitanía para seguir adelante con el proceso“, manifestó.
El funcionario agregó que faltarían conocer todos los estudios, como el de batimetría, para saber cómo van a afectar las obras a las mareas. Detalló que se tiene que tomar en cuenta todos los aspectos, ya que la Costa Verde es una sola y el impacto puede no darse en Miraflores, sino en San Miguel, Magdalena u otros distritos costeros. “Hay que mirar holísticamente las cosas y evaluar si realmente este proyecto es lo que la Costa Verde necesita en este momento”, precisó.
Por su parte, Alexandre Almeida, ingeniero civil de la Universidad de Lima, comentó que este proyecto puede significar una oportunidad estratégica para el desarrollo urbano y turístico en la región, siempre y cuando se garantice su compatibilidad con los instrumentos de planificación, el marco legal y la protección ambiental del litoral. Añadió que existen aspectos que deben ser observados, muy bien trabajados y compatibilizados.
“Las implicaciones podrían estar en el impacto hidrodinámico y ambiental. Es decir, las instalaciones de estructuras como muelles y rompeolas en zonas sin bahías naturales podrían alterar la dinámica de las corrientes. Entonces, para este caso específico es indispensable que la empresa cuente con modelos físicos y numéricos que validen su viabilidad. Simular el impacto a través de modelos y verificar qué pasará en el futuro con las corrientes, la sedimentación y los ecosistemas marinos“, explicó.
Asimismo, Almeida consideró que no solo se trata de hacer estudios, sino que se deben implementar medidas de mitigación y monitoreo continuo para minimizar los efectos negativos en caso de que el proyecto sea implementado. Subrayó que si surgen equivocaciones en una construcción, esto conllevaría a implicaciones gravísimas para el área afectada, desde las playas, la arena, las olas y todo el deporte que gira alrededor de esta.
Otro aspecto a tener en cuenta es la resiliencia, la gestión del riesgo y la movilidad. Dijo que se debe pensar de manera integral el tema de la conectividad vial, el número de personas, cómo estas se trasladarán a este punto y cómo se comportarán todos los carriles y vías de acceso. En este punto sostuvo que se requerirá un plan vial complementario para evitar colapsos por el flujo turístico. “También se debe prever una movilidad integrada con transporte público, estaciones de buses y tránsito peatonal seguro. Son aspectos mínimos que deberían ser tomados en consideración”, opinó.
En tanto, consideró esencial que el proyecto se alinee con el plan maestro de la Costa Verde y que sea pensado según la óptica de la planificación urbana. “Si no existe esta integración puede haber conflictos y retrasos en su ejecución. Lo mismo si no existe un involucramiento de la sociedad cuando se interviene una zona urbana. Es muy importante hacer participar a la comunidad“, finalizó.