En un despliegue de fe, tradición y emotividad, miles de devotos acompañaron la emblemática procesión de Viernes Santo por las principales calles de la ciudad de Huaraz, región Áncas.
Durante el recorrido de aproximadamente 16 cuadras, los fieles veneraron las imágenes de Jesús Nazareno, María Dolorosa, San Juan y María Magdalena, en medio de cánticos, plegarias y un profundo recogimiento colectivo.
Lo que distingue a esta procesión de cualquier otra en el país es la presencia de un Cristo articulado, que representa de manera realista las tres caídas camino al Calvario, generando un poderoso impacto visual y espiritual en los asistentes.
Considerada una de las expresiones religiosas más importantes del calendario andino, esta ceremonia reafirma año a año la identidad cultural y la fe del pueblo huaracino.