La elección del nuevo papa León XIV, anteriormente conocido como el cardenal estadounidense-peruano Robert Prevost, ha causado gran revuelo a nivel mundial. En Perú, una amplia parte de la población ha manifestado su alegría ante la noticia. Sin embargo, aún existe un sector que no estaría del todo conforme con la decisión del cónclave: se trata de los miembros remanentes del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC).
Según relató José Enrique Escardó, primer denunciante de esta disuelta agrupación religiosa, algunos de los miembros más acérrimos del Sodalicio han reaccionado negativamente a la elección de Prevost, viéndola como el paso definitivo hacia la desaparición total del grupo responsable de abusos físicos, sexuales y psicológicos contra menores de edad.
“En los grupos de WhatsApp de los remanentes del Sodalicio, uno de ellos envió un mensaje diciendo que lo peor que les podía pasar era que Prevost fuera elegido papa, y que ahora tendrían que vivir en cavernas o catacumbas. Se están victimizando como si fueran los primeros cristianos. Tienen terror a Prevost y, para ellos, lo peor que podía suceder era justamente esta elección”, reveló el periodista y presidente de la Red de Sobrevivientes al diario La República.
José Enrique Escardó desmintió el presunto encubrimiento de Prevost a abusadores en la Iglesia Católica
Escardó también comentó sobre la labor de Prevost durante su gestión como obispo de Chiclayo. Señaló que, bajo su liderazgo, se logró la renuncia de José Antonio Eguren, exarzobispo vinculado al Sodalicio, congregación disuelta por el papa Francisco.
“El papa Francisco nombró en 2023 al cardenal Prevost —hoy papa León XIV— prefecto del Dicasterio para los Obispos. Ese mismo año envió una comisión investigadora. Cuando la comisión regresó, la primera medida visible contra el Sodalicio fue el pedido de renuncia al exarzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren, el único obispo del Sodalicio. ¿Quién le pidió la renuncia? El cardenal Robert Prevost”, señaló.
El denunciante también abordó las acusaciones de supuesto encubrimiento a abusadores dentro de la Iglesia que habrían sido cometidas por Prevost durante su periodo en Chiclayo. Escardó aseguró que estas denuncias eran falsas y provenían de sectores afines al Sodalicio.
“Semanas después de que se solicitara la renuncia del arzobispo vinculado al Sodalicio, surgieron denuncias de supuesto encubrimiento a víctimas en Chiclayo. Lo que realmente ocurrió fue que Prevost, como obispo, prohibió ejercer dentro de la Iglesia a un abogado que defendía a algunas víctimas. Este abogado, en represalia, emprendió una campaña para desprestigiarlo. Más tarde se supo que dicho abogado tenía vínculos con el Sodalicio. Su campaña fue difundida por medios y personajes cercanos a esa organización”, apuntó.